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A la par de los avances en el campo de la inteligencia artificial (IA), la biología y la tecnología han creado las primeras biocomputadoras. Entre sus beneficios se encuentran la eficiencia energética y la innovación en diferentes áreas de la ciencia. Sin embargo, esto también abre implicaciones éticas sobre el progreso de las nuevas herramientas del futuro.

02 Junio de 2024 15.34

En su obra de ciencia ficción, 'Dune', el escritor estadounidense Frank Herbert se imaginó un mundo diferente al planteado en 'La Guerra de las Galaxias'. Su libro relató que hace miles de años, la humanidad se rebeló contra las máquinas pensantes, resultando en una guerra llamada la Yihad Butleriana. Este conflicto culminó con la prohibición absoluta de las inteligencias artificiales y los robots, imponiendo la idea de que "no se construirán máquinas a la semejanza de una mente humana”. Por ello, la evolución humana tomó un giro de 180 grados hacia las computadoras biológicas, seres que usan su cerebro animal para realizar cálculos extraordinarios. 

Para bien o para mal, la realidad siempre supera la ficción, o en este caso, la iguala. Debido a que en la actualidad ya existen casos prácticos de esta índole, como es el ejemplo de FinalSpark, una startup suiza que está a la vanguardia de un cambio revolucionario en la tecnología informática mediante el desarrollo de biocomputadoras. Su trabajo implica la creación del primer procesador vivo del mundo, que fusiona componentes biológicos con sistemas informáticos tradicionales. Pero, ¿qué son estos nuevos procesadores y cómo funcionan? 

Una biocomputadora es un dispositivo que utiliza componentes biológicos para realizar cálculos y procesar información, en lugar de los componentes electrónicos cotidianos que se encuentran en las computadoras de nuestros hogares. Estos mecanismos aprovechan las propiedades únicas de los sistemas biológicos para mejorar la eficiencia y la capacidad de procesamiento. En la parte de los componentes biológicos, emplean organoides cerebrales, que son pequeños cultivos celulares creados en laboratorio a partir de células madre humanas. Básicamente, el cerebro humano procesa datos a través de redes neuronales biológicas y estas estructuras buscan emularlas. 

Biocomputadoras
Bioprocesadores

Estos organoides pueden replicar algunas funciones del cerebro humano, como la conexión sináptica y la plasticidad. Los mismos que se conectan a sistemas informáticos usuales, lo que resulta en un modelo híbrido capaz de realizar tareas complejas con mayor eficiencia energética. La plataforma de FinalSpark cuenta con 16 organoides del cerebro humano, lo que permite la investigación y el desarrollo remotos. Por solo US$ 500 al mes, los investigadores pueden hacer uso de estas herramientas, mitad humana mitad robot, para sus proyectos académicos.

Este enfoque ha probado ser no solo más eficiente energéticamente, ya que consume hasta un millón de veces menos energía que los chips digitales habituales (lo que se traduce en menos impacto ambiental), sino que también abre nuevas vías para la resolución de problemas complejos y el desarrollo de la inteligencia artificial. Además, la biocomputación puede superar los límites tecnológicos actuales al compactar y aumentar la eficiencia del procesamiento de información.

Sin embargo, de igual forma se abre una nueva puerta hacia la ética de la investigación. La biología sintética, base de las biocomputadoras, también puede ser usada maliciosamente. Existe la posibilidad de que grupos terroristas o gobiernos puedan crear virus o bacterias peligrosas, lo que representa un riesgo significativo para la humanidad. Igualmente, este hito plantea serias preguntas sobre la manipulación de la vida humana y la posible creación de sistemas conscientes o semi-conscientes. Aunque todavía existen grandes diferencias en términos de estructura y adaptabilidad, la regulación de este nuevo tipo de avance debería ir de la mano de una estricta normativa y de un control minucioso por parte de la comunidad científica. 

¿Qué piensas sobre este nuevo tipo de tecnología? ¿Abrirá una nueva caja de pandora como lo predijo Herbert o servirá para llevar a la humanidad a dar el siguiente paso evolutivo? (O)

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