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Columnistas
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A esos proyectos rentables, disruptivos y ambiciosos se los debe apoyar, financiar, fomentar. No se puede generar una cultura de puertas cerradas, de temor al cambio y al riesgo.

25 Agosto de 2021 12.17

El Estado de Nueva York tiene una población cercana a los veinte millones de habitantes y un PIB per cápita de US$ 90.000. Ecuador tiene un PIB per cápita de US$ 6.000, con una población similar. Esta diferencia abismal refleja un gran problema de la empresa ecuatoriana: la falta de demanda para el nivel de precios que nos permita ser rentables. ¿Cómo podemos vender con altos márgenes a ciudadanos que no pueden pagarlos? 

La gestión exitosa de una empresa es, en términos sociales, el eslabón más dinámico del progreso. Gestión es constante identificación de oportunidades de inversión, es realizar inversiones instruidas para el aprovechamiento ágil de esas oportunidades y ejecución exitosa. El tiempo entre la identificación de una oportunidad de negocio y su ejecución, por concepto, no debe ser largo -otros la identificarían y ejecutarían antes que nosotros- por lo tanto, la consecuencia de esa oportunidad de negocio: el empleo, se crea de manera dinámica. Eso nos lleva al progreso. Progreso es que una familia que ayer no contaba con ingresos, hoy -por el empleo- tiene alimentos en su mesa: se ha generado riqueza en todas sus dimensiones; para el empleado que tiene alimentos, empleador, inversionista y la sociedad. 

Hace 20 años la quinua era solamente conocida por los niños de la región andina que sufrían tomándola en sopas. Ahora, en el mundo entero, la quinua se vende como un “súper alimento”, en lugares insospechados. El mercado interno es importante, pero no olvidemos que pasando las fronteras hay un universo de posibilidades y consumidores que aún tenemos que explorar y que nos van a permitir -si es que generamos buenos productos y servicios- ser rentables sin depender del mercado interno.

Los esfuerzos de generar empleo -mediante intervención del Gobierno- a través de empresas públicas, obras y empleo públicos fracasó; en su sostenibilidad, en su eficiencia y transparencia. Debemos generar empleos de calidad para los ecuatorianos de hoy sin endeudar a las generaciones del futuro, resolviendo el problema ahora, trabajando ahora. ¿Cómo nos hacemos ricos entonces? ¿Cómo logramos incrementar el PIB para que aumente la capacidad de gasto de la gente?

Con proyectos rentables, que se derivan de un caso de negocio basado en supuestos a futuro. Proyectos reales y ejecutables generados con rigurosidad, sin cabos sueltos, sin expectativas irreales, con mucho trabajo, con planes de acción sólidos, completos y con compromisos públicos y privados. La única incógnita permitida es acerca de dónde vienen los fondos para ejecutar ese plan. Proyectos verdaderamente bancables. Sin olvidar lo más importante: la diferenciación, tasas de rentabilidad muy superiores a las de otras regiones.

Estos proyectos enfocados a la exportación de conocimiento y productos de calidad van a incrementar la riqueza de la nación, una riqueza basada en su ubicación en la dinámica de consumo mundial. El empleo se adaptará naturalmente a las oportunidades, se consolidará y capacitará una masa laboral dispersa en los sectores con más crecimiento.

Como consecuencia de esa dinámica de empleo, se incrementará la capacidad de consumo nacional medio, se va a expandir la frontera de riqueza y esto permitirá el desarrollo de una demanda interna superior, con una mayor capacidad de consumo que, a su vez, permitirá pensar en adecuadas rentabilidades a las empresas en el mercado nacional fuera de esquemas de competencia de precios. Una capacidad de consumo, que, en buena medida, será independiente del estado las arcas fiscales, del gasto público y será sostenible.

A esos proyectos rentables, disruptivos y ambiciosos se los debe apoyar, financiar, fomentar. No se puede generar una cultura de puertas cerradas, de temor al cambio y al riesgo. A todo nivel, desde el emprendedor que desarrolla una aplicación móvil hasta el empleado que tiene una idea de mejora de la línea de producción. Invertir es arriesgarse adecuadamente. Cuando seamos capaces de desarrollar como sociedad, proyectos rentables enfocados en exportar riqueza a través de servicios y productos, estaremos más cerca de ser ricos. Y cuando la inversión tenga los incentivos públicos y privados para quedarse en el país, cuente con el talento humano profesional que permita ejecutar sus proyectos y le ayuden a generar nuevos y mejores proyectos, la riqueza permeará en toda la sociedad.  (O)

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