La eutanasia
El pronunciamiento que las autoridades competentes lleguen a emitir, y que derive en una ley en materia de eutanasia, deberá disociarse de divagaciones religiosas.
El pronunciamiento que las autoridades competentes lleguen a emitir, y que derive en una ley en materia de eutanasia, deberá disociarse de divagaciones religiosas.
A través de la mayéutica, es decir del diálogo trascendente, “penetramos en el pensamiento del hombre”. Al hacerlo conseguimos conocer a la persona tal cual es y no como pretende presentarse. En el campo social y político su importancia es fundamental, siendo que el sociópata y el politiquero transmiten mensajes distorsionantes de la verdad, a efectos de logros que no los obtendrían con esta.
El mundo requiere de debate... pero con seres inteligentes, no con advenedizos insípidos.
Concebir un dios en términos morales como hábito de actuación ética no es negar su existencia. Es, por el contrario, reafirmarlo como algo más tangible que un ser inaccesible. Admitir la presencia de dios con base en "sentimientos" deja de ser agnosticismo para pasar a ser inteligencia.
La razón -aquel don que todos lisonjean tener pero del cual muchos carecen- está siempre convocada a marcar la pauta del bienhacer y bienactuar individual y social. En buena medida, los problemas sociales que gran parte de América Latina está atravesando tienen su origen mediato en la irracionalidad no solo de sus líderes, sino en general de los estratos insensibles a las realidades nacionales.
Defendamos ávidamente nuestro derecho a realizarnos como países soberanos, pero no pongamos en riesgo nuestra soberanía al permitir que deficiencias propias atenten contra el Estado.
Si la vida debe ser digna, la muerte con más razón. Por ende, toda sociedad que respete al hombre está llamada a contar con un régimen legal en materia de eutanasia, que garantice su dignidad en la muerte.
Los verbos españoles “ser y estar”, para la filosofía heideggeriana alrededor de la muerte, son el morir mientras vivimos; es decir, la certeza del fallecer.
El macho indecente, que en realidad lo es siempre, será receptor de cuernos cuando como derivación de todo lo anterior su pareja se sienta sola y abandonada en suerte.
El franquismo sumió a España en serios problemas macroeconómicos y atraso en su desarrollo si lo comparamos con la mayor parte de los países de Europa occidental. Dicen los analistas que, en alguna medida, sus cifras de progreso se asimilan más bien a aquellas de las naciones de Europa del este cuyas políticas Franco tanto odiaba.
En el cometido Franco tuvo el apoyo expreso y tácito de varias instituciones y parcelas de la sociedad española: la milicia, la Iglesia Católica, la prensa (con excepciones puntuales) y la derecha reaccionaria.
La historia no es solo el relato de hechos pasados. Es, ante todo, lección de lo bueno y de lo malo que el hombre ha sido o puede llegar a ser. En tal sentido, estamos convocados a conocerla y a aprender de ella... sea para no repetirla, o para rescatar lo positivo de los sucesos.
Dejemos de dedicarnos a lo fútil, a lo nimio en intelecto. Vamos a por, primero, comprender el alcance de lo que deseamos transmitir. Entendamos las palabras en su real dimensión. No desperdiciemos bríos en recados que nada dicen, salvo por medianía en erudición.
Otro importante factor en la desconexión ante la culpa es el “poder”, sea éste económico o político. Mediante la explotación de la fuerza se humilla a los menos afortunados. Los titulares de imperio lo ejercen obligando a estos a adjudicarse culpas y consiguientes responsabilidades que en verdad no las tienen.
En las sociedades desprovistas de solvencia estructural abundan agentes para quienes hacerse cargo de la culpa es señal de debilidad. Por ende, impresentablemente viven sumidos en autoengaño... importándoles poco o nada la humillación metafísica que representa sumergirse en la inculpabilidad cuando la culpa está llamada a ser aceptada.
La divinidad, para la teosofía, es el hombre mismo cuando acata su propia espiritualidad, la cual no cabe concebirla mediante fetichismos impuestos por iglesia alguna.
Trascendental y meditada sentencia constitucional. Dicta claras instrucciones a los jueces respecto del alcance de sus facultades en cuanto a la resolución de acciones de nulidad sobre laudos arbitrales.
En aras del bienestar personal y social, las sociedades deben estar alertas a toda y cualquier manifestación de los estultos. No podemos perderlos de vista ni dejar de reaccionar frente a ellos.