En 1982, mucho antes de que el K-pop, los doramas o los snacks coreanos se volvieran tendencia, una familia coreana levantó una pequeña tienda en Quito. Su nombre era Casa Korea, y su especialidad eran los productos naturales y medicinales con base en ginseng, una raíz que simboliza la vitalidad y la longevidad en la cultura asiática. Cuatro décadas después, esa misma empresa que comenzó vendiendo frascos de extractos y agujas de acupuntura, se transformó en un fenómeno de retail que hoy lleva la cultura coreana a los centros comerciales más importantes del país.
La historia de Casa Korea comenzó en los años ochenta, cuando el tío de Hanwool Song, actual gerente general de la empresa fundó el negocio. Cuatro años después, en 1986, él, entonces un niño de cuatro años llegó con su madre a Ecuador. Ella se incorporó al emprendimiento familiar que funcionaba en un pequeño local ubicado en las calles 18 de Septiembre y 9 de Octubre. Así mantuvo vivo el negocio, que en sus inicios se destacó por ser el primero en importar ginseng coreano al país y especializarse en medicina natural, multivitamínicos y equipos de acupuntura provenientes de Corea del Sur y China.
Durante los años noventa, la empresa atravesó varios altibajos. En 1995, la madre de Hanwool retomó la administración para preservar el legado familiar luego de un periodo en el que se había alejado del negocio. Décadas más tarde, el relevo generacional se concretó cuando Hanwool, ya graduado en Administración de Empresas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, asumió el liderazgo en 2018.
Su visión fue modernizar Casa Korea sin perder su esencia, ampliando la oferta hacia productos saludables como tés funcionales, bebidas naturales y suplementos alimenticios inspirados en la cultura coreana. Ese mismo año llegaron las primeras importaciones de la nueva etapa: medio contenedor de tés líquidos, un experimento que marcaría el inicio de la transformación de la marca.
El reto no fue solo logístico. Casa Korea debía educar al consumidor ecuatoriano, acostumbrado a otros tipos de productos, y posicionar una oferta completamente nueva. Con la pandemia de por medio, la empresa aprovechó la caída de los alquileres para mudarse a un local más grande en la calle Colón, que se convirtió en su nueva y actual matriz. Desde allí, comenzaron a planificar el giro que cambiaría la marca.
El gran salto ocurrió en 2022, cuando Casa Korea dejó atrás la medicina natural para convertirse en Casa Korea Mart, un concepto inspirado en las tiendas de conveniencia coreanas. La primera sucursal se inauguró en el sector de Iñaquito, con una inversión de alrededor de US$ 10.000 destinada a refrigeradoras, perchas y mobiliario funcional. "No queríamos nada de diseño, solo un espacio para mostrar los productos y enseñar a la gente qué vendemos", explica Song.
La apuesta era arriesgada, después de casi 40 años, la empresa cambiaba su identidad y se abría a un público completamente nuevo. Al inicio, el local no despegó. "Nuestro público era adulto, no joven. Nadie entendía qué era un mart coreano", recuerda. Pero todo cambió, cuando una serie de videos virales en TikTok mostraban tiendas de conveniencia en Corea del Sur. Esas imágenes despertaron la curiosidad del público joven ecuatoriano justo cuando Casa Korea ya tenía el producto estrella listo para vender, las bebidas coreanas tipo pouch, que se volvieron un éxito.
El fenómeno fue tal que las ventas empezaron a crecer, y con ello, las oportunidades de expansión. Un año después de su primer mart, la empresa abrió su segunda tienda en Cumbayá, en 2023, un pequeño espacio de 50 metros cuadrados que sirvió como laboratorio para entender los gustos del nuevo consumidor. La tercera apertura llegaría poco después en Los Chillos, donde la acogida superó todas las expectativas.
Luego, la empresa decidió llevar su propuesta fuera de Quito e inauguró una tienda en Cuenca, con el apoyo de una reconocida diseñadora de retail de esa ciudad. Fue la primera vez que Casa Korea apostó por una concept store moderna y visualmente atractiva, donde predominan los colores rojo, azul y amarillo. El espacio cuenta con una mascota emblemática que atrae a los visitantes, luces cuidadosamente dispuestas que realzan los productos y sus tonalidades, y una ambientación que transporta a los clientes a una tienda coreana en el extranjero. El éxito fue tal, que el local incluso fue nominado a un premio de arquitectura local. "Ahí entendimos que el diseño era tan importante como el producto", recuerda.
En paralelo, Casa Korea fortaleció su presencia en Quito con una ampliación de su local de Iñaquito, creando la Biblioteca del Ramen, una pared entera dedicada a fideos instantáneos de todas las variedades y sabores.
Con esa experiencia consolidada, el siguiente paso fue entrar en los grandes centros comerciales. En junio de 2025, abrieron una tienda en El Recreo. Ahora dieron el salto más importante, su ingreso a Quicentro Shopping, uno de los malls más emblemáticos de Quito, donde abrirá al público este jueves 9 de octubre de 2025.
La inversión para este nuevo espacio superó los US$ 100.000, incluyendo un diseño arquitectónico y mobiliario especializado, lleno de colores en sus productos. Pero el costo más alto no fue el del local, sino el de la formalidad.
"Registrar un producto en Ecuador cuesta entre US$ 1.200 y 1.500 por cada referencia, y tenemos decenas. Es una inversión, pero queremos hacerlo de forma legal y correcta, aunque sea más costoso y demorado", subraya el gerente general.
Hoy, Casa Korea importa en promedio cuatro contenedores mensuales desde Corea del Sur, con productos que van desde tés y bebidas hasta snacks, fideos, dulces, medicina y licores como el soju, uno de los más vendidos. La empresa no solo abastece sus propias tiendas, sino que también distribuye al por mayor. Esta expansión coincide con un contexto favorable: en septiembre pasado, Ecuador y la República de Corea del Sur suscribieron el Acuerdo Estratégico de Cooperación Económica (SECA), el decimocuarto acuerdo comercial del país, que abre el acceso preferencial a la duodécima potencia económica mundial.
En 2024, la facturación anual de Casa Korea superó los US$ 1,5 millones. Además, el equipo creció a 30 colaboradores, y cada tienda recibe alrededor de 200 clientes por día los fines de semana.
Detrás de las cifras hay una historia familiar que se mantiene viva. Hanwool trabaja junto a su madre, la fundadora original y su esposa, oriunda de Baños, quien es clave en la transición hacia un modelo de negocio moderno. "Trabajar en familia no es fácil", admite. "Pero lo bueno es que todos pensamos en el mismo objetivo, hacer crecer el legado que empezó hace más de 40 años."
La historia de Casa Korea también tiene un cierre simbólico. En los años noventa, sus fundadores tuvieron un pequeño local de productos naturales en Quicentro, cuando el centro comercial recién empezaba. Cuatro décadas más tarde, regresan al mismo lugar, pero esta vez como una marca consolidada. "Ver una palabra coreana en Quicentro, en el corazón de Quito, me llena de orgullo", confiesa Song.
Casa Korea planea seguir creciendo. En 2026, proyecta abrir su primera tienda en Guayaquil y explorar el formato de supermercado asiático, que combina distintos productos en un solo espacio de experiencia. También planea ampliar su catálogo con helados coreanos virales y nuevas líneas de alimentos.
De aquella tienda de medicina natural de los años ochenta hoy queda la filosofía: el respeto por la calidad y la perseverancia. El resto, el diseño, los sabores, los colores y la juventud son el reflejo de una empresa que supo reinventarse sin renunciar a su historia. (I)