Julissa Villanueva Periodista
Cuando Estados Unidos anuncie su decisión sobre la revisión de la sobretasa arancelaria a productos ecuatorianos, el país sabrá si el giro comercial de su principal producto de exportación, el camarón, tomará rumbo de alivio o de resistencia. El sector exportador ecuatoriano está a la expectativa de la resolución estadounidense en estos primeros días de noviembre de 2025.
El gobierno de Donald Trump elevó los aranceles a productos de Ecuador del 10 al 15 %, que entró en vigencia el pasado 7 de agosto pasado. Para el caso del camarón, a este valor se suma un recargo del 3,78% correspondiente a derechos compensatorios derivados de la investigación por supuestos subsidios al sector. Por eso, el costo total se elevó a cerca del 18,8%. Se trata de una carga que ha encarecido al crustáceo ecuatoriano frente a sus competidores y que hoy pone a prueba la resiliencia de toda una industria.
Según la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), el mercado estadounidense representa el tercer destino, con el 20 % del total de exportaciones. Entre enero y agosto de 2025, las ventas totales de camarón sumaron US $4.942,8 millones.
El experto mexicano Ángel Rubio, CEO de Expana, una investigadora e inteligencia de mercado para el sector agroalimentario, analiza el panorama global. Dibuja tres escenarios posibles: oportunidad, tensión y transformación estructural. En todos, Ecuador aparece como protagonista de una historia que combina geopolítica y productividad. Rubio fue uno de los expositores de la Aquaexpo 2025, que reunió a la industria mundial en Guayaquil.
¿Cómo se está moviendo el tablero global del camarón con las medidas arancelarias de Estados Unidos?
El mercado ha cambiado radicalmente. Estados Unidos depende en gran parte de la India, su principal proveedor de camarón. Con los nuevos aranceles, que pueden llegar hasta el 58 %, los costos de importación se dispararon. Esto genera una presión inmediata en toda la cadena, desde el importador hasta el consumidor final, y abre espacio para países como Ecuador.
En el caso de Ecuador, se trató de un recargo adicional, ¿cómo India llegó a 58 %?
En el caso de India, ya existían medidas comerciales previas, como los aranceles anti-dumping y countervailing (derechos o aranceles compensatorios), que se ubican por debajo del 10 %. Se esperaba además la aplicación de un arancel recíproco, aunque en ese momento no se conocía cuál sería la tasa exacta. Inicialmente, a ese arancel base de alrededor del 10 % se le sumó otro 10 %, alcanzando aproximadamente un 20 %. Posteriormente, se añadió un incremento adicional del 25 %, lo que llevó la tasa total a niveles cercanos al 45 %. Más adelante, debido al tema del petróleo ruso y la decisión de India de adquirirlo, se aplicó otro incremento. Como resultado, la tasa efectiva terminó rondando el 58 % (...) Si bien los aumentos ocurrieron de manera gradual, el efecto combinado generó este año un impacto significativo y prácticamente inmediato en los costos.
¿Desde cuándo comenzó a aplicarse este último incremento arancelario?
Si la carga no zarpó de su último puerto antes del 27 de agosto, queda sujeta a la nueva tasa. Por ejemplo, si un contenedor salió de Panamá el 28 de agosto y llegó a Estados Unidos el 10 de septiembre, se le aplica ese 58 %, porque zarpó después del 27 de agosto. Esto genera una presión significativa, pero no implica que los precios aumenten de inmediato. ¿Por qué? Porque muchos importadores aún cuentan con inventario adquirido cuando los aranceles eran del 10 %. Por eso mencioné en la charla que estos efectos se suavizan inicialmente: el impacto se compensa con producto comprado bajo condiciones anteriores.
¿Cómo se prevé esta redistribución del mercado?
Esta redistribución de demanda no se da de la noche a la mañana. Si yo compraba 100 contenedores de la India, no puedo simplemente pedirle a Ecuador que me entregue los mismos 100. Su capacidad está al límite. Hoy las plantas ecuatorianas están vendidas hasta por 16 o 18 semanas adelante. El riesgo principal es una caída del consumo. No sabemos si ocurrirá todavía, pero todo indica que esa será la tendencia.
¿Cuál es la situación de los otros proveedores?
Otros proveedores también enfrentaron ajustes: Indonesia pasó de 10 % a 19 % (un aumento de 9 puntos), mientras tanto, Vietnam se mantiene como otro actor relevante en la mezcla de abastecimiento, un 20 %; más el 15 % de Ecuador. Hay que considerar que antes del 2 de abril de 2025, el promedio de ese arancel entre estos países era 0%.
Entonces, ¿qué efecto directo tiene esto en Ecuador?
Cuando la India enfrenta sanciones o sobrecostos, el comprador estadounidense mira a Ecuador. Y ahí viene la frase de mi amigo Gabriel Luna (experto en el comercio internacional del camarón) que siempre repito: "Dios no solo era camaronero, era camaronero ecuatoriano". Durante la crisis del síndrome de mortalidad temprana (EMS) en Asia, los mercados se volcaron a Tailandia. Hoy la historia se repite, pero con Ecuador como protagonista. La industria nacional ha duplicado su capacidad en una década. Donde antes había 40 o 50 plantas, hoy hay más de 130, con tecnología de punta, trazabilidad y certificaciones internacionales.
¿Estamos ante un cambio temporal o estructural en el mercado global del camarón?
Todo apunta a que será estructural. Los costos de fianzas, almacenamiento y financiamiento han aumentado y los importadores están ajustando su estrategia de abastecimiento. Además, India enfrenta un problema sanitario con el EHP (Enterocytozoon hepatopáncreas), que ha afectado su producción. Ecuador, en cambio, mantiene estabilidad productiva y sanitaria. Esto, sumado a su ubicación geográfica y tiempos de tránsito más cortos, refuerza su posición.
¿Cuáles son los factores que hacen de Ecuador un competidor más sólido?
Principalmente su ubicación y condiciones naturales. Al estar sobre la línea ecuatorial, puede producir camarón blanco vannamei todo el año, con hasta cinco ciclos de cosecha, mientras tanto, India solo logra dos. Además, la cercanía con Estados Unidos es una ventaja competitiva enorme: el producto ecuatoriano puede estar en destino en 25 a 28 días; desde Asia tarda dos o tres meses. Esa eficiencia logística es clave.
¿Qué pasa con los formatos y tallas del camarón? ¿Hay una tendencia de consumo distinta?
Sí, el mercado estadounidense ha cambiado. Hace 10 o 15 años, el producto estrella era la cola de camarón: premium, con buena presentación, ideal para restaurantes. Pero la pandemia transformó todo. Al cerrarse el food service, el consumo se movió al supermercado, y con eso creció la demanda de camarón pelado y fácil de pelar (easy peel). Hoy Ecuador tiene la oportunidad de capturar ese segmento de mayor valor agregado. Pero hay un desafío: la cola ecuatoriana sigue siendo símbolo de calidad, aunque el volumen global de ese formato ha venido cayendo en los últimos 15 años. El reto es mantener ese posicionamiento mientras se diversifica la oferta.
Entonces, ¿es el mejor momento para buscar negociaciones comerciales para acuerdos preferenciales con Estados Unidos?
Es posible, pero dependerá de un intercambio. Lo que he escuchado es que, para que Estados Unidos considere bajar el arancel al camarón, Ecuador tendría que aumentar la compra de soja estadounidense. Esto tiene sentido: la soya es el principal insumo para la alimentación del camarón. Así que, si Ecuador compra más soja americana, se facilita una negociación de beneficio mutuo.
¿Cómo describiría este momento para la industria ecuatoriana?
Como una oportunidad estratégica. Ecuador tiene las condiciones para aprovechar la coyuntura: infraestructura, reputación y valor agregado. El país ha demostrado capacidad para adaptarse y crecer, incluso en entornos adversos. Lo importante será mantener esa ventaja con inversión en modernización, sostenibilidad y diversificación de mercados. Ecuador está en el radar mundial. Hoy, el camarón ecuatoriano no solo es un producto, sino un símbolo de resiliencia económica.