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Qué pasa cuando por mucho que tratas de elevarte, por encima de tus creencias limitantes, por encima de las voces en tu cabeza que te dicen que las cosas siempre van a ser igual, por encima de lo que conoces como posible, no ves resultados y las cosas no cambian. Todos te dicen que debes luchar por tus sueños, pero nadie te dice qué hacer cuando esa lucha no da frutos.

20 Octubre de 2022 01.32

Siempre he estado acostumbrada a salirme con la mía en mi carrera. Cada paso que he tomado me ha llevado en la dirección que he querido o me ha desviado a direcciones más altas, pero esa es solo una de las áreas de mi vida. Existe otra área en la cual por mucho que intento vibrar alto, nunca obtengo lo que quiero. Un domingo, luego de una experiencia desastrosa en esa área, me puse a pensar: ¿Qué significa elevarse? Y sobre todo, ¿qué hacer cuando por mucho que intentas ser tu mejor versión las cosas no cambian?

Un día leí una frase que decía que para tener una vida extraordinaria no necesitas ser alguien especial, solo necesitas decir que sí. Sí, a esa versión que sientes que es posible. Comencé este año con un fuerte presentimiento, una visión de lo que podía crear, me subí a la energía del gozo, cuestioné mi definición de éxito y comencé a decirle que sí, a lo que mi intuición me decía que podía ser mi vida, entonces comencé a ver hechos realidad mis sueños más profundos. Fue así que se me hizo fácil asumir que la gente que no alcanzaba su nivel más alto era porque habían escogido decir que no. 

Puede que sea cierto y hay mucha gente que no responde a su llamado, perdiéndose de vivir la realidad que podrían crear, pero ¿qué pasa con esa gente que decide decir que sí a la vida más extraordinaria posible, pero no ve resultados?

Qué pasa cuando por mucho que tratas de elevarte, por encima de tus creencias limitantes, por encima de las voces en tu cabeza que te dicen que las cosas siempre van a ser igual, por encima de lo que conoces como posible, no ves resultados y las cosas no cambian. Todos te dicen que debes luchar por tus sueños, pero nadie te dice qué hacer cuando esa lucha no da frutos. 

Cuando por mucho que creas el mejor de los contenidos no obtienes más seguidores, cuando por mucho que conoces cuánta capacidad tienes no consigues el trabajo de tus sueños, cuando entregas la mejor actitud y tienes el mayor potencial, pero no te dan ese ascenso que tanto anhelas. 

Pensé y pensé, y entonces vinieron a mi tres preguntas más expansivas. 

1.- ¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta de que un no es tan bueno como un sí?

Estoy tan agradecida por todos los “sí” en mi vida, pero honro también los “no” porque me han traído a este momento que no cambiaría por nada. Nos frustramos tanto por las puertas cerradas, interpretándolas como incapacidad o injusticia, sin darnos cuenta de que las puertas cerradas nos redireccionan a posibilidades más grandes. Pienso en todos los trabajos que me dijeron que no, los ascensos que nunca se dieron, incluso el trabajo donde me dijeron que yo no era suficiente y me siento tan agradecida. Mi vida sería otra si me hubieran dicho que sí. Debemos interpretar cada circunstancia a nuestro favor, porque “suerte” no es algo que te pasa, eres tú usando cada circunstancia para elevarte. 

2.- ¿Qué pasaría si no vemos resultados de nuestro esfuerzo y sin embargo, seguimos siendo fiel a nuestra alma?

Es muy fácil dar el brazo a torcer cuando no ves resultados, pero si te rindes no estarías escogiendo la realidad que quieres, sino conformándote con la que te tocó. Seamos fiel a nuestra alma y nuestros deseos, porque al menos así sabremos que cada día somos creadores y no víctimas. 

3.- ¿Qué pasaría si nos divertimos tanto siguiendo nuestro llamado que no importaran los resultados?

Siempre he pensado que la frase más cursi es que “la felicidad no es el destino, sino el camino”. Pero cuando me hice esta pregunta, por primera vez me hizo sentido genuinamente esa frase. Cuando haces las cosas porque te causan gozo, las vas a seguir haciendo así no veas resultados, porque el solo hacerlas te llena. Por eso deberíamos dejar que el gozo sea nuestra razón de hacer las cosas y no el resultado, porque de esa manera aun si los resultados no son lo que esperamos, nos estaremos divirtiendo al seguir nuestro llamado. Brené Brown dijo una vez, “la pregunta no es qué harías si supieras que no puedes fallar. La pregunta es, qué vale tanto hacer que no importa si fallas porque el simple hecho de hacerlo es un privilegio”.

Entonces, qué pasaría si escogiéramos,

seguir nuestra intuición, 

honrar nuestros deseos, 

interpretar todo a nuestro favor, 

dar un salto de fe…

 

NOS ELEVARÍAMOS. (O)

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