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Parque Nacional Yasuní
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El resultado de las consultas deja al país varios mensajes. Entre ellos: la urgencia de trabajar por el cambio de la matriz energética, el fortalecimiento del turismo comunitario sostenible, el canje de deuda por propuestas de cuidado ambiental. 

30 Agosto de 2023 11.08

El 20 de agosto el país volvió a las urnas. Como era de esperarse, la elección de Presidente y Vicepresidente acaparó la atención. Dominó las noticias, los análisis, las apuestas, las encuestas. Las consultas del Yasuní y Chocó Andino – a pesar de su trascendencia- se movieron en un segundo plano.

La consulta para dejar bajo tierra el petróleo en el Yasuní fue planteada hace 10 años. Fue aprobada finalmente por la Corte Constitucional y operativizada por el CNE. La pregunta decía, “¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo?”. La argumentación de los defensores apuntó a preservar la biodiversidad y la protección de pueblos de la zona. Alertó sobre los peligros de derrames, los riesgos de contaminación, el consumo excesivo del agua, el escaso beneficio social.

La ciudadanía se pronunció afirmativamente, contra todo pronóstico y a pesar de la campaña en contra. 58.99% optaron por el SÍ y el restante 41.01% por el NO. El Estado deberá, conforme al resultado, suspender la explotación y desmantelar las instalaciones. 

La consulta sobre el Chocó Andino tiene menos historia y convocó solo a los quiteños. Incluyó 4 prohibiciones. La pregunta base fue: “¿Está usted de acuerdo con prohibir la explotación de minería metálica artesanal dentro del Área de Importancia Ecológica, Cultural y de Desarrollo Productivo Sostenible conformada por los territorios de las parroquias de Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto, que conforman la Mancomunidad del Chocó Andino?”. Las otras 3 preguntas refieren a diversas escalas de explotación: pequeña, mediana, y de gran escala.

Los argumentos esgrimidos aludían a la preservación de la biodiversidad, al manejo de desechos y a amenazas de proyectos que no cumplirían con todas las normas sociales y ambientales. Resalta la idea de unidad de la zona, que incluye dimensiones ecológicas, de desarrollo productivo y cultural. El resultado en las 4 preguntas favoreció al SÍ en más de un 68%.

La campaña tuvo como actores no programados a instituciones del estado y a varios medios de comunicación. Prevaleció en ella un enfoque economicista y catastrofista, el pronunciamiento de actores sociales que se verían afectados con la suspensión de la explotación, la escasa inserción en las tendencias mundiales sobre ambiente. Del lado de los defensores -con limitados recursos- se posicionó poderosos mensajes, especialmente dirigidos a los jóvenes. La alta adhesión de la juventud al candidato presidencial Daniel Noboa -que se inclinó por el SÍ en las consultas- ratifica este criterio. 

El resultado de las consultas deja al país varios mensajes. Entre ellos: la urgencia de trabajar por el cambio de la matriz energética, el fortalecimiento del turismo comunitario sostenible, el canje de deuda por propuestas de cuidado ambiental.  Y más allá del tema particular, la obligación del estado de atender integralmente a las poblaciones involucradas para que no tengan que cobijarse bajo proyectos de extracción, como ha sucedido en la Amazonía. 

MENSAJES Y DESAFÍOS

El desenlace de las consultas -más allá del acuerdo o no con las mismas- tiene su sentido histórico. Es la primera vez que sucede un pronunciamiento de esta naturaleza en el país y en la región. Una sorpresa que ha circulado profusamente a nivel mundial. Una iniciativa que sienta precedentes.

Los resultados logrados plantean al país varios desafíos.  El primero refiere al concepto y políticas de desarrollo. Parece momento de superar la visión que asocia desarrollo con crecimiento (corto plazo) para incursionar en visiones integrales y de largo aliento. Visiones que tienen al ambiente y la sostenibilidad como pilares.

Un segundo tiene que ver con la distribución de la riqueza. Con políticas que garanticen que los recursos obtenidos no se pierdan en burocracia ni corrupción y sirvan en primer lugar -no único- para los habitantes de las zonas de intervención.

Y un tercero que aborde el tema de la participación. No como un tema ornamental que se puede obviar, manipular o rodear, sino como componente esencial de las explotaciones. Consultas informadas y de calidad. Sin trampas ni medias tintas. Transparentes.

Resulta relevante evitar la politización de los temas mencionados. Demandan enfrentarse como país considerando los avances mundiales sobre el trío economía-ambiente-sociedad. Tratarlos más allá de intereses partidarios y posiciones excluyentes. Todo indica que una minería responsable con la gente y cuidadosa con el ambiente es posible. Existe la tecnología para lograrlo. Se necesita visión integral, voluntad, conciencia y controles. 

Al momento de escribir estas líneas, se ha instalado en el país un acre debate sobre aplicabilidad de los resultados del Yasuní…. Desenlace inesperado y peligroso. (O)

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