Jordania Leon-Jordan nació en Shell, Pastaza. Pasó los primeros 13 años de su vida en Sucúa, Morona Santiago. A sus 18, se graduó en el Colegio 24 de Mayo, en Quito. Y en este periodo atravesó por una situación que marcó su vida. En el trasfondo de esta historia, su madre se había dedicado a la crianza de Jordania y sus hermanos. Su padre se fue de casa y los desafíos económicos fueron abrumadores. Esta fue una de las razones para tomar la decisión de salir del país. El primero en irse fue su hermano Washington, quien luego la recibió y le abrió camino.
“La oportunidad de pisar suelo americano significaba que quizá no volvería a Ecuador”, resalta Leon-Jordan. Con la voz quebrada, esta ecuatoriana recuerda cómo fue aquel día en el aeropuerto, pensando: “Mi papá se había ido y yo tenía que irme también. No quería dejar a mi mamá sola”. Jordania había conseguido una visa estudiantil para llegar a Estados Unidos.
El primer año fue lleno de sensaciones y una etapa dura para Jordania. “No sabía el idioma y cuando llegué comencé a trabajar para poder pagar mis estudios y mis clases de inglés. No quería aprender y al final terminé haciéndolo”, recuerda. Leon-Jordan comenzó trabajando en la cafetería de la Universidad de Wisconsin - Stevens Point. Su día empezaba a las 8:00 con clases de inglés y luego laboraba como asistente de ensaladas desde las 11:30 hasta las 19:30. Los sábados se dedicaba a ser asistente de cocina.
En esta rutina se mantuvo por diez años y durante ese tiempo, Leon-Jordan logró cursar tres carreras universitarias: Economía, Contabilidad y Administración de Empresas. “Los primeros tres años estudié inglés y en los otro siete pasé estudiando en la universidad y pensé en regresar o buscar otro trabajo. Ya no sabía qué más estudiar”, enfatiza.
Unos amigos de la familia, conocidos de su mamá, tenían contacto con Jordania y le sugirieron que hiciera un máster. Leon-Jordan les había compartido su frustración por no encontrar un empleo que le otorgara la visa de trabajo que tanto estaba buscando. Aunque recibía ofertas laborales, todas se desvanecían cuando mencionaba la necesidad de este permiso.
Y es en este momento que esta ecuatoriana vio una luz después túnel. Esta pareja de esposos le propuso una alternativa a la que no todos tienen la suerte de acceder: financiar sus estudios de máster.
“Me preguntaron si aceptaría su ayuda, y claro, respondí que sí”, cuenta. A sus 29 años, con su experiencia laboral y determinación, se comprometió a estudiar intensamente para completar el MBA en dos años, en la Universidad de Wisconsin-Parkside. Esta es una institución que forma parte integral del prestigioso Sistema de Universidades Públicas de Wisconsin. Cabe mencionar que este sistema educativo público de educación superior de Estados Unidos incluye universidades que a menudo llevan el nombre del estado y la ciudad en la que se encuentran.
Una vez que inició el programa, como parte de los requisitos incluía trabajar solo dos horas diarias. Para ella, que estaba acostumbrada a estar en constante actividad 16 horas al día, esto “no era nada”.
Leon-Jordan se propuso trabajar ocho horas diarias en lugar de las dos horas requeridas. Colaboraba en investigaciones de proyectos de marketing, negocios y administración de empresas con otros profesores. En su mente repasaba que tenía que aprovechar esa oportunidad y aprender mucho más. “Yo no me daba cuenta, pero para mis jefes esto fue algo que me puso en el mapa y decidieron promoverme”, resalta. El nuevo desafío era la Gerencia de Proyectos en la misma sede.
En el equipo, que constaba de 10 a 12 personas, Leon-Jordan se encargaba de dirigir y asignar las partes de un proyecto. En el entorno universitario, revisaban planes en diversas áreas como contabilidad y TI. Su labor como Directora de Proyectos implicaba garantizar que los mismos se completaran a tiempo y dentro del presupuesto.
Luego de tres años, Jordania ascendió a Planificadora Estratégica. En este nuevo puesto, su tarea principal era mejorar la eficiencia mediante análisis de los procesos y actividades. Junto con su equipo, identificaba áreas que necesitaban cambios para optimizar recursos y mejorar resultados. En este rol se mantuvo otros tres años e implementó acciones que contribuyeron a una gestión más efectiva y estratégica dentro de la institución.
Un nuevo reto llegó a sumar a su experiencia profesional. Ser Chief Information Officer (CIO) fue un salto hacia un nivel de liderazgo superior, una decisión que le permitió dar propuestas que cambiarían el rumbo de la universidad en esa área. A pesar de su pasión por la administración y la planificación estratégica, decidió aprovechar la oportunidad de aprender algo nuevo en un entorno dinámico y rápido como el de TI. Siempre había sido fan del ritmo acelerado y la constante innovación de la tecnología, que cada día presenta nuevos desafíos y oportunidades para mejorar.
Mirando hacia atrás, esta ecuatoriana reflexiona, con una sonrisa, sobre cómo armó sus propios planes y creía saber cuál era su camino. Desde una edad temprana, aprendió la importancia de la responsabilidad y el trabajo arduo, convencida de que el esfuerzo siempre trae recompensas. A pesar de ser un cambio completo hacia un campo diferente, confiaba en sus habilidades para enfrentar esta nueva posición
Durante los últimos ocho años, enfrentó varios desafíos como mujer. A pesar de que en muchas partes del mundo la idea de romper barreras de género sigue siendo un obstáculo, ella se resistió a los prejuicios. “Me abrí paso en un rol considerado masculino y encontré personas que expresaron dudas sobre mi capacidad, basándose en su apariencia física”, comenta. Leon-Jordan supo perseverar y abrirse camino.
Uno de los hitos destacados de su gestión fue la implementación de un plan de seguridad de la información en el departamento de TI de la universidad. En ese momento, no existía un plan estructurado para proteger los datos y la información sensible. Implementar este plan fue un desafío considerable que implicó la búsqueda de recursos adecuados y la creación de un enfoque estratégico para crearlo.
Una vez establecido, el plan demostró ser fundamental para la protección de los datos universitarios. Con el tiempo, este programa se volvió cada vez más crítico y continuó expandiéndose, marcando un logro importante durante en ese periodo.
Fue un desafío alcanzar y superar metas. Sin embargo, Leon-Jordan asegura que también es crucial reconocer la importancia de apoyar a otros en su camino hacia el éxito. Para ella, mantenerse conectada con sus raíces y recordar los esfuerzos, le permite valorar su propio progreso y abrir camino para quienes vienen detrás de ella, actuando como una guía y un ejemplo inspirador.
En cinco años, Jordania Leon-Jordan se visualiza como una líder en Educación Superior con un enfoque destacado en Ciencia de Datos, Inteligencia Artificial y Privacidad de Datos e Información en el campo de la tecnología de la información. Está comprometida a estar preparada para los cambios y avances tecnológicos que definirán el panorama en los próximos años de su carrera. (I)