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Liderazgo

Por qué tener las redes sociales privadas o borradas puede jugar en contra al buscar trabajo o conseguir una visa

Jerry Sneed

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Empresas y consulados empezaron a usar inteligencia artificial para analizar perfiles digitales y detectar inconsistencias. Ahora, esconder la huella online puede levantar sospechas o dejar afuera de una entrevista.

24 Septiembre de 2025 09.23

Para los estudiantes universitarios que buscan trabajo o pasantías, el consejo de siempre sobre redes sociales fue claro: armar un perfil profesional en LinkedIn y borrar o esconder el resto, sobre todo esas cuentas donde aparecen opiniones políticas o fotos de alguna noche de más.

Pero ese libreto quedó viejo. Lo cambió una decisión reciente del gobierno de Donald Trump. Ahora, el personal consular de Estados Unidos les exige a quienes piden visas de estudiante o de intercambio cultural que compartan sus redes sociales. La idea es revisar todo lo que hayan publicado online. 

Y no lo esconden: el Departamento de Estado dice que va a buscar señales de hostilidad hacia el gobierno o la cultura estadounidense, además de posturas que puedan vincularse con el terrorismo o el antisemitismo. Si alguien se niega a entregar sus cuentas, le pueden rechazar la solicitud. Y ojo, porque hasta no tener presencia en redes puede jugar en contra: lo toman como una posible maniobra para ocultar opiniones reales.

"Si publicás, estás condenado, y si no lo hacés, también", se lamenta una estudiante internacional que pidió no revelar su nombre por miedo a complicar su situación migratoria. La nueva política empuja a muchos extranjeros a pedir que borren sus columnas en medios estudiantiles o a revisar uno por uno sus "me gusta" en Instagram, sobre todo si se relacionan con publicaciones pro-palestinas o críticas a Trump. Todo se tiene que hacer a mano, clic por clic. Así logran mantener sus cuentas públicas y activas, pero sin contenido político.

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Aunque quienes más tienen que preocuparse son los solicitantes de visa, los estudiantes estadounidenses tampoco están exentos del dilema. Lo que publicaron en redes puede jugarles en contra al buscar trabajo. Pero borrar todo o esconder su presencia online también puede traer problemas, aunque más difíciles de anticipar. Algunas empresas ya usan inteligencia artificial para analizar perfiles digitales y decidir si una persona es real o si encaja con la cultura interna de la compañía.

"Esto crea un doble juego: a los estudiantes se les pide que ordenen o limpien sus perfiles para parecer profesionales, pero ese intento de controlar su presencia digital puede verse como algo sospechoso o evasivo", explica Paromita Pain, profesora asociada de medios globales en la Universidad de Nevada, en Reno.

Este giro es nuevo. Una investigación publicada en 2019 mostraba algo distinto: hacer que las cuentas fueran privadas no perjudicaba a quienes buscaban trabajo. Incluso podía jugar a su favor. "En general, los responsables de contratación consideraban ligeramente favorables a quienes usaban configuraciones de privacidad estrictas. Creo que entendían que sabían cómo manejar información confidencial", explica Chris Hartwell, profesor asociado de administración en la Universidad Estatal de Utah, autor del estudio.

Para no mezclar las cosas: los empleadores en Estados Unidos no dijeron, al menos hasta ahora, que vayan a exigir que las cuentas privadas se hagan públicas ni que vayan a penalizar a quienes las eliminen. Eso sí lo hace el Departamento de Estado con los solicitantes de visa. Además, en varios estados —como California, Maryland o Nueva York— hay leyes que les prohíben a las empresas pedir acceso a redes sociales privadas.

Pero la inteligencia artificial ya empezó a cambiar de manera fuerte las prácticas de contratación. Por un lado, disparó la aparición de identidades falsas o robadas y de candidatos truchos. En un caso que hizo ruido, una mujer de Arizona recibió una condena de 102 meses de prisión por participar en un esquema que usaba identidades de ciudadanos estadounidenses para meter a norcoreanos en trabajos remotos de tecnología en 309 empresas del país.

Según la consultora Gartner, para 2028 uno de cada cuatro postulantes podría no ser real. La tecnología avanzó tanto que, en apenas 70 minutos, alguien sin experiencia puede armar un perfil falso y hacerse pasar por otra persona durante una entrevista virtual. En marzo, Dawid Moczadlot, cofundador de Vidoc Security Labs, subió un video a LinkedIn de una entrevista que cortó cuando se dio cuenta de que el candidato estaba usando inteligencia artificial para ocultar su apariencia. Dijo que era la segunda vez en dos meses que le pasaba algo así.

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Por eso, las empresas tienen motivos para estar alertas. Y eso abrió la puerta a un nuevo negocio: usar inteligencia artificial para preseleccionar a los candidatos a partir de sus redes sociales. El objetivo no solo es confirmar que sean personas reales, sino también ver si calzan con el clima interno de la compañía.

Un ejemplo es Tofu, una startup con apenas dos años de vida que, desde septiembre pasado, empezó a usar aprendizaje automático e inteligencia artificial para analizar redes sociales y datos públicos de los postulantes. La idea es confirmar que sean quienes dicen ser. "El objetivo es encontrarlos antes de que los responsables de contratación dediquen tiempo a entrevistar a solicitantes falsos", explica Jason Zoltak, cofundador y director ejecutivo de Tofu.

Tofu analiza varios aspectos: cuánta antigüedad tienen las cuentas, qué publican, qué "me gusta" pusieron y cuántos contactos tienen en LinkedIn. También le avisa al empleador si un perfil eliminado tuvo actividad reciente o si hay cuentas que están vacías. Según Zoltak, un candidato falso suele tener un LinkedIn recién creado, de unos cuatro meses, con apenas dos o tres contactos, o perfiles de Instagram o TikTok sin contenido.

¿Qué pasa entonces con quienes limpiaron su presencia online? ¿Pueden quedar pegados como si fueran perfiles falsos? Zoltak dice que no necesariamente, aunque tampoco lo descarta por completo. Aclara que hay otras formas de comprobar si alguien es real, como verificar hace cuánto se creó el correo electrónico que usó para postularse, o revisar el número de teléfono, la compañía con la que opera y los metadatos de sus perfiles.

El consejo para los estudiantes: abrí una cuenta de LinkedIn y un correo para buscar trabajo con tiempo, antes de empezar la búsqueda. Puede parecer básico, pero Elizabeth Soady, parte del equipo de orientación laboral en la Universidad de Richmond, advierte que muchos chicos desconfían de usar sus redes con fines profesionales. Es que llevan años escuchando que su huella digital puede jugarles en contra.

Pero en la práctica parecería suceder lo contrario. Rob Shavell, director ejecutivo de Delete Me, cuenta que muchos estudiantes empiezan a usar servicios como el suyo cuando se acercan a la graduación. "De repente, [los usuarios más jóvenes] se están dando cuenta de que han sido muy despreocupados con la información que compartían en línea y cómo aparece por todas partes", dice. 

  • Delete Me es un servicio de suscripción que busca, localiza y elimina automáticamente tu info personal en numerosos sitios de brokers de datos, te mantiene al tanto mediante un panel de control y te ofrece opciones para proteger tu identidad digital. Es ideal si querés simplificar el proceso sin hacerlo manualmente, pero tené en cuenta los costos y las posibles limitaciones legales o de privacidad.

Pero eliminar demasiada información personal de Internet puede jugar en contra. Herramientas como Tofu usan esos datos para confirmar que sos una persona real.

La inteligencia artificial no solo alimenta la creación de candidatos truchos. Cada vez más empresas revisan el historial en redes sociales como parte de los chequeos de antecedentes antes de contratar. Darrin Lipscomb, fundador y CEO de Ferretly, arrancó con la empresa en 2019 para chequear la actividad en redes sociales y la presencia online —incluso artículos de noticias— como parte de autorizaciones de seguridad. Pero ahora, con el avance de la IA, ofrece ese mismo tipo de análisis para los procesos de selección laboral.

Además de trabajar con departamentos de policía y campañas políticas, Ferretly ya fue contratada por compañías de distintos rubros para investigar no solo a ejecutivos, sino también a empleados que tienen trato con el público y hasta a influencers. La firma tiene más de 40 empleados y 1000 clientes. Investigó candidatos para el draft de la NFL y también colaboró con comités de campaña tanto demócratas como republicanos en EE.UU., y con partidos políticos del Reino Unido, Australia y Canadá para revisar a candidatos, asesores y funcionarios designados.

Para cada candidato, Ferretly arma un informe sobre sus redes sociales que incluye el análisis de tendencias de comportamiento —como los "me gusta" y la cantidad de publicaciones—, opiniones sobre ciertos temas y la interacción que mantiene, tanto en cuentas públicas como privadas. La empresa no saca conclusiones sobre el contenido del informe, aclara Lipscomb. "Ofrecemos una herramienta para examinar un perfil y preguntarnos: '¿Representa esta persona nuestros valores como organización? ¿Fortalecerá nuestra cultura?'", explica. "Se puede aplicar el mismo razonamiento a una solicitud de visa de estudiante. ¿Fortalecerá esta persona la cultura estadounidense?".

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En otras palabras, aunque no se trate de las mismas prácticas, hay una conexión clara entre el aumento en la evaluación de perfiles por parte del Departamento de Estado y lo que ya empieza a instalarse en el sector privado.

En el clima político actual y con las herramientas que ofrece la inteligencia artificial, los estudiantes estadounidenses no tendrían por qué preocuparse por cómo se usan sus redes sociales.

El año pasado, el sitio de orientación universitaria Intelligent.com encuestó a 672 estudiantes —actuales y recién graduados— que dijeron haber participado en protestas pro-palestinas en sus universidades. Más de la mitad contó que siempre (11 %), con frecuencia (19 %) o a veces (23 %) les preguntaban por su activismo, y el 28 % admitió que había borrado publicaciones online relacionadas con esas protestas. Además, el 29 % aseguró que le habían quitado una oferta de trabajo en los últimos seis meses, y el 68 % de ese grupo creía que la decisión tenía que ver, de forma directa o probable, con su militancia.

Más allá de la política, Pain —profesora en Nevada— les recomienda a los estudiantes que piensen dos veces antes de publicar algo vinculado a su identidad, ya sea sexual, religiosa o relacionada con la salud mental o una discapacidad. Aunque existan leyes estatales contra la discriminación, advierte que "el sesgo todavía opera de manera sutil en el proceso de contratación".

¿Y entonces, qué pasa con esas leyes?

Rod M. Fliegel, abogado laboral y codirector del área de verificación de antecedentes en el estudio Littler, explica que en 28 estados hay regulaciones sobre qué información obtenida de redes sociales o búsquedas online pueden usar las empresas cuando contratan. "El simple hecho de publicar algo no le da al empleador plena libertad para considerar esa información durante el proceso de contratación", aclara.

Sin embargo, los reclutadores o empleadores igual podrían toparse con datos protegidos en perfiles públicos sin buscarlo. Por eso, si quieren evitar problemas legales, Fliegel recomienda que las empresas definan políticas claras y medidas de seguridad sobre qué pueden revisar durante la evaluación previa a una contratación.

Esto abre otra pregunta: ¿van a incluirse estos límites en los filtros que usa la inteligencia artificial? Para los estudiantes universitarios que intentan conseguir trabajo en un mercado laboral complicado, lo más prudente sería no confiar en eso.

 

Nota publicada en Forbes US.

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