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Quién es María Marta Giol, quinta generación de familia vitivinícola y líder de la Bodega Valle Las Nencias

Andrea Albertano

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Defensora de la zona de La Consulta y adoradora del Merlot, esta ingeniera agrónoma busca potenciar los vinos de esta región de Mendoza y darle un sello con calidad de exportación.

18 Octubre de 2022 08.25

Si hay algo que se le nota a María Marta Giol ni bien uno la conoce es que es mendocina y de La Consulta. No solo por la cadencia en su dulce tonada sino también porque, a cada momento, en cada uno de sus relatos, se remite a su lugar en el mundo: ese paraíso conformado por varias hectáreas con viñedos que su familia tiene en esta afamada zona de producción de vinos.

Bisnieta de Juan Giol, uno de los apellidos más ilustres de la vitivinicultura argentina, lleva la tradición en la sangre. No solo por ser descendiente de este inmigrante talentoso sino que además su padre, Ángel Morchio, es un empresario dedicado al negocio de los corchos y de las barricas.

Con solo 36 años, María se da tiempo para cuidar a sus hijos pequeños y estar atenta a cada uno de los acontecimientos vinculados a su viña para obtener la máxima expresión de la fruta y el terroir. “Cada día es una aventura; amanezco muy temprano y empiezo siendo madre. Si es día de finca, manejo una horita repasando en mi cabeza lo más importante, admirando hacia el oeste la montaña, celeste y blanca, como nuestra bandera, que me acompaña hasta llegar a La Consulta”, relata María en charla con Forbes.

En una visita que realizó a Buenos Aires, en la que tuvo oportunidad de dar a conocer su portfolio, María habló de sus vinos pero también de lo que significa el río Tunuyán, Las Nencias y la Cordillera, como sello de sus creaciones: “Solo pasar el río Tunuyán y ya se empieza a sentir el perfume del pasto recién cortado, imposible no acordarse del esfuerzo que implica cruzar el río, cada año, cuando realizamos una cabalgata familiar hasta llegar la altura del Valle Las Nencias”, relata.

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Fue en el año 2008 que decidieron dar impulso a esta bodega, con uvas propias de las fincas La Esperanza y Las Nencias; este último fue el nombre que eligieron para el proyecto y que remite a las flores de color violeta intenso que se encuentran en la altura de la Cordillera de los Andes.

A la hora de hablar del trabajo en la viña, María no se pierde un solo detalle. “Cada época del año necesita atención especial en algo: en primavera, la brotación; con el calor, cuidado con los riegos, y ya después del envero, las enfermedades y la maduración”, cuenta. “Disfruto mucho cuando toca bajar a las barricas, ese olorcito a roble. Destapar una barrica y sorprenderme por cómo evoluciona un vino es de lo mejor de la semana”, agrega.

Las fincas se encuentran ubicadas a 1100 metros sobre el nivel del mar y están recostadas en la zona del Piedemonte. Las Nencias poseen 20 hectáreas de Malbec y Cabernet Franc y La Esperanza, 50 de Malbec y Merlot. El suelo franco arenoso y la gran amplitud térmica definen el terroir, algo que se ve en sus vinos, con mucha fruta y gran concentración.

Familiera y devota de su tierra, María Marta tiene dos hermanas, Mariana y Federica, pero ella se dedica a la bodega especialmente, luego de haber estudiado y recibirse como ingeniera Agrónoma. “Desde muy chica supe que eso es lo que quiero ser. Mi motivación siempre fue la finca, las viñas, las uvas. La enología me permite sacar mi Yo más creativo y por eso disfruto mucho cada vino que hago. Cada uno es mi obra de arte”, contó a Forbes.

-¿Cuánto hay de trabajo en viñedo y cuánto en bodega de tus vinos? ¿Qué importancia le das al terroir, a las fechas y a las horas de cosechas?

-El viñedo es un trabajo permanente, es el día a día lo que cuenta, son los detalles que hacen a que la uva sea única. Trabajamos mucho en la viña para que la uva sea la mejor de nuestro terroir. No puedo mejorar en la bodega lo que no venga del viñedo y, como para mí es fundamental que mis vinos identifiquen a La Consulta, hacemos muchas labores en la finca para que la uva exprese todo el potencial del terroir. Para que todo el trabajo del año sea valioso, el momento de cosecha es fundamental por lo cual es muy importante ir probando permanentemente sobre el final de la temporada para elegir el momento óptimo. En la bodega, trabajamos con levaduras indígenas, las que vienen con la uva, sin agregados buscando que nuestros vinos sean únicos, usando técnicas tradicionales y prestando especial atención a los detalles.

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-Tuviste oportunidad de hacer una experiencia en el Valle de Napa. ¿Cómo valorás ese paso por bodegas de esa región en relación a tu propia marca?

-En Napa aprendí a degustar vinos, fue la experiencia más determinante en mi entrenamiento en vinos. Yo trabajaba muchas horas en la bodega con dos grandes enólogos que me dedicaban mucho tiempo, desde las cosas básicas como aprender a escupir correctamente en una degustación hasta ensayar muchos agregados enológicos en diferentes dosis. Pero realmente aprendí degustando vinos. Cada día que salía de la bodega iba a otras a probar vinos. Era mi oportunidad de probar y conocer vinos del mundo y aunque el cansancio era inmenso (trabajamos más de 12 horas al día) mi meta era hacer al menos 10 bodegas cada semana. Y  probando se aprende.

-Contaste que, en cierto momento, integrantes de tu familia quisieron erradicar las plantas de Merlot porque no las consideraban valiosas y que tu madre hizo una defensa heroica, ¿cómo influyó en vos ese hecho?

-Gracias a que Marta, mi mamá, defendió el merlot que mi abuelo plantó, hoy tengo la satisfacción de poder elaborar el Family Selection Merlot, uno de mis vinos preferidos. Está bueno saber que la tenacidad y la paciencia terminan dando su fruto. Mi mamá me enseñó que las tradiciones son importantes, y sobre todo la familia es importante.

-¿Cuál es la producción anual y cuánto destinan al mercado interno y al exterior?

-Para este año planeamos producir unas 60000 botellas de las cuales el 60% va a mercado externo y el 40% a mercado interno.

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-En relación a la estética de las etiquetas, llama la atención la paleta de colores y las flores que elegiste. 

-Las Nencias son flores violetas que crecen a lo largo de la Cordillera de los Andes a gran altura. ¿Qué nos puede identificar mejor? Nosotras somos tres hermanas mujeres que nos encanta compartir, especialmente nuestro viaje al Valle Las Nencias, donde el camino y la estadía son muy difíciles pero muy placenteros, exactamente como es producir Valle las Nencias para nuestra familia.

-Además del proyecto de turismo de fincas que piensan sumar a la bodega con algunas cabañas, ¿qué otros planes tenés a mediano plazo con tus vinos?

-Esperamos con Valle Las Nencias crecer en botellas vendidas, que más personas puedan disfrutar de La Consulta como lo hacemos nosotras. A largo plazo, espero que mis hijos disfruten de este mundo como lo disfruto yo, ojalá ellos puedan ser tan felices como yo haciendo lo que les gusta. Y por qué no hacer un gran vino que sea motivo de orgullo para ellos, quizás un gran blend en el cual la motivación sean ellos.

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El mejor maridaje

“Amo el Merlot, me parece que en la viña es única, es la uva que siempre quiero ir a probar, me encanta. Y como vino es tan elegante y completo que lo hace mi preferido. A mí me gusta tomar Merlot Family Selection con polenta con boloñesa y mucho queso”.

“El Rosé es el vino para esta primavera, yo lo elijo con una buena pasta, por ejemplo con fideos con camarones, que me fascinan”.
 

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La historia familiar

Allá por el año 1887, Juan Giol llegó a Mendoza desde Udine, Italia. Muy joven decidió apostar por el país y en 1890 fundó Bodega Giol que, en apenas 10 años, logró conformarse como la bodega más grande del mundo. 

Hasta la camada de la madre de María nunca vieron una etiqueta propia, cuenta la enóloga. Al tiempo dividieron todo entre los hermanos y María Marta se quedó con La Esperanza. En parte de aquellas fincas, la bisnieta de Juan crea vinos que respeten el terroir. 
 

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Portfolio

El portfolio incluye cuatro líneas que reflejan los suelos y el clima de La Consulta, Valle de Uco provincia de Mendoza. Entre los vinos destaca el Rosé Reserve 2021 que es un rosado 100% Malbec con notas a frutas rojas frescas como la cereza. 

Dentro de la Línea Classic cuenta con un Classic Malbec 2020, elaborado con fermentación espontánea a partir de levaduras indígenas. Sin madera mantiene toda la expresión de la fruta. 

En la Línea Reserve, el Malbec Reserve 2019 muestra un persistente aroma a frutas. Tiene paso por barricas de roble francés durante 12 meses.

Una de las joyas de esta bodega es el Cabernet Franc Reserve 2019 que también tiene paso por barricas de roble francés durante un año. 

Dentro de la propuesta Family Selection, suma el Malbec 2018 y el Merlot 2018, 100% Merlot de los viñedos que custodió y defendió Marta Giol. Este tiene crianza de 10 a14 meses en barricas de roble francés de primer y segundo uso.

 

*Fotos: Gentileza Valle Las Nencias

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