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La administración Noboa tiene la oportunidad de marcar una diferencia histórica. Si apuesta por la inversión y el crecimiento, podrá romper el ciclo del endeudamiento y dejar atrás una economía basada en parches.

4 Julio de 2025 15.31

El Ecuador ha caído en una trampa fiscal de la que solo podrá salir si se toman decisiones audaces y estructurales. La receta de más impuestos y más endeudamiento está agotada. Con un déficit fiscal que bordea los 3.000 millones de dólares, seguir recurriendo a préstamos internacionales sin transformar el modelo económico es insistir en una medicina que ya no cura.

Puede sonar a una verdad de Perogrullo, pero ya no es sostenible incrementar impuestos en un entorno de bajo crecimiento. La única manera de aumentar la recaudación es haciendo que más personas y empresas generen más riqueza, y esto se logra incentivando la inversión y el emprendimiento, no gravándolos hasta asfixiarlos. 

Por ello mi insistencia de que el foco principal del trabajo del Ejecutivo debe ser la inversión. La administración Noboa tiene la oportunidad de capitalizar la reducción del riesgo país para atraer capital extranjero, así como facilitar la inversión local en infraestructura. En ese contexto, el presidente ha mencionado en varias ocasiones su interés por mejorar la infraestructura nacional, pero ante las restricciones fiscales esto solo será posible si se recurre a mecanismos como las alianzas público-privadas. Invertir en carreteras, puertos, telecomunicaciones y energía con participación privada no solo dinamiza el empleo y el consumo en el corto plazo, sino que mejora la competitividad a largo plazo, haciendo al país más rentable para todos.

Esta narrativa de impulso a la atracción de inversiones, evidentemente queda incompleta si no se trabaja, además, en un correlato de actualización (y no de reforma) de la infraestructura tributaria nacional. Somos ocho millones de personas que estamos dentro de la población económicamente activa del país, pero apenas dos millones de ellas aportan al fisco. Este dato refleja una realidad que el Gobierno debe asumir: ampliar la base tributaria es clave, pero no se logrará con reformas impositivas que solo castigan a los mismos de siempre. Se necesita identificar e incorporar capitales que hoy se mueven en la informalidad. 

La Ley de Inteligencia, recientemente aprobada, tiene entre sus componentes el fortalecimiento de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) y esta entidad bien podrían convertirse en una herramienta eficaz para este fin si el Ejecutivo la utiliza con visión estratégica.

La administración Noboa tiene la oportunidad de marcar una diferencia histórica. Si apuesta por la inversión y el crecimiento, podrá romper el ciclo del endeudamiento y dejar atrás una economía basada en parches. La decisión es suya, presidente, y el tiempo apremia. (O)

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