Cómo la IA está cambiando la forma en que los creadores trabajan y ganan dinero
Aunque la tecnología facilita la producción y multiplica la oferta, los desafíos de fondo siguen siendo los mismos: quién cobra, quién manda y cómo se sostiene una relación genuina con la audiencia.

Cuando se habla de la economía de los creadores hoy, se trata de uno de los sectores que más crecen en el mundo digital. Personas de distintos puntos del planeta se ganan la vida online produciendo videos, escribiendo newsletters, vendiendo cursos u organizando comunidades. Lo que antes parecía un trabajo secundario, reservado para unas pocas estrellas de internet, se transformó en un negocio global.

La economía de los creadores creció con fuerza en los últimos años. Algunas estimaciones ubican el tamaño del mercado global en US$ 203.600 millones en 2024, y las proyecciones indican que podría aumentar todavía más durante la próxima década. Gran parte de ese empuje se explica por los nuevos modelos de monetización y por la rápida adopción de herramientas de inteligencia artificial que facilitan la producción y distribución de contenido.

La IA ya forma parte de casi todas las etapas del trabajo de los creadores. Existen herramientas que editan videos, generan subtítulos, traducen contenido o transforman videos largos en clips breves, y están al alcance de cualquiera. Una encuesta reciente de Adobe reveló que cerca del 86% de los creadores de contenido en todo el mundo ya utiliza IA generativa de algún modo. Muchos afirman que les permite generar contenido que no habrían podido producir por su cuenta.

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Pero a medida que estas herramientas se vuelven más accesibles y potentes, aparece un desafío mayor: si todos tienen acceso a la misma tecnología, ¿quién se beneficia en realidad? La presión por escalar es concreta, pero también lo es el riesgo de volverse reemplazables. Lo que está en juego no es solo una transformación en las herramientas, sino un cambio más profundo en el poder, la propiedad y el sentido mismo del trabajo creativo.

Los grandes números

Incluso con las proyecciones de billones de dólares para la economía global de los creadores, el ritmo de crecimiento no mostró señales de desaceleración. Lo que está cambiando no es solo la cantidad de contenido que se produce, sino hacia dónde va el dinero. Las marcas ya no ven a los creadores como un canal experimental. Al contrario, la inversión en presupuestos de marketing destinados a ellos está en plena expansión.

En 2025, un informe del sector indicó que el gasto en colaboraciones con creadores creció un 171 % interanual, ya que muchas empresas decidieron redirigir sus presupuestos de publicidad tradicional hacia formatos impulsados por creadores. Cada vez más compañías consideran que los canales de los creadores son parte de una infraestructura mediática clave, no una inversión marginal.

Ese cambio ya se refleja en los datos de publicidad. En EE.UU., la Oficina de Publicidad Interactiva (IPB) señala que la inversión publicitaria vinculada a los creadores crece hoy más rápido que la inversión total en medios, lo que muestra que la atención y la confianza avanzan en la misma dirección que el dinero.

Pero la publicidad es solo una parte del panorama. La monetización independiente —a través de suscripciones, membresías y comunidades cerradas— se volvió una fuente de ingresos más estable para muchos creadores, sobre todo para quienes gestionan de forma directa el vínculo con su audiencia. En lugar de depender de algoritmos impredecibles, cada vez más creadores construyen sus negocios en torno a ingresos recurrentes y canales propios. @@FIGURE@@

En conjunto, estos cambios marcan un punto de quiebre en la economía de los creadores: cada vez más personas ven en la creación digital su trabajo principal, no una actividad secundaria. Si bien la IA puede acelerar la producción, el cambio más significativo es económico: quién cobra, con qué estabilidad y quién controla la relación entre los creadores y su audiencia.

La IA como amplificador del flujo de trabajo

“La IA se convirtió rápidamente en una de las herramientas de escalamiento más poderosas en el arsenal de un creador”, afirma Nikita Savrov, cofundador, director de tecnología y director de productos de Uscreen, una plataforma que ayuda a los creadores a construir negocios de membresía.

Según Savrov, la IA no reemplaza la creatividad, sino que amplifica el flujo de trabajo. Tareas que antes requerían horas —como reformatear videos para distintas plataformas, sumar subtítulos u organizar bibliotecas de contenido— ahora se resuelven en mucho menos tiempo. Para creadores individuales o equipos reducidos, ese ahorro puede cambiarlo todo.

Pero la velocidad también puede ser engañosa. Savrov advierte sobre lo que llama "una ilusión de productividad". Cuando la IA permite publicar más contenido, los creadores pueden sentir que están logrando más. Sin embargo, sin una estrategia clara, muchas veces solo producen más rápido, no mejor. "El volumen no es sinónimo de valor", me dijo.

El comportamiento de la audiencia refleja esa tensión. En una encuesta, más de la mitad de los consumidores dijeron que preferían la ausencia de IA en el trabajo creativo, y casi un tercio afirmó que eso les generaba menos desconfianza frente al contenido. Al mismo tiempo, estudios independientes muestran que el público sigue abierto al contenido asistido por IA, siempre que potencie la mirada humana y no la reemplace. La conclusión es sencilla: la IA puede hacer más ágil el trabajo, pero el sentido sigue viniendo de las personas.

El nuevo campo de batalla: control y propiedad

Durante años, los creadores buscaron visibilidad. Ahora, el objetivo es el control, y Savrov anticipa una división clara. @@FIGURE@@

“Los creadores que usan IA para crear canales directos a través del correo electrónico, comunidades o plataformas propias están avanzando hacia la autonomía”, explicó. “Quienes dependen de la IA únicamente para optimizar las métricas de la plataforma están reforzando su dependencia”, agregó.

Esa diferencia es más relevante que nunca. Plataformas como TikTok, Instagram, YouTube y otras están reforzando su control sobre los datos, la monetización y la distribución. Muchas ya utilizan IA para definir qué ve cada usuario y, en consecuencia, quién recibe el pago. Frente a eso, los creadores que invierten en su propia infraestructura —listas de correo, comunidades privadas o apps independientes— también se están protegiendo de los cambios imprevistos en los algoritmos.

La idea de "apropiarse de la audiencia" ya no es solo un tema de conversación. Implica un cambio real en el modelo de negocio. Y la IA, si se usa con intención, puede fortalecer esos vínculos directos. Si se aplica sin rumbo, vuelve a los creadores más vulnerables.

Lo que nos depara el futuro

La IA hace más fácil que nunca convertirse en creador, y ese número no deja de crecer. Algunos pronósticos estiman que la cantidad de creadores en todo el mundo podría llegar a 1.000 millones para 2032, impulsada por la capacidad de la IA para reducir la necesidad de equipos de producción o conocimientos técnicos.

Pero la escala, sin identidad, no alcanza. Lo que empieza a quedar claro es que los creadores que logren sostenerse en el tiempo serán aquellos que consigan conectar con más profundidad con los demás y usen la IA para fortalecer ese vínculo, en lugar de enfocarse solo en la automatización.

“El éxito sigue dependiendo de lo mismo de siempre”, señaló Savrov. “Ideas, voz y la disciplina para seguir adelante”, expresó.

En otras palabras, las herramientas pueden cambiar o evolucionar, pero las razones por las que la gente sigue, escucha o compra, no.

*Con información de Forbes US.