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La batalla contra el plástico en Galápagos no da tregua

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La basura plástica que llega a las Islas Encantadas es un dolor de cabeza. Entre 2017 y 2021 se se ha recolectado, en un trabajo de varios actores, 69,1 toneladas de basura. El 51% corresponde a sitios lejanos. Fundación Coca-Cola de Ecuador invierte USD 1 millón al año para la limpieza de playas.

20 Septiembre de 2021 10.12

Eran las 10:00 del 18 de septiembre del 2021. El sol aparecía tímido en el sector coloquialmente conocido como Saca Calzón, en la isla Santa Cruz, cuando Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, presenció la dolorosa realidad de la acumulación de basura en la línea costera: el cadáver de un pez en el interior de una botella plástica.

Lo hizo, precisamente, durante el Día Internacional de Limpieza de Playas, que se celebra el tercer sábado de septiembre de cada año. Él, junto a otras 290 personas, participaron de esta jornada como voluntarios para recoger toda clase de desechos que se acumulan en los manglares, formaciones rocosas, zonas de arena y más en 21 puntos de las islas Galápagos. Más del 90% de la basura que se recolecta es plásticos que llegan, principalmente, de Ecuador continental, Perú  e, incluso, países asiáticos. Esa mañana, de hecho, se encontró una botella de agua con etiqueta azul escrita con caracteres blancos de esa zona del mundo.

Esta tarea fue posible gracias a la labor integrada por el Ministerio de Ambiente, la dirección del Parque, Conservación Internacional Ecuador y Fundación Coca-Cola de Ecuador. Estas organizaciones trabajan de manera integrada en el Programa de Limpieza Costera, cuyo objetivo es recolectar desechos de áreas marinas y zonas costeras protegidas para conservar su biodiversidad.

Fundación Coca-Cola de Ecuador impulsa la iniciativa desde el 2004. Como parte del proyecto, se entrega a los voluntarios de la limpieza de playas en el Archipiélago, así como a los que también realizaron una actividad  similar en el continente, camisetas, gorras, guantes de protección, costales y otros artículos para el proceso.

Este año la jornada inició a las 07:00. Los voluntarios de la isla Santa Cruz se concentraron en el parque ubicado en el malecón San Francisco de Puerto Ayora (capital del cantón); pertenecían a la Armada del Ecuador, la Cruz Roja, el Parque Nacional Galápagos, medios de comunicación y Forbes Ecuador.

Luego se repartieron hacia distintos puntos. Un grupo se trasladó hacia Saca Calzón, ubicado al norte de Puerto Ayora, al que se llega tras un viaje de 45 minutos en lancha de motor pequeño, que atraviesa el mar con un fuerte oleaje. Estas condiciones son típicas de esta época del año (estación fría-seca), debido a la corriente de Humboldt (viene del sur del continente americano).

Empapados, por la velocidad, la fuerza de la marea y el viento frío, los voluntarios desembarcaron en una zona rocosa en la que el mar estaba más calmo. Una vez en tierra, la hermosura de la naturaleza quedó levemente opacada cuando se comenzó a observar la basura acumulada en las rocas y los manglares: fundas plásticas, juguetes de niños, tapas, tarrinas, trajes de neopreno de buzos, alambres, cuerda, redes, zapatillas y botellas.

Rueda explicó que el pez que murió dentro de una de las botellas que encontró debió entrar cuando era pequeño, creció y no pudo volver a salir. Fue su cárcel, su hábitat y su tumba.

No es la única especie que sufre las secuelas de esta situación. Las tortugas marinas pueden llegar a confundir las fundas con medusas, uno de sus principales alimentos, comérselas y morir con obstrucción gástrica. También se sienten atraídas por basura orgánica: el viernes 17, un día antes de la limpieza, se observó a uno de estos animales nadar junto a restos de piel de naranjas, que flotaban en la zona de taxis acuáticos de Puerto Ayora. 

Mientras que  los cangrejos ermitaños buscan tapas de botellas para hacer sus casas como si fueran conchas.

ESFUERZOS CONJUNTOS

Mariana Vera, voluntaria y gerente del programa Galápagos de Conservación Internacional Ecuador, explicó que a través de la limpieza costera se busca reducir situaciones lamentables y mortales para la fauna. 

La organización se involucró en el programa desde el último trimestre del 2016, cuando aplicó, tras una invitación del Parque Nacional Galápagos, a los fondos de Fundación Coca-Cola de Ecuador (esta última financia y la primera tiene todo el conocimiento técnico para los procesos). Hace limpieza de sitios remotos, dos veces al año, con la contratación de personas que pernoctan en embarcaciones y en el día recolectan; en sitios cercanos se desarrollan en un número mayor, con voluntarios. En su periodo de trabajo ha recolectado 45 toneladas de desechos.

"Hemos encontrado también materiales poco comunes como extintores, tanques de buceo, etc. Nosotros hacemos el detalle de lo que recogemos y hemos cuantificado 100 o más ítems", explicó Vera.

Según datos del Ministerio de Ambiente, presentados en el Parque Nacional Galápagos, entre 2017 y 2021 se ha recolectado, en un trabajo de varios actores, 69,1 toneladas de basura. El 51% corresponde a sitios lejanos y el resto a cercanos. Mucha de la basura no es nueva. Así se observó durante la limpieza en Saca Calzón. Cuando los voluntarios intentaban, con sus respectivos guantes de protección, recoger ciertos plásticos, estos se deshacían ya que el sol prácticamente los estaba desintegrando.

De esa manera es como se genera el microplástico, que es completamente difícil recoger. De ahí la importancia de las jornadas de limpieza, ya que evitan que los residuos lleguen a ese punto de descomposición y se impulsa a que la gente tome conciencia de la situación.

El pasado sábado se recolectaron 1.696,9 kilos de desechos en tres islas, luego de casi medio día de trabajo. Nuevamente, en condiciones de navegación un tanto agitadas, los voluntarios regresaron de Saca Calzón a Puerto Ayora, esta vez en una embarcación de mayor tamaño.

El volumen de desechos recolectados se obtuvo una vez que todos los voluntarios regresaron a puntos de concentración en las zonas urbanas de las islas y se pesó el material. Una persona recibía los sacos, los colocaba en una balanza y otra anotaba el peso. En Puerto Ayora, los participantes se agruparon en el puerto. 

Una vez que terminó el proceso, el Director del Parque Nacional señaló que la basura se enviaría al centro de reciclaje municipal Fabricio Valverde para su tratamiento; algunos desechos se pueden reutilizar y otros se destinan a un relleno sanitario.

Paola Palacios, gerenta de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad de Coca-Cola Ecuador y Perú, se mostró satisfecha por la jornada de trabajo. Durante los 17 años de vigencia del Programa de Limpieza Costera, dijo, se ha logrado recolectar 233.852 kilos en Galápagos y áreas marinas y protegidas de Ecuador continental, con el apoyo de 9.656 voluntarios. Cada año está empresa invierte más de USD 1 millón para impulsar el proyecto. 

Palacios destacó el hecho de que la comunidad galapagueña nuevamente esté involucrándose en la limpieza, tras la vacunación y la aplicación de todas las medidas de bioseguridad. "Ser un voluntario de jornadas de limpieza costera te cambia la vida. Nuestras acciones pueden impactar en el otro lado del mundo". 

Por otro lado, los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) del archipiélago  han desarrollado mecanismos para reducir el uso de plásticos. Por ejemplo, en Puerto Ayora se pudo conocer que no se pueden usar fundas con agarraderas y se está impulsando un proyecto para que el consumidor no reciba bolsas plásticas al comprar el pan, sino que se le entrega una de tela reutilizable.

De igual forma, se cuenta con un programa de reciclaje de la basura en hogares y negocios. Evitar la contaminación por desechos es fundamental y las autoridades, junto con organizaciones como Fundación Coca Cola, buscan llegar a la conciencia ciudadana para el cuidado del medioambiente y el bienestar ciudadano.

El sábado, tras el conteo y despacho de los residuos, los participantes de la jornada pudieron apreciar la limpieza de la zona costera y portuaria. A diferencia de lo que le pasó al pez en la botella, cientos de ejemplares plateados y blanquinegros nadaban en las aguas transparentes. 

La tortuga marina se había ido, pero si regresaba encontraría un lugar acuático más amigable y limpio. (I)

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