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Pasé años aferrada a la idea de que éxito era trabajar para una gran corporación y que la gente solo me iba a reconocer y valorar si lograba mantenerme y ascender dentro de una empresa conocida. Un día me di cuenta de que el éxito no podía estar basado en lo que los demás creyeran de mí, sino en mi valentía de crear una vida alienada con mi capacidad y mi llamado.

22 Julio de 2022 14.24

Hace 3 años pensaba que mi valor venía del lugar donde trabajaba. Un día, desde la sede en España, decidieron centralizar operaciones en otro país y liquidaron al 90% de colaboradores incluyéndome. Cuando mi jefe me contó la noticia lo primero que pensé fue: “sin este trabajo no soy nadie”. No pensé en mi fuente de ingresos, no pensé en cómo iba a encontrar otro empleo, pensé en cómo iba a seguir “importando” sin ese trabajo. 

Pasé años aferrada a la idea de que éxito era trabajar para una gran corporación y que la gente solo me iba a reconocer y valorar si lograba mantenerme y ascender dentro de una empresa conocida. Un día me di cuenta de que el éxito no podía estar basado en lo que los demás creyeran de mí, sino en mi valentía de crear una vida alienada con mi capacidad y mi llamado, pero seamos sinceros, tener el nombre de una empresa detrás de nosotros es un gran respaldo para crear conexiones, al menos en los primeros años de tu carrera.

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de entrevistar a Fernando Anzures, uno de los grandes referentes de Marketing en Latinoamérica. Le pregunté cómo supo que era momento de dejar el mundo corporativo y dedicarse a su propia empresa luego de trabajar años en las compañías más aspiracionales. Me habló sobre el proceso para llegar a ese punto, pero algo que me marcó fue cuando me dijo “claro que es muy fácil que se te abran puertas cuando eres el Director de Marketing de una empresa que todos admiran, otra historia es pasar a presentarte como emprendedor.”

¿Cómo podemos ser relevantes sin depender de dónde trabajamos? 

La gente nos ve como nosotros nos vemos. Si piensas que alguien te va a escuchar solo cuando tu nombre va seguido de tu empresa, será muy difícil que proyectes liderazgo fuera de ese espacio. 

No podemos depender solo de estar respaldados de un puesto corporativo para que nuestro nombre importe. Debemos crear una vida donde nuestro nombre sea la marca y nos acompañe donde sea que vayamos.

Pienso en algunos empresarios que admiro que son CEO de las empresas más importantes del país y observo mucho las conversaciones que hay sobre ellos. Si bien en esas conversaciones se menciona el lugar en el que trabajan o han trabajado, hay un espíritu de admiración por cómo han impactado la industria en general más que por el puesto que tienen. Es como si la empresa que lideran vale un poco más porque ellos la representan y no al revés. Una vez que tu trabajo se beneficia más de tus contactos que tú de los contactos que te puede traer tu trabajo, ya despegaste.

¿Cómo entonces podemos crear de nuestro nombre un activo más grande que el de trabajar para una empresa prestigiosa?

  1. Declárate experto en tu industria y lo que mejor sabes hacer. Para esto puedes usar herramientas como redes sociales, apariciones en medios de comunicación y exposiciones en seminarios y conferencias.
  2. En todos los espacios de networking que tengas pon más peso en tu conocimiento que en tu cargo.
  3. Las cosas tienen el valor que tú les das. Dale valor a quién eres independientemente de la empresa a la que sirves.
  4. Convierte tus contactos en amigos, porque son los amigos los que te van a apoyar, estés en donde estés y te van a conectar con personas nuevas.
  5. Asegúrate de que tu definición de éxito es la tuya propia y no lo que los demás creen. Sólo así te conectarás con el gozo y tu propósito más grande. Eso te hará trascender.
  6. Como dice Victor Kuppers, “la gente te recordará por tu buena actitud”. Si un lugar no te motiva a ser tu mejor versión, huye. 
  7. Créetela.

Enfócate más en el ser que el hacer, si te la pasas toda tu carrera más preocupado de tu performance que de tu llamado, tu legado estará atado a qué tan alto llegaste en la escalera corporativa en lugar de cuánta gente se vio impactada por la sabiduría que se te entregó exclusivamente a ti.

Debemos aprender a entrar a un lugar seguros de lo que traemos a la mesa, no por dónde trabajamos, sino por quienes somos. (O)

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