El viejo sabio
De tono cálido y palabra pausada. De ojos que destellaban cuando reconocía haber llegado a conclusiones asombrosas. De sonrisa pícara como de quien se sabe especial. De mente lúcida como baúl del saber.

Una anomalía en el sistema, un dato aberrante de la estadística del mundo, como repetirse un eclipse solar total en un mismo lugar, como ganar la lotería más de una vez, como sobrevivir a siete balazos letales: José Alberto Mujica.

No me refiero al niño al que le gustaba más la tierra que la escuela, ni al joven guerrillero Tupamaro, armado con su pistola y asaltante de bancos, tampoco al hombre que, encarcelado y torturado durante doce años, escuchó a las hormigas gritar, ni al más pobre de los presidentes del mundo, o más austero como él prefería que lo llamaran.

Me refiero al viejo sabio: a Pepe, la evolución de todos los anteriores.

Dicen que el cariño nace de la admiración y yo lo tuve cerca a través de una pantalla. 

Entrevista tras entrevista descubrí algo distinto, alguien distinto, un fenómeno antes no visto.

¿Qué era eso que lo hacía diferente?

"Vive como piensas, de lo contrario terminarás pensando como vives".

Coherencia: la rareza del mundo actual.

Un hombre sin títulos académicos, un hombre agricultor: cultivó su tierra, su palabra, los afectos, su pensamiento y su alma. 

Fue un político, de esos en extinción: honesto. Decidido a vivir como la mayoría y por su causa. 

El presidente uruguayo de la chacra jamás se traicionó. El poder nunca le cambió el rostro.

De tono cálido y palabra pausada. De ojos que destellaban cuando reconocía haber llegado a conclusiones asombrosas. De sonrisa pícara como de quien se sabe especial. De mente lúcida como baúl del saber. Me placía escucharlo hablar desde su silla, en un intento por quedarme con algo de él.

"La felicidad no puede ser algo muy lejano a la libertad".

Ha muerto, cargado de vida. 

De ese legado, como único hijo, para un mundo que finge parecer más que esforzarse por ser.

Con la convicción de sus ideales y el respeto por los del resto.

"Caer y volver a levantarse. Derrotados son los que dejan de intentar".

Él ya era el cambio que perseguía.

El ser humano se ve mejor cuando se mira a Pepe y desde los ojos de Mujica.

Una anomalía en el sistema, un dato aberrante de la estadística del mundo, como un meteorito que cae en el patio de la casa, como un huracán que no lastima, como ser el mismo en la pobreza y en el poder: el viejo sabio. (O)