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No existe una receta mágica para poder prescribir las acciones a seguir para que las decisiones sean exitosas pero sin duda es una combinación del olfato político para decidir, la comunicación de la decisión que se va a adoptar y el conocimiento técnico de la medida que facilita la difusión de las mismas.

08 Septiembre de 2021 12.05

Uno de los temas más difíciles de la política económica es poder graduar la forma en que se toman decisiones, la magnitud de las mismas y la oportunidad de adoptarlas. Estos temas son complementarios y no excluyentes, pues muchas veces las acciones en políticas públicas se las adopta en la dirección correcta y en la magnitud adecuada pero se las presenta a la ciudadanía muy tarde, lo que hace que la decisión sea inoportuna, con lo cual no se consiguen los objetivos buscados. No existe una receta mágica para poder prescribir las acciones a seguir para que las decisiones sean exitosas pero sin duda es una combinación del olfato político para decidir, la comunicación de la decisión que se va a adoptar y el conocimiento técnico de la medida que facilita la difusión de las mismas.

El gobierno actual está en una luna de miel, pues además de ser una administración con apenas algo más de 3 meses, los resultados de la gestión en materia de vacunación han sido exitosos. Esto le ha permitido acumular una popularidad superior al 70% y una credibilidad ciudadana superior al 60%. Estos son atributos valiosos que sin duda le brindan al gobierno y al Presidente un capital político que facilita la adopción de decisiones en políticas públicas. Es por esta razón que las acciones en materia de política económica en aquellos ámbitos que son sensibles deben considerar esta coyuntura favorable. La política de vacunación debe continuar pero su repercusión en ofrecer un capital político importante no necesariamente se va a mantener en el tiempo. El país necesita una reforma tributaria que elimine distorsiones, que permita mejorar la recaudación, que aminore la evasión, que baje impuestos ineficientes, que revise otros y colabore a un ambiente de estabilidad tributaria que favorezca mayor presencia de inversión privada nacional y extranjera. Con ello el empleo mejorará y las opciones de progreso también. Al mismo tiempo, es esencial una reforma pensional y del sistema de salud público y el del IESS, que garantice las pensiones de los jubilados y ofrezca servicios de salud eficientes y dignos. La reforma laboral tampoco puede esperar, pues el desempleo y subempleo siguen siendo los principales problemas de la economía ecuatoriana y las formas de contratación vigentes lejos de ayudar a resolver la crisis de empleo la complica. Una reforma que facilite la contratación laboral es urgente y necesario. No se puede dejar de lado una reforma arancelaria que abarate el costo de producción en el país y permita mayor capacidad de competitividad nacional e internacional, como tampoco puede dejarse el mercado de capitales sin una reforma que modernice la supervisión y evite se repitan los errores del pasado como lo acontecido con las inversiones de la ISSPOL.

Sin duda en el gobierno dispondrán de mayor información para adoptar éstas y otras decisiones, pero lo que sí es evidente es que un mejor momento político para el régimen que el actual será difícil encontrar. No creo se repita en los siguientes años. Los gobiernos se van depreciando con el tiempo, proceso normal propio del desgaste de tomar decisiones y muchas de ellas impopulares. Es el país más allá del gobierno quien necesita se adopten esas acciones y mientras más se demoren sin duda será más complicado aplicarlas. Momentos óptimos para decidir sobre estos temas nunca serán muy visibles, pero situaciones políticamente difíciles siempre existirán.

El tren no pasa muchas veces y, como anoté, la oportunidad de tomar decisiones es básico para el éxito de las mismas. La forma como se venden estas políticas y hasta dónde se puede avanzar es también fundamental. Sin embargo, este manejo del “timing” es crucial para llegar a las metas. Tal vez un paquete legal integral que sin perder la legalidad, puede ser más útil procesar en la Asamblea. Y si la Asamblea u otros grupos quieren torpedear el progreso del país, pues que el voto popular decida. (O)

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