Cuando se pretende emprender en reformas del quehacer estatal -de todo y cualquier orden: sociales, económicas, orgánicas- sin antes definir el ámbito superestructural en que deseemos movernos, el resultado será el fracaso.
Acomodar las verdades a conveniencias, así como desatender los hechos verídicos con propósitos de obtener ventajas en perjuicio de terceros, es manifestación de inmundicia ética.
En su proyección racional, la justicia va más lejos que la sola aplicación de la ley. Es una avenencia y armonía entre la norma como enunciado y las particularidades sobre las cuales va, o entra, a regir. Cualquier adaptación que en esencia represente injusticia es inmoral y la desmerece.
Pío IX llega a la extravagancia de prohibir a los católicos participar en la vida política italiana. Lo mismo hace con ciudadanos de otros países europeos. Haciendo hipócritamente de mártir, se declara prisionero del Estado italiano en los aposentos vaticanos hasta su muerte.
La tragedia de Edipo no es lo monstruoso de su pasado pero el fin que tuvo. Los dirigentes indecentes y traumados, privados del imperio que alguna vez tuvieron, emprenden en mañoserías para volver con él.
La religión para Hegel es la representación de una idea. Algo distinto del sentimiento, siendo que dios es el hombre como tal, razón por la cual se lo considera un panteísta. Así sobreviene en la dialéctica hegeliana la filosofía... idea elevada a concepto, que es el absoluto pleno.
El hecho de que en la concupiscencia esté presente una apetencia física en modo alguno es censurable. Podría llegar a serlo en casos de excesos que representen desafueros, abusos y atropellos. Ciertamente, no lo es si la confesión de gusto para el goce es de orden racional, que los hedonistas lo calificarían de elegantes ante el fin perseguido.
En materia de subsidios la atención debe centrarse en aquellos rubros de alta incidencia para las finanzas públicas nacionales. Los de combustibles demandan de medidas correctivas inmediatas, como el gobierno con muy buen criterio lo ha percibido y está en la ruta de enfrentar el reto.
Es indispensable que el país, de manera seria, responsable y dejando de lado consideraciones políticas nocivas, afronte los problemas orgánicos que ya por demasiado tiempo vienen entorpeciendo su progreso. El momento histórico así como la coyuntura lo exigen.
Nos referimos, por ejemplo, a los votos de castidad y celibato... manifestaciones palpables de disparate. Más aún cuando el celibato lo exige el Catecismo "por el Reino de los cielos (1579)". De allí nacen aberraciones que han colocado a la Iglesia, o al menos a parte de sus dirigentes, en entredicho moral y ético.
La sola pretensión de juzgar los móviles que una persona tenga para optar por la eutanasia, o para abstenerse de ella, es manifestación de irracionalidad. Es también expresión de mediocridad intelectual.
La resiliencia exige honestidad en el análisis del universo de los sucesos que ponderan el bien y el mal del desenvolvimiento de la sociedad. Es una revisión crítica generalizada de los distintos factores que gravitan en el conglomerado, a efectos de que la actitud frente a ellos no sea parcializada.
El consenso tenderá a ser "más" encomiable mientras mayores sean las diferencias entre los actores. El consentimiento libre que culmina en consensos hace del hombre un ser digno de enaltecimiento.
Las sociedades plasmadas de seres que miran en exclusiva a lo frívolo, a lo material como razón de su presencia en el mundo, que ponderan el bienestar a la vera de un cargo para con los demás, son consorcios titulares de serios obstáculos para trascender al futuro.
El país está compelido en responsabilidad a aprobar el incremento de IVA propuesto por el presidente Noboa. Negarse a hacerlo sería desconocer el imperativo de contar con recursos presupuestarios para enfrentar el conflicto armado interno declarado en Ecuador, así como las crisis social y económica ecuatorianas.
Mantenernos en el conocimiento sin aterrizar en el entendimiento involucra al riesgo de atesorar las "ideas" lejos de su objetividad. Sucede cuando vivimos lucubrando en un cosmos "idealístico", metafísico sectario, que obnubila la razón.