Disrupciones
Las disrupciones tecnológicas, por ejemplo, una vez acogidas, se incorporan a la vida de la sociedad. Las disrupciones políticas y económicas pueden ser reversibles. En uno y otro caso, la reflexión es necesaria en cualquier sociedad deseosa de planificar y progresar.

Lo ideal es que todo proceso de crecimiento nacional, empresarial o individual lleve aparejado un proceso de reflexión que permita apreciar y entender los hechos de historia.

En el mundo de la hiper comunicación, de la insoportable fragilidad de las noticias, de la ausencia de pausas, del exceso de información y conectividad, es menester ser críticos, anticíclicos y enfrentarnos al pasado para proyectarnos a un futuro de crecimiento.

Es así que escribo estas breves líneas, pensando que la tierra está por terminar de dar su vuelta al Sol, para enunciar algunas de las disrupciones que a mi juicio nos pueden dejar ciertas reflexiones.

Comienzo por la seguridad. En Ecuador y en otras regiones de nuestra Latinoamérica, comenzamos a apreciar que la seguridad es una carencia constante. Las causas serán diversas, aunque en ciertos países el punto de conexión puede ser el mismo. La seguridad es la principal prioridad para los ecuatorianos como indican las encuestas, sea porque volvimos al pasado (aquel pasado de paz) o porque el presente sin seguridad será nuestro futuro. La reflexión de fin de año es ¿si deberemos aceptar vivir sin ella -la seguridad- y adaptarnos cómo lo han hecho otros países en el pasado a su ausencia o si por el contrario debemos seguir exigiendo un cambio, por hipotético que pueda ser? Dicho de otra manera, anhelar volver al pasado (aquel pasado de paz, aquel Ecuador de antaño) o abrazar el presente (sin seguridad) y aceptarlo como nuestro futuro.

Tecnología, automatización e inteligencia artificial son ciertamente otro de los tópicos que nos provoca innumerables reflexiones. En el 2025 se cumplen tres años del lanzamiento de ChatGPT y de la llegada de los algoritmos generativos -o degenerativos, dirían algunos- en el quehacer diario de todos, o de la mayoría de los seres humanos. La disrupción tecnológica causada por la automatización y la inteligencia artificial dan para muchas reflexiones desde la óptica de las actividades cotidianas hasta la educación, los servicios financieros, el derecho, la arquitectura y muchísimas actividades y profesiones, que se han visto y continuarán siendo sometidas a tal irreversible disrupción, como ya lo predijo Clay Christensen al anticipar que la tecnología disruptiva sólo se volverá más frecuente. La reflexión que debemos hacernos es más bien axiológica antes que tecnológica: ¿debe el ser humano continuar abierto, sin limitación, a la automatización e inteligencia artificial, o se requieren regulaciones que limiten el uso de la automatización e inteligencia artificial para lograr un adecuado equilibrio, considerando además que las tecnologías disruptivas una vez acogidas por la sociedad se vuelven de aceptación y uso irreversible?

Otra disrupción se dio en el comercio internacional de bienes. El mundo se enfrentó a nuevas políticas estatales, en las cuales las grandes potencias del mundo se alejaron de las tradicionales prácticas diplomáticas de negociación para establecer los aranceles o tarifas aplicables a la importación de bienes en sus mercados incumbentes en negociaciones geopolíticamente transaccionales. Este alejamiento está marcando una nueva era en el comercio mundial y en los equilibrios geopolíticos, donde ciertos soberanos han sido disruptivos de la arquitectura de la postguerra. La reflexión que nos provoca esta disrupción es ¿si salir o alejarse de aquel estado de derecho internacional aleja al mundo de aquella visión occidental que marcó al mundo libre desde hace 80 años o si por el contrario es necesario que occidente, unido y sustentado en las bases ya establecidas, lidere una nueva arquitectura del comercio internacional, entendido aquel como un medio para la paz mundial?

La energía y la neutralidad no se quedaron fuera de la disrupción. Todos recordamos el compromiso del mundo desarrollado de alcanzar la meta de la neutralidad en las emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2050 para limitar el calentamiento global en 1,5 grados centígrados. Comenzando con Inglaterra, se observó desde hace poco tiempo y se ha plasmado con claridad en este año con las políticas de Estados Unidos, un incuestionable alejamiento de los líderes europeos inicialmente, y luego el resto del mundo, de aquellas metas que hoy se ven como las causantes de la pérdida de competitividad de una Europa progresista, a la cual China y Estados Unidos le han dado la espalda en cuanto a sus políticas energéticas, a las que ven como opuestas a las necesidades para alcanzar el liderazgo tecnológico mundial. La competencia por la automatización y la inteligencia artificial provocan una inusitada sed de metales y tierras raras, combinada con la urgencia por construir centros de datos, los que a su vez están sedientos de nuevas energías. En cuanto a este tema, la reflexión es ¿si aquella Europa está o estuvo tan equivocada al promover los acuerdos para la neutralidad o si el mundo podrá entender la necesidad de encontrar otras maneras de mitigar un cambio climático que aquel parece olvidar compatibilizando las cada vez mayores necesidades de minerales y energía indispensables para la rapidísima transformación tecnológica?  

Las disrupciones causan cambio. El cambio, una vez acogido, hace de la disrupción parte de la vida de la sociedad. No todas las disrupciones son irreversibles, pero algunas si lo son. Las disrupciones tecnológicas, por ejemplo, una vez acogidas, se incorporan a la vida de la sociedad. Las disrupciones políticas y económicas pueden ser reversibles. En uno y otro caso, la reflexión es necesaria en cualquier sociedad deseosa de planificar y progresar. 

¿Ecuador, y tú, reflexionas? (O)