La Playa Brava cambió en los últimos 10 años y The Grand Hotel Punta del Este fue uno de los protagonistas de esa transformación. Hoy se posiciona como un emblema del turismo de alta gama en la zona y se prepara para celebrar la temporada 2025-2026 con un mensaje claro: el lujo ya no se mide en ostentación, sino en experiencias.
En diálogo con Forbes Uruguay, Gabriel Guerra, gerente general de The Grand Hotel Punta del Este, repasa los hitos de esta primera década, analiza la evolución del destino y adelanta las claves de una temporada que promete marcar tendencia.
—En los últimos años, Punta del Este creció muchísimo, incluso fuera de temporada. ¿Cómo se adaptó el hotel a ese cambio?
—Podemos decir que rompimos con la estacionalidad. El hotel es un destino en sí mismo y este año tuvimos altos niveles de ocupación incluso fuera del verano. En abril, durante Semana de Turismo, estuvimos al 100% de ocupación. En mayo y junio recibimos participantes de importantes eventos internacionales como Radla y Naciones Unidas. Hoy Punta del Este es un destino activo todo el año y el hotel acompaña esa dinámica.
—¿Cómo se preparan para la temporada 2025-2026?
—Con mucho optimismo. Tenemos un buen volumen de reservas confirmadas y una presencia creciente de brasileños, europeos y estadounidenses. Ya no dependemos exclusivamente del mercado argentino. Además, generamos nuestros propios eventos en Huma y en The Grand Center, y preparamos propuestas gastronómicas, sociales, culturales y de entretenimiento que vamos a anunciar en las próximas semanas. Sin dudas será una temporada espectacular.
—The Grand Hotel fue uno de los pioneros en redefinir el concepto de lujo. ¿Cómo interpretan esa tendencia?
—El lujo ya no pasa por lo ostentoso. Hoy significa atención personalizada, experiencias sensoriales, cercanía y anticipación a las necesidades del huésped. Desde el momento en que se confirma una reserva, nuestro equipo entra en contacto con el visitante para preparar una estadía a medida. Por eso nuestro mayor diferencial es, sin duda, nuestro equipo humano.
—El hotel cumple 10 años. ¿Cómo evalúan esta primera década?
—El balance es altamente positivo. Logramos posicionarnos como un referente dentro de los hoteles de lujo de Punta del Este y, particularmente, de la Playa Brava. En estos años crecimos mucho: pasamos de un poco más de 100 a casi 200 habitaciones y sumamos un centro de convenciones único en la zona. Marcamos tendencia y consolidamos una propuesta integral.
—Cuando inauguraron, Playa Brava era una zona con pocos desarrollos. ¿Cómo evolucionó el entorno y el rol del hotel en esa transformación?
—El crecimiento de la Brava es constante y el hotel es uno de sus grandes referentes. Cuando se inauguró, prácticamente no existían las torres que vemos ahora. Hoy somos vecinos de nuevos proyectos, como Cipriani y SLS y protagonistas de una playa espectacular. Tenemos vista abierta hacia La Barra de Maldonado, que es única, y a amaneceres increíbles. En la Mansa hay mucha oferta, pero acá tenemos tranquilidad, exclusividad y conexión natural con el entorno. Queremos ser sus abanderados.
—El hotel creció en infraestructura, pero también en servicios. ¿Qué espacios se destacan hoy?
—Nos gusta decir que somos un crucero encallado en tierra firme. Un lugar que tiene todos los servicios a bordo: gastronomía, entretenimiento, spa, habitaciones confortables, centro de convenciones y vistas excepcionales. Tenemos un kids club, con tres áreas según edades y un equipo de recreadores que los chicos adoran, fitness center, sauna, clases de yoga, entre otros. Sumamos una joyita: Huma, el rooftop del último piso, con una propuesta que marca tendencia. Nuestros bartenders compiten y ganan premios nacionales e internacionales.
* Foto principal: Rodrigo Guillenea.
