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Pensamiento sistémico
Liderazgo

Qué es el pensamiento sistémico y por qué es la habilidad de liderazgo más buscada

Mary Johnstone-Louis

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Anticipar cambios, gestionar riesgos complejos y liderar con visión de futuro exige desarrollar nuevas formas de análisis.

30 Abril de 2025 06.17

Ante la incertidumbre global, ¿de qué manera aportan los altos ejecutivos y los miembros de las juntas directivas pueden aportas perspectivas genuinas a sus organizaciones? La respuesta está en el pensamiento sistémico. Se trata, tal vez, de la habilidad más importante dentro del conjunto de herramientas estratégicas de hoy.

Frente a las tensiones geopolíticas, los avances tecnológicos y los vaivenes económicos que cambian de forma rápida e impredecible, entender cómo se vincula una empresa con una red de sistemas interconectados resulta clave para tomar decisiones.

El pensamiento sistémico permite a quienes lideran mirar más allá de los hechos aislados y detectar los patrones que se repiten, además de los ciclos de retroalimentación que terminan por definir los resultados. En esencia, funciona como una manera de manejar la complejidad.

 

¿Qué es el pensamiento sistémico?

 

El pensamiento sistémico es, en esencia, una manera estratégica de actuar que busca modificar las condiciones que sostienen un problema. 

Algunos ejemplos recientes de estos problemas son la fragilidad de las cadenas de suministro globales, los desafíos que plantea la gobernanza de la inteligencia artificial y la tecnología, las complicaciones generalizadas de salud mental que afectan al empleo y el aumento de la presión ambiental, que va desde la escasez de agua hasta la contaminación. 

Cada uno de estos problemas impacta a las empresas y, a la vez, las empresas también los afectan. Sin embargo, no siempre resulta claro cómo una compañía debería destinar sus recursos para mitigar estos riesgos, y mucho menos para encontrar soluciones.

El pensamiento sistémico ayuda a los líderes a reconocer las relaciones dinámicas dentro y fuera de su organización. Pone el foco en las causas fundamentales y no en los síntomas. El concepto, desarrollado por teóricos de sistemas como Donella Meadows, ofrece herramientas prácticas para mapear los sistemas complejos que inciden en la sostenibilidad y el éxito de una organización.

Así, el pensamiento sistémico les da a los líderes la posibilidad de anticipar resultados imprevistos y detectar puntos estratégicos sobre los que sus organizaciones pueden actuar.

En el mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA) de hoy, la necesidad de aplicar el pensamiento sistémico resulta más urgente que nunca. Las empresas que no contemplan el contexto más amplio en el que operan terminan sorprendidas por los cambios y pierden oportunidades valiosas para generar valor de manera sostenible.

 

La importancia del pensamiento sistémico en un mundo incierto

 

Los informes sobre riesgos globales reflejan la imprevisibilidad que domina hoy el escenario político, económico y ambiental. El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial destaca de manera constante la interconexión entre amenazas como las ciberamenazas, la inestabilidad política y la pérdida de confianza en las instituciones.

El informe de 2025 no solo presenta los riesgos globales como una lista jerarquizada —el formato al que los líderes se habían acostumbrado—, sino también como un mapa visual que muestra la conexión entre ellos. Este cambio, de un esquema basado en listas a uno que resalta los vínculos estratégicos, ilustra el giro de mentalidad que transforma al pensamiento sistémico en una herramienta potente para diseñar estrategias.

Los sistemas son "un conjunto de elementos... interconectados de tal manera que generan su propio patrón de comportamiento a lo largo del tiempo". Esta es una idea central del pensamiento sistémico: los sistemas, por definición, tienen propiedades emergentes que nadie dentro del sistema diseña ni anticipa.

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Los sistemas son "un conjunto de elementos... interconectados de tal manera que generan su propio patrón de comportamiento a lo largo del tiempo".

Por eso, resulta clave encarar los desafíos sistémicos con herramientas que ayuden a una organización a entender cómo se generan los resultados que observa en ese nivel. Sin pensamiento sistémico, los desafíos interconectados terminan por desbordar a los líderes y a las organizaciones. Eso da lugar a respuestas reactivas, ineficaces e incluso contraproducentes, que muchas veces refuerzan el problema.

 

Cinco herramientas clave del pensamiento sistémico

 

Con recursos como el Manual de Práctica de Sistemas de Omidyar, de acceso abierto, o el libro clásico Pensando en Sistemas: Una introducción, de Donella Meadows, vos y tu equipo pueden ganar seguridad en la capacidad de liderar con eficacia y encarar la complejidad con una mirada sistémica.

Aunque el pensamiento sistémico incluye distintas metodologías y formas de trabajo, hay cinco herramientas que funcionan como su base:

1. Enunciados del problema

Tener una definición clara del problema es el punto de partida del pensamiento sistémico. Llegar a un buen enunciado no siempre resulta sencillo: quienes lideran deben poder describir los problemas no solo a partir de sus síntomas, sino como parte de sistemas más amplios.

Ahí está la diferencia entre un planteo básico, como por ejemplo, "¿Cómo convencemos a los clientes de que reciclen nuestros envases?", y otro más elaborado, como "Nuestros productos contribuyen a los residuos posconsumo debido a sus materiales, su corta vida útil y la falta de infraestructura de reparación. ¿Cómo podríamos reimaginar el diseño de nuestros productos y el ecosistema de servicios para fomentar la circularidad?"

2. Mapeo de las partes interesadas

El mapeo de las partes interesadas consiste en identificar a todas las personas o grupos que se ven afectados por una decisión, desde clientes y empleados hasta proveedores y organismos reguladores. Entender las relaciones e interdependencias entre ellos permite a quienes lideran tomar decisiones mejor fundamentadas, que reduzcan riesgos y potencien beneficios a largo plazo.

Como sucede con los enunciados de los problemas, el mapeo de las partes interesadas tampoco es tan sencillo como parece. Por ejemplo, un mapa de sistemas para el desarrollo de vehículos eléctricos debería incluir a gobiernos nacionales y locales, proveedores de piezas, organismos industriales y planificadores urbanos, además de comerciantes internacionales de materias primas y comunidades vecinas a yacimientos mineros críticos.

3. Análisis de iceberg

Bien nombrado, el análisis de iceberg sirve para detectar causas y patrones que quedan debajo de la superficie de un resultado. Ayuda a quienes lideran a entender los síntomas visibles de un problema y a rastrearlos hasta causas sistémicas más profundas.

Por encima de la "línea de flotación" metafórica está el iceberg visible, formado por eventos y resultados. Es habitual que los equipos ejecutivos se concentren en este nivel, porque buscan gestionar oportunidades y riesgos conocidos. Sin embargo, la verdadera fuerza del modelo de iceberg está en su capacidad para enfocar la atención del equipo en las dinámicas que generan esos resultados: normas y prácticas "sumergidas" que dependen de estructuras sistémicas, como dinámicas de poder y formas tácitas de organización.

Un análisis más profundo muestra que esas estructuras, a su vez, se sostienen en mentalidades y modelos mentales que representan la verdadera causa de fondo de los resultados.

4. Bucles causales

Los bucles causales muestran patrones circulares de causa y efecto, y permiten ver cómo las variables de un sistema se influyen entre sí. Por eso resultan tan efectivos: al delinear los componentes de un patrón y su vínculo, ofrecen a vos y a tus equipos información clave sobre dónde conviene concentrar los recursos y la atención.

Al mapear estos bucles de retroalimentación, es posible entender cómo las acciones en un área pueden disparar consecuencias no previstas. También ayudan a identificar los puntos de influencia que cualquier intervención debería interrumpir, restablecer o revertir para cambiar los resultados.

5. Iteración y pruebas

El pensamiento sistémico resalta la importancia de los procesos iterativos. Quienes lideran deben poner a prueba sus suposiciones una y otra vez, seguir de cerca los resultados de sus decisiones y ajustar sus estrategias en función de lo que observan.

Para muchos equipos, este hábito va contra la corriente. Implica aprender a evaluarse de forma crítica, sobre todo cuando surgen soluciones antes de haber identificado las causas de fondo. En entornos de alta presión, donde prima la acción inmediata, este tipo de trabajo puede resultar incómodo o incluso parecer contradictorio.

Sin embargo, en un escenario impredecible, la flexibilidad y la capacidad de adaptación son claves para sostener el rendimiento en el tiempo. El pensamiento sistémico colabora en ese camino al instalar una lógica de iteración dentro de los equipos, con un método estructurado y transparente.

 

El pensamiento sistémico es una habilidad estratégica clave

 

Pensar de forma sistémica ya no es un plus para quienes lideran. Es una capacidad imprescindible para conducir un negocio que sea sostenible y creíble en el mundo impredecible de hoy. Este tipo de pensamiento debería formar parte del plan de estudios de cualquier escuela de negocios.

Frente a la interconexión de los riesgos globales, quienes incorporan el pensamiento sistémico no solo logran entender cómo se mueve su empresa dentro del sistema en general, sino que también pueden anticipar cambios y marcar el rumbo dentro de su sector.

Las herramientas del pensamiento sistémico —como los buenos planteos de problemas, el mapeo profundo de las partes interesadas, el análisis claro de los icebergs y los bucles causales bien trazados— valen oro para definir una estrategia sólida. Pero su aporte más valioso es otro: permite comprender a fondo el contexto en el que se mueve la organización. Y esa mirada es lo que realmente distingue a quienes pueden liderar un crecimiento sostenible en medio de la incertidumbre.

 

Nota publicada por Forbes US

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