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El poder del nearshoring en América Latina: ¿Ecuador puede aprovechar la ola?

Isabel Muñoz

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La ola del nearshoring no se va a detener pronto. América Latina tiene el momento y las condiciones para reposicionarse en el mapa de la producción mundial. Ecuador, aunque con retos evidentes, tiene también oportunidades únicas.

8 Octubre de 2025 14.44

En el mundo de los negocios, hay una palabra que está sonando cada vez más fuerte: nearshoring. Puede que suene técnico, pero en realidad es bastante sencillo. Se trata de que las grandes empresas decidan mover parte de su producción o servicios más cerca de sus principales mercados de consumo, en lugar de mantener todo en Asia. Es decir, menos "made in China" y más "hecho en el vecindario".

¿Por qué ahora? La pandemia, las tensiones geopolíticas y el costo logístico de enviar un contenedor desde Asia hasta América han hecho que muchas compañías miren hacia América Latina como un destino más estratégico, cercano y confiable. México ya es el gran protagonista, pero otros países como Costa Rica, Colombia y República Dominicana también han sabido subirse a esta ola.

Y aquí viene la gran pregunta: ¿puede Ecuador aprovechar este fenómeno? Ecuador tiene algunas ventajas nada despreciables. Para empezar, el dólar como moneda oficial es un plus enorme. Para un inversionista extranjero, no tener que preocuparse por devaluaciones es un alivio. Además, la ubicación geográfica es estratégica: estamos en la mitad del mundo (literal), con puertos que pueden conectar tanto hacia EE. UU. como hacia Asia.

El país también tiene sectores que ya brillan por sí mismos en el escenario internacional: el camarón, las flores, el cacao y el café especial son productos premium que hablan de calidad y de una marca-país fuerte. A eso se suma un talento joven en áreas de tecnología y servicios digitales que empieza a consolidarse.

Pero no todo es tan simple. Ecuador enfrenta problemas de seguridad que, aunque no nos guste admitir, pesan en la confianza de quienes piensan invertir. La infraestructura , carreteras, puertos y conectividad digital todavía tiene mucho camino por recorrer si se quiere competir con países que llevan años preparando el terreno. Y claro, la inestabilidad política tampoco ayuda: para una empresa global, cada cambio de reglas es un freno de mano.

Aun así, hay sectores donde Ecuador podría jugar con ventaja. Los servicios digitales y de outsourcing (como software, call centers o fintech) tienen un potencial enorme: talento preparado, costos competitivos y un huso horario ideal para atender al mercado estadounidense.
La agroindustria premium también tiene campo para crecer: cada vez más consumidores buscan productos sostenibles, de origen claro y con valor agregado, algo en lo que Ecuador ya tiene experiencia.

Y no olvidemos la transición energética: con la capacidad hidroeléctrica del país, existe la posibilidad de presentarse como un destino de producción más verde, algo muy atractivo para marcas internacionales que quieren reducir su huella de carbono.

La ola del nearshoring no se va a detener pronto. América Latina tiene el momento y las condiciones para reposicionarse en el mapa de la producción mundial. Ecuador, aunque con retos evidentes, tiene también oportunidades únicas.

La clave está en si logra resolver sus pendientes, seguridad, infraestructura, acuerdos comerciales y aprovechar sus fortalezas, el dólar, talento y productos premium. Tal vez no estemos destinados a ser el próximo México, pero sí podríamos convertirnos en un actor inesperado dentro de esta nueva geografía de las cadenas de suministro.

Al final, la pregunta no es si Ecuador puede aprovechar el nearshoring. La verdadera pregunta es si estamos listos para hacerlo. (O)

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