La forma en que evaluamos el aprendizaje y certificamos el talento está siendo interrumpida por la inteligencia artificial y, particularmente por su representante más visible: ChatGPT. Esta tecnología está obligando a las instituciones de educación superior (IES) a reconstruirse. Algunas organizaciones y sectores de la economía necesitan moverse más rápido que otros para determinar en qué medida la inteligencia artificial generativa se integrará en los sistemas organizacionales. La educación superior está en primera línea, las universidades otorgan credenciales a los estudiantes a través de las cuales se valida la adquisición de conocimientos y competencias.
Con el aparecimiento de la IA generativa los docentes universitarios tienen complicada la tarea de validar dichos conocimientos y habilidades adquiridas por un estudiante, sobre todo si se mantienen usando formatos tradicionales de enseñanza y evaluación. Actualmente las conversaciones sobre la integridad académica es un tema candente entre los estudiantes y profesores. En algunas instituciones se ha empezado a aplicar algunas contramedidas pedagógicas (pe. exámenes orales), sin embargo, no se considera que GPT3 aumentará en sofisticación, con nuevas iteraciones. En ese sentido los procesos cognitivos humanos, el conocimiento estratégico y la inteligencia emocional, ahora más que nunca, son fundamentales. Las universidades necesitan enseñar y evaluar procesos, no productos terminados.
Parecería que la IA generativa ha desnudado y puesto de manifiesto las falencias de la educación superior. En términos administrativos, muchas instituciones manejan procesos burocráticos lentos y caducos. En el ámbito académico, a menudo se evidencian contenidos que están desconectados del estudiante y de la industria, las evaluaciones no miden el aprendizaje. En lo físico, las instalaciones no son propicias para el aprendizaje, muchas instituciones no han podido modernizar sus campus.
Muchas IES no lograron cambiar a pesar de la enorme interrupción causada por COVID-19. A pesar de haber capacitado a cientos de profesores para impartir cursos en línea y haber invertido ingentes recursos digitales, la mayoría de las instituciones han vuelto a implementar todos los métodos antiguos. Ahora tenemos a ChatGPT ofreciendo una interrupción de tamaño similar o superior a la del COVID-19, amenazando la continuidad del negocio de una manera inesperada. La escala y el ritmo de este cambio significa que los fundamentos tienen que cambiar más allá de cómo enseñamos y evaluamos a los estudiantes. A continuación, les comparto dos acciones concretas en las que las IES pueden trabajar y reconstruirse mejor después de esta interrupción actual.
Las IES otorgan títulos basados en horas de estudio o número de créditos completados. La cantidad de créditos que un estudiante necesita completar es determinado por los organismos que regulan la educación superior en un país y generalmente tienen su base en el sistema Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos (ECTS) o en el sistema basado en créditos de los Estados Unidos que mide las Unidades Carnegie. La IA generativa puede cambiar la carga de trabajo asociada con el logro de los resultados del aprendizaje. Esto significa, de acuerdo con el modelo de créditos, que los estudiantes deberían tener la posibilidad de culminar sus programas en menos tiempo. Los organismos de control de las IES probablemente deberán repensar cómo se calcula la carga de trabajo del estudiante y acortar el tiempo que lleva obtener una carrera universitaria para algunas disciplinas.
Por otro lado, la planificación académica debe ajustarse a la forma en que los estudiantes interactúan con las plataformas tecnológicas. Es fundamental preguntarnos ¿Qué disciplinas se pueden aprender en un tiempo más corto debido a las plataformas de IA generativa? ¿Qué clases necesitan más horas de contacto? Se necesita de un sistema que permita abordar de mejor manera las diferencias entre asignaturas en lugar de planificar todos los cursos por igual debido a que la IA generativa afecta a las disciplinas de manera diferente. Esto puede significar que, para algunas disciplinas, la instrucción en línea durante 30 minutos cuatro veces por semana sea una mejor forma de entrega que sentarse en un aula durante una hora y media dos veces por semana. La planificación académica actualmente está vinculada exclusivamente con la carga de trabajo, y no con el logro de resultados de aprendizaje.
La educación es un proceso, no una colección de productos. Lamentablemente el modelo tradicional de la educación superior promueve la cultura de los productos académicos. Ese enfoque ahora está obsoleto, ya que el desarrollo de productos puede ser completamente automatizado. Las IES necesitan hacer cambios disruptivos, la sociedad necesita líderes que hagan propuestas audaces. Y es fundamental que la industria ayude a financiar estos cambios, de lo contrario, no habrá talento disponible para dirigir la economía.
Los gobiernos y la industria deben trabajar juntos para financiar estos cambios y garantizar que los estudiantes tengan acceso equitativo y que la economía tenga el talento que necesita. Si la educación superior no realiza cambios significativos, un modelo alternativo de certificación lo reemplazará. (O)
