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Sofía Celi
Movimiento Inspirador

¿Cómo hizo esta quiteña para ser parte de Brave Software y convertirse en una autoridad en criptografía?

Nicole Morales

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Sofía Celi lleva siete años en la industria de software. Actualmente se desempeña como investigadora en el área de la criptografía en Brave Software. Su trabajo se basa en proteger la seguridad de la información en Internet, promover los derechos humanos en la web y apoyar a que más mujeres formen parte de este sector.

06 Mayo de 2024 11.52

“Digamos que estás investigando sobre tu condición psicológica en el buscador de Google Chrome o preguntas algo sobre tu condición física o tu género. Hay muchos temas de tu vida privada que Google se está enterando”, explica la quiteña Sofía Celi Ramos, quien hoy se desempeña como investigadora en criptografía y seguridad en Brave Software, una empresa de tecnología con sede en San Francisco, Estados Unidos.

Esta firma desarrolló el navegador The Brave Browser, similar a Google Chrome o Safari, que cuenta con seguridad para que los contenidos que se comparten no sean receptados por una corporación. “Tenemos nuestros propios servidores y lo que hacemos es dar una alternativa para que, en vez de utilizar Google, utilices nuestro servidor porque tenemos un algoritmo que no nos va a revelar tu información, lo que nos hace privados por defecto”, apunta Celi. Según cifras de Brave, en 2021 contaban con 50,2 millones de usuarios activos mensuales. 

Esta joven de 31 años vio nacer su interés por las ciencias de la computación en una ciudad de la India llamada Pune, donde aprendió sobre programación y consultoría de software durante un par de meses. Estaba trabajando para la empresa Thoughtworks y al regresar a Ecuador le asignaron un proyecto sobre privacidad y seguridad digital. “Ahí es donde a mí me encantó esta parte de las ciencias de la comunicación que es la criptografía y es a lo que me dedico ahora”. 

En realidad, desde pequeña tuvo bases sobre computación. En el colegio aprendió a programar HTML, que es el lenguaje que utilizan las páginas web, y MS-DOS, aplicado en el sistema operativo Microsoft Windows. Pero no siguió desarrollando esas habilidades porque al mismo tiempo estaba estudiando guitarra clásica en el Conservatorio Nacional de Música donde se graduó. 

Para sus estudios superiores eligió la carrera de Literatura en la Pontificia Universidad Católica. Una de las clases era sobre nuevas tecnologías y su gusto por el área digital regresó. Se hizo cargo del webmaster de los medios de la carrera de comunicación, donde se ocupaba de la página web.

Desde entonces, Celi avivó su curiosidad por estos temas. Empezó a educarse por sí misma sobre programación con libros, Internet y la ayuda de un amigo que le enseñaba. Así aprendió Ruby, un lenguaje de programación más avanzado y realizó varias consultorías en esta materia. En 2018 llegó a Brasil por 11 meses por una oportunidad laboral. Eventualmente fue contratada por la empresa de software que la llevó a la India, Thoughtworks, donde profundizó sus conocimientos en seguridad y privacidad. 

Concluyó la carrera de Literatura, pero su vida la llevó por el mundo de la criptografía donde no era necesario un título universitario, por lo que no se graduó. “La carrera fue chévere, pero no me ha servido de mucho porque cuando quise ingresar a otras áreas de ciencias de la computación lo que piden son títulos de ciencias exactas. Si tú quieres ser parte de una compañía que hace investigación de software usualmente no te piden un título. Por ejemplo, algunos colegas son gente que ha trabajado desde los 14 años y no tienen título, ni siquiera de bachillerato porque han trabajado desde temprana edad”. 

Sin embargo, Celi quería tener una titulación en ciencias de la computación. En 2020 ingresó a la Universidad de Londres de forma remota y hoy cuenta con varios títulos de esa institución: Bachelor of Science y Bachelor in Computer Science. También cuenta con un Micromaster en Seguridad/Información de los Sistemas Informáticos y de Información del Instituto de Tecnología Rochester (Rochester Institute of Technology). 

Al mismo tiempo que afinaba sus conocimientos empezó a trabajar para una compañía de criptografía llamada Cloudflare. Esta institución le pidió que se mudara a Portugal en 2020, donde ahora reside junto a su pareja, en Lisboa. Esta empresa brinda servicios de nube y protección contra ataques en páginas web. “Cloudflare, de hecho, es utilizado por el Gobierno de Ecuador en las votaciones. Cuando hay mucha gente que trata de ingresar para votar al mismo tiempo, hacen que el sistema se caiga, entonces Cloudflare previene esto”.

De la de creación de servidores se pasó al lado de la experiencia del cliente. Por recomendación de un compañero llegó a Brave. Esta empresa es reconocida a nivel mundial porque su fundador, Brendan Eich, es un programador estadounidense reconocido por ser el cofundador de Mozilla (Firefox) e inventar el lenguaje de programación JavaScript, que es uno de los lenguajes más utilizados en el desarrollo de páginas web.  

Brave cuenta con un área especializada en investigación que es donde Celi trabaja. “La criptografía es el tema que yo investigo. Es básicamente la capacidad de esconder comunicaciones”. Esta ciencia se aplica, por ejemplo, cuando se envía un mensaje desde el chat de Facebook. Durante el proceso de envío del mensaje desde una computadora a otra va a pasar por varios servidores, que son grandes máquinas localizadas alrededor del mundo. En este trayecto cualquier persona puede abrir y ver lo que dice el mensaje. “Entonces la criptografía está ahí para dar soluciones y hacer que ese mensaje sea escondido y nadie más que el remitente tenga la posibilidad de saber cuál es su contenido”. 

El resultado de las investigaciones de Celi culminan en la creación de artículos científicos que se publican en diversas revistas y en conferencias internacionales. A diferencia de los trabajos publicados por universidades, lo que busca la empresa Brave es que la investigación brinde un avance teórico y práctico para que eventualmente se cree un producto que aporte a la comunidad. 

Celi también participa en una estandarización de protocolos digitales. El año pasado fue invitada para dar una charla en las Naciones Unidas acerca de ¿Por qué la Internet necesita derechos humanos? “Básicamente consideramos que los protocolos y los sistemas que nosotros creamos no vayan en contra de los derechos humanos”. 

Además de su interés por la criptografía, Celi afirma ser creyente del feminismo interseccional. En su experiencia profesional se encontró con varios comentarios discriminatorios como que “las mujeres no pueden aprender matemáticas” o  que “no son buenas para la programación” o que “los hombres son mejores en ciencias exactas” y a ella le interesó desmitificar estos temas y tratar de cambiar esa situación. 

Además, notó que en el desarrollo de tecnología existen sesgos de género. Por ejemplo, Apple creó el AirTag, un dispositivo pensado para no perder cosas. “Pero no se dieron cuenta, y para mí es algo muy obvio, que este dispositivo podía ser explotado. En muchos casos de violencia de género lo que pasó es que los abusadores ponían este aparato en la cartera de su víctima para conocer su ubicación. Para los desarrolladores de dicho dispositivo no fue obvio esto porque la mayoría de ellos eran hombres. Resulta que la tecnología a veces no toma en cuenta estos otros tipos de posibilidades de abuso porque la gente que creó dicha tecnología nunca ha sufrido dicho abuso”.

Por eso, con un grupo de amigas decidió crear un grupo que se llama Mujeres en Criptografía (Woman in Cryptography). “Lo que hacemos, por ejemplo, son seminarios acerca de mujeres que han publicado artículos recientes y como han logrado sobrevivir a un sector con mucha discriminación, y eso realmente ayuda a que las mujeres sientan que hay una comunidad que las va a apoyar”. 

Asimismo se incorpora la interseccionalidad en este grupo. “A las mujeres nos discriminan, pero si eres una mujer indígena o afrodescendiente te van a discriminar más. Entonces, es entender que incluso en los grupos de mujeres hay gente que necesita que la apoyemos más”. 

Las reuniones del grupo se realizan a través de la plataforma Discord y está conformado por 400 mujeres de todo el mundo. Hay personas de la India, China, Europa, Estados Unidos y más países. Cuentan con una página web. Las personas que se quieren unir solo deben escribir un correo con la solicitud.

En el futuro se ve en la misma compañía porque “apoyan que la Internet sea mucho más libre y accesible para todas las personas del mundo y promueven los derechos humanos en el desarrollo de la Internet”. 

A las personas que buscan ingresar en el mundo de la criptografía les envía un mensaje: “Sigan adelante, no se dejen menospreciar. Es necesario tener gente con backgrounds diversos al crear aplicaciones porque son esas personas las que llevan consideraciones que otras personas no se van a dar cuenta”. (I)

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