Forbes Ecuador
Roque Sevilla
Liderazgo
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Está por cumplir 77 años en paz. Tiene dos hijas, un hijo y ocho nietos. En su quinta de Puembo tiene 900 especies de orquídeas, un hobbie que disfruta desde 1991, cuando un amigo le regaló una de esas plantas que cautivan a cualquiera. El presidente del Directorio Grupo Futuro, un holding con empresas de turismo, servicios médicos, seguros, energías limpias, agricultura tecnificada y cerca de 4.500 colaboradores, recibe clases de piano casi a diario. Sabe que el empresario con conciencia es el que liderará los negocios del presente y del futuro a escala global. Su nueva idea es convertir a Ecuador en un centro aeroespacial.

16 Febrero de 2024 11.50

Roque Sevilla llega a las oficinas de Metropolitan Touring con una mochila, en la que siempre lleva una agenda y su laptop. Viste chaqueta y pantalón café que combinan con una camisa verde; saluda con algunos de los colaboradores que se cruzan en su camino y luego toma su teléfono para mostrar decenas de fotos de las orquídeas que tiene en su quinta en Puembo, al oriente de Quito. 

Las muestra con orgullo y cuenta que les dedica un par de horas todos los fines de semana. Se sienta en su oficina, amplia, clara y confortable, para contar como entiende a los negocios y cual es el impacto que deben tener los nuevos gerentes en la sociedad. Lleno de anécdotas, este empresario recuerda como aprendió el valor de la liquidez gracias a un juego de mesa, asegura que se siente un líder y se define como una persona estoica. Durante cerca de dos horas conversa y reflexiona con Forbes Ecuador sobre sus logros, así como la importancia de los principios a la hora de los negocios. A continuación, Roque Sevilla.

¿Cómo fueron sus inicios como empresario?

A los 22 años, mientras estudiaba Economía, ya creaba empresas. Una de esas empresas fue cuando obtuve una representación de productos alemanes. Eso surgió luego de visitar la Embajada de Alemania en Quito, donde obtuve un directorio de empresas alemanas. Escribí a unas 100 pidiendo ser representante en Ecuador. Una me respondió y comencé con la representación de una empresa de equipamiento de laboratorios para colegios y escuelas. Estaba en segundo año de Economía. 

Aplicando lo aprendido y con un sentido temprano para los negocios... 

Siempre cuento que en mi niñez con mis primos y hermanos jugábamos Monopolio y siempre ganaba yo. El juego es en gran medida un juego de negocios; los jugadores deben decidir si comprar o no, si comprar lo barato o lo costoso, es un asunto de cuidar la liquidez. Si compraba las propiedades más baratas, se obtienen ingresos menores, y si compraba las mas caras, debía esperar. 

¿Y eso lo ha aplicado en sus empresas? 

Claro. Una de las cosas que siempre recalco es la importancia de manejar la liquidez de manera inteligente. La mayoría de quiebras en el mundo se debe a la falta de liquidez, hay empresas con miles de activos, pero sin liquidez para operar. Y, cuando se rompe este principio, se acaba el negocio. Eso se aprende jugando Monopolio (risas). 

¿Cómo se define usted? 

Este año cumplo 77 años, soy un hombre ya maduro. Me defino como un hombre muy feliz, que ha tenido ante todo suerte en la vida. Soy un hombre muy satisfecho, tanto que puedo decir que si muero no tengo preocupación, tengo un agradecimiento enorme con la vida por lo bueno y lo malo que me ha pasado, siento que no tengo deudas con nadie y eso me da una gran satisfacción. Otra cosa que me da felicidad es que algunas de las ideas que he tenido las he podido transmitir. Por ejemplo, he transmitido a mis hijos un principio que es muy importante: ser lo más austero posible en las aspiraciones personales. No me gusta la ostentación, tampoco me gusta el abuso de la tenencia de las cosas. Mis hijos regalaban cada año sus juguetes. Entonces ese espíritu estoico es algo que me gusta mucho, disfrutar de la vida, pero con límites absolutamente claros. Me defino como una persona estoica. 

¿Y ese estoicismo lo ha transmitido a la familia y al Grupo Futuro? 

Con la familia ha pasado algo muy bonito, hemos decidido que los recursos que obtenemos se utilicen en las necesidades estrictas de la familia, y el resto va para fines sociales y ambientales. Y cada vez es mayor la proporción. 

¿Y en Grupo Futuro? 

He comenzado a vender esa idea, pero es más difícil porque no todo el mundo piensa igual. Por ejemplo, el año pasado dimos un primer paso: el 3 % de las utilidades brutas de todas las empresas van a la Fundación Futuro. Y la Fundación, que tiene mas de 25 años, comenzó con el concepto de agradecer al país lo que este nos ha dado. Lo que decidimos es copiar el modelo de Saludsa, la empresa más exitosa del grupo: instalamos ocho centros médicos en la Sierra y la Costa con todo el equipamiento y con participación de la comunidad, porque no somos partidarios de la caridad, sino de la solidaridad. Queremos que el beneficiario también aporte, no puede ser donación completa, no importa cuánto, pero debe aportar. Pagaban US$ 0,50 por mes y cobrar eso en chozas en la montaña era caro, pero ese proceso fue parte de la cultura que creamos. Lo que recolectábamos iba a un fondo que permitía comprar medicinas y la gente de la comunidad administraba ese fondo. Duró algunos años hasta que tuvimos dificultades con el gobierno de Correa que instaló, al lado nuestro, centros médicos gratuitos. La gente no pagaba nada, pero no había médicos ni medicinas. La idea nuestra se redujo y la cedimos a una fundación. Y de allí pasamos a trabajar en temas del cambio climático para enfrentarlo como tema principal de la Fundación, cambio climático en función de la comunidad, su educación, la producción, la conservación. 

Roque Sevilla
Foto: Pavel Calahorrano

¿Usted se siente un líder? ¿Se siente una persona que guía a otras? 

Sinceramente sí. Desde la escuela yo organizaba los paseos, las fiestas en el colegio. Me gustaba hacer eso. Luego ya en la parte empresarial, así como en la función pública, en cámaras de comercio, de turismo, como concejal, como alcalde. 

¿Qué condiciones o cualidades debe tener un líder?

Algún grado de carisma, algún grado de simpatía hacia los que lideras, tener capacidad de convencer a la gente respecto del objetivo trazado. Pero, sobre todo, dar el buen ejemplo, eso es fundamental. Cuando uno es el primero en coger la pala para sembrar un árbol, ese liderazgo se ve con el esfuerzo. No puede ser líder una persona con horario distinto o quien tiene dificultades en hacer trabajos simples. Cuando estudié ingeniería maderera en Alemania trabajé como obrero por dos años; frente a una fresa colocaban piezas de madera y yo pasaba en esta tarea durante ocho horas al día. No tengo dificultad en hacer eso, por el contrario, me gusta acompañar en los trabajos manuales con la gente. No tengo mentalidad mecánica, pero tengo disposición en colaborar en lo que pueda hacer; de hecho, soy bastante inútil desde el punto de vista mecánico. 

¿Y qué se siente ser un líder? 

Es una enorme satisfacción sin duda alguna, porque te das cuenta de que tus criterios tienen apoyo de los demás, esa es la primera gran satisfacción. Pero, por otro lado…

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