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Transformando nuestra relación con los recursos: El rol de la Economía Circular

Diego Buenaño

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Enfrentamos una crisis ambiental urgente, evidenciada por la caída constante de la circularidad económica y el agotamiento de los recursos naturales. La economía circular emerge como la clave para abordar estos desafíos, promoviendo la eficiencia en el uso de materiales y reduciendo la presión sobre el medio ambiente.

25 Septiembre de 2023 09.07

Un porcentaje cercano al 90% de los materiales que usamos y que se podrían reciclar se desperdician sin que les demos un segundo uso, tal y como confirma el reciente reporte Circularity Gap 2023. De hecho, el informe también revela una preocupante tenencia y es que actualmente solo el 7,2 % de la economía global es circular y ha venido empeorando en los últimos cuatro años según el mismo informe. 

Es lamentable ver datos que nos muestran que la economía mundial depende cada vez más de materiales de fuentes vírgenes y patrones de consumo insostenibles. El modelo actual de economía lineal reflejado en "tomar-hacer-desperdiciar”, nos está llevando a sobrepasar los límites seguros del planeta. El modelo económico lineal es completamente insostenible en un mundo con recursos limitados, y contribuye de manera significativa al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales.

Por lo tanto, es fundamental que transformemos nuestra relación con este tipo de materiales de manera que logremos maximizar los beneficios para las personas y minimizar la presión sobre el planeta. Un artículo publicado en el medio “La Vanguardia” habla de que seis de los nueve límites o fronteras que regulan el planeta, han sido sobrepasados por la actividad humana. En esta línea, en una entrevista a Katherine Richardson, publicada en la revista TYSMAG, la investigadora, presidenta del centro de Ciencias de la Sostenibilidad, mencionó: “La situación es urgente. Estamos intentando identificar hasta qué punto podemos llegar antes de que cambien automáticamente las condiciones de vida que tenemos y no podamos seguir desarrollando nuestra sociedad”

La economía circular se fundamenta en tres principios clave: la eliminación de residuos y contaminación, la promoción de la circularidad de productos y materiales, y la regeneración de la naturaleza. Esto implica rediseñar productos para que sean más duraderos, reutilizables, recuperables y reciclables, con el objetivo de extender al máximo su vida útil. Al optimizar la durabilidad de productos y materiales y minimizar los desechos, la economía circular reduce la demanda de recursos naturales y disminuye el impacto ambiental asociado con su obtención. 

En los últimos años, han surgido varias iniciativas que apuntan a la circularidad. Por ejemplo, Europa ha aumentado sus tasas de reciclaje y ha promovido modelos de economía colaborativa como el uso compartido de automóviles. En general, para lograr una economía verdaderamente circular debemos disminuir nuestra necesidad de nuevas materias primas en todo lo que producimos y consumimos. 

La Comisión Europea y Eurostat han establecido un marco para monitorear el progreso hacia una economía circular. El marco incluye nuevos indicadores, como la huella material y la productividad de los recursos. Estos indicadores monitorean la eficiencia material del sistema de producción y consumo en la UE. También incluye nuevos indicadores para medir el progreso hacia los objetivos de prevención de residuos. Sin embargo, poner en práctica este marco requerirá una revisión masiva de los modelos de producción y consumo. También requerirá un cambio en nuestra comprensión de cómo se utilizan y eliminan los recursos, así como nuevos comportamientos de los consumidores, por ejemplo, aprender a compartir automóviles en lugar de comprarlos nuevos.

En conclusión, enfrentamos una crisis ambiental urgente, evidenciada por la caída constante de la circularidad económica y el agotamiento de los recursos naturales. La economía circular emerge como la clave para abordar estos desafíos, promoviendo la eficiencia en el uso de materiales y reduciendo la presión sobre el medio ambiente. Aunque se han dado pasos hacia la implementación de este enfoque, se requiere un cambio radical en la producción, el consumo y los comportamientos de los consumidores. La Comisión Europea y Eurostat han trazado un camino con su marco de monitoreo, pero su éxito depende de un compromiso global. El tiempo es esencial, y debemos actuar con determinación para revertir el rumbo hacia una economía más sostenible y un planeta más saludable para las generaciones futuras. (O)

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