Nadie le paró bola y hasta se aburrieron de escuchar su propuesta, pero ella no desertó. Continuó con su sueño hasta que lo cumplió. En 2017, Andrea Garzón fundó Huella Verde y convirtió los patios de comidas de cuatro centros comerciales de Ecuador en lugares con cero residuos.
Con una inversión de US$ 250.000, reemplazó envases de un solo uso por vajillas de cerámica, cubiertos de acero inoxidable y vasos de policarbonato. Hoy entrega 27.500 platos diarios a 57 restaurantes de distintas cadenas de comida en el país.
Garzón estudió Medio Ambiente en la Universidad San Francisco de Quito y una maestría en Cambio Climático en la Universidad de Freiburg, en Alemania. Trabajó 13 años en el sector ambiental en ONG, Cooperación Alemana, Naciones Unidas e instituciones públicas del país.
Siempre supo que debía hacer algo en favor del planeta. En su cabeza germinó la idea de que los plásticos no se pueden reutilizar, que nadie los separa, que los restaurantes no deberían usar platos de este material y que los centros comerciales podrían ayudar a lograrlo.
Garzón creía que los malls debían dar el primer paso. Pero su manera de pensar cambió cuando un amigo la motivó a sacar adelante su idea y convertirla en una realidad. Dejó su trabajo dependiente y comenzó a buscar contactos. “Mi modelo era claro: el centro comercial tendría que darme un espacio de lavado y almacenaje de vajilla. Mi servicio debía ser completo y, en el tema de los precios, competir con el presupuesto que los restaurantes ya destinaban en desechables”. Era el esquema inicial de lo que hoy es Huella Verde.
Andrea apuesta por la economía circular de los consumidores y clientes: recupera 1,3 toneladas de orgánicos y 200 kg de reciclables diarios y los entrega a gestores que trabajan en proyectos agropecuarios y de reciclado. En 2021, Huella Verde evitó 82.127 kilogramos y 36.098 metros cúbicos de basura; al menos 125,90 toneladas de emisiones de CO2, y ahorró 5.650.637 litros de agua. También es fuente de empleo para 33 familias y en este 2022 espera duplicar las cifras citadas.
Estos números son el resultado del consumo diario en los centros comerciales. En un patio de comidas en Ecuador comen, en promedio, 3.000 personas al día, lo que significa que por cada persona se consumen, en promedio, 2,5 desechables; es decir, 7.500 desechables diarios. Su contacto inicial fue Grupo KFC. Después logró un contacto con el Paseo San Francisco. Se interesaron en el proyecto; querían diferenciarse, siempre y cuando no tuvieran que hacer nada. “Si convences a los restaurantes, te damos el espacio”, le dijeron.
Andrea y su esposo, Sebastián, estaban convencidos de que el reto inicial era entrar en al menos siete restaurantes y así lograr un boca a boca. Tocaron puertas. Se encontraron de todo: restaurantes reconocidos que sentenciaban el fracaso del proyecto. “Si te va bien, me cuentas”, le decían a Andrea.
Pasaron ocho meses hasta que el sueño se cristalizó y Huella Verde inició en el Paseo San Francisco con seis marcas, como Go Green, Ceviches de la Rumiñahui, Lai Lai y otras. Un año después, conversó con un centro comercial de Quito, pero no se concretó. A los pocos meses, Juan Pablo Viera la contactó. Él trabajaba en el Grupo La Favorita, en el Mall de los Andes, en Ambato, y al frecuentar el Paseo San Francisco, en Quito, miró el impacto del proyecto.
“Me abrió las puertas” y, con esto, el segundo paso más grande de su empresa se hizo realidad. “Cuando empecé, mi enfoque eran los platos, pero luego me di cuenta de que el resto de la comida y papeles se botan mezclados en el basurero. ¡Es absurdo que no se clasifique en este momento; clasificar después es imposible! Entonces le vendimos la idea a Juan Pablo y él se aventuró”.
En 2020, Huella Verde firmó un acuerdo de confidencialidad con Mall El Jardín para iniciar el proyecto. “Estábamos felices y embalados, pero la pandemia nos cayó”. Se paró todo, los centros comerciales y los patios de comidas cerraron; los restaurantes estaban a pérdida.
Un año después avanzaron con el Mall del Sol, en Guayaquil y, al hacerlo, el Mall El Jardín también entró. La misma semana firmaron el contrato con los dos centros comerciales. “El Mall El Jardín estaba más listo; empezamos en septiembre de 2021 y, en febrero de este año, con el Mall del Sol”.
Huella Verde es una empresa B y, para Andrea, esta certificación demuestra que la compañía tiene un propósito claro… de un mundo mejor. “Pertenecer a una comunidad de empresas que también creen lo que nosotros y que podemos colaborar para juntos lograr aún más cosas es gratificante”.
PARAR EL ALTO TRÁFICO
En Huella Verde hay 24 modelos de platos de alto tráfico que, a través de un acuerdo y negociación con cada restaurante, son entregados todos los días. Antes el proceso de solicitud era manual, pero ahora la empresa cuenta con una aplicación, en la que los negocios piden un día anterior la vajilla necesaria. El personal de Huella Verde la entrega en cada local, antes de que se abra el centro comercial. Luego del consumo, los comensales dejan los platos en las estaciones ubicadas en lugares visibles del patio de comidas para clasificar orgánicos y, después, lavar la vajilla en las estaciones ubicadas en los mismos patios de comidas.
Los restaurantes pagan por el servicio integral: de alquiler y lavado. El precio compite con el desechable. La inversión comenzó con US$ 40.000 en el Paseo San Francisco, US$ 65.000 en el Mall de los Andes, US$ 45.000 en el Mall El Jardín y en el Mall del Sol, US$ 100.000. En total, desde 2017 se han invertido US$ 250.000.
Otro de sus deseos está relacionado con las botellas retornables en supermercados, principalmente. Creó el primer punto retornable en Ambato. Este año firmaron un acuerdo con Grupo La Favorita y GIRA, una empresa dedicada a la gestión integral de residuos, para dar el servicio de puntos retornables y vender botellas de este tipo.
RUMBO A CHILE
En Chile, la normativa de empaque desechable es fuerte. Posiblemente en un año y medio será prohibido su uso y, en búsqueda de una solución, la cadena de centros comerciales Mallplaza analizó referencias en Europa y Estados Unidos, hasta que se dieron cuenta de que Huella Verde, en Ecuador, hace justamente lo que ellos necesitan.
“Me contactaron, visitaron el país y quedaron impactados con la limpieza y el orden del proceso en los patios de comidas”. Firmaron un acuerdo de confidencialidad para usar nuestra aplicación por un fee mensual. Andrea confiesa que ha sido difícil la implementación en Chile porque, por ahora, no hay una persona que empuje el proyecto permanentemente; su contrato es por asesoría. Andrea no le tiene miedo a la competencia. Chile es una oportunidad y un empujón para ser siempre los mejores. Aunque no tiene pantentado todo el concepto, sabe que en la implemetación está el éxito.
CON ESPÍRITU FAMILIAR
Andrea se pone un poco nerviosa al decir que no soñó con ser mamá, pero qué sí soñó con salvar el mundo. Reconoce que, aunque ganaba más trabajando en organismos internacionales, ahora es más feliz. Y es feliz con sus hijos, Paulo y Mica, y su esposo, Sebastián.
“Nuestra oficina es nuestra casa. Del cuarto de empleados hicimos oficinas, ahí trabajamos cuatro personas. Mi esposo dejó las multinacionales y trabaja conmigo; nos complementamos”, aunque el primer año “casi nos matamos” (risas). Recuerda que los primeros días fueron complicados por tratar de congeniar con su esposo y convencer a las empresas en trabajar con Huella Verde. Ahora están sincronizados. Conocen sus fortalezas: él maneja la contabilidad y el personal; Andrea trabaja en el desarrollo del proyecto y sus innovaciones, así como la relación con los restaurantes.
También se encarga de siempre soñar y, por supuesto, de dejar huella… huella verde. (I)
*Cifras al cierre de la edición N° 6 de Forbes Ecuador (Junio - Julio 2022)