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Los ecuatorianos Luis Loaiza y Miguel Torres crearon en 2016 Shippify, una plataforma que permite a las empresas de comercio electrónico conectar sus entregas con una comunidad verificada de entregadores a través de tecnología. Hoy opera en más de 200 ciudades de América Latina con un equipo de 230 personas. Un correo enviado al fundador de Amazon marcó un antes y un después en su historia.

16 Mayo de 2023 16.42

Usted debe conocer lo que es Shippify. Así empezaba el correo electrónico que escribió Luis Loaiza el 16 de abril de 2018 y que estaba dirigido a uno de los hombres más ricos del planeta: Jeff Bezos.

Loaiza, un emprendedor del mundo tecnológico que ha usado el traje de hacker ético, así como de desarrollador de tecnología, cuenta cómo se animó a escribir al fundador de Amazon. Él y Miguel Torres fundaron Shippify en 2016; la empresa ya tenía un par de años en el mercado, estaba creciendo, sin embargo, Loaiza tenía ansiedad por levantar más capital. "Latinoamérica no tenía el inversionista que hacía clic con lo que estábamos haciendo. Le decía a mi novia, que ahora es mi esposa, que tenía que escribirle un correo a Jeff Bezos para que supiera lo que estábamos haciendo, solo él lo iba a entender. Era una locura y un domingo de madrugada e insomnio me levanté, agarré la computadora y le escribí al correo que aparecía en su sitio web. Tenía listo el texto en mi cabeza".

Ese correo electrónico decía, en pocas palabras, que Shippify era una compañía de tecnología que operaba en Brasil, Chile, México y Ecuador; que crecía, que había levantado inversiones y que buscaba un aliado del tamaño de Amazon. Loaiza cuenta lo que pasó días después: "Nos respondió una de sus asistentes con un mensaje corporativo y un enlace. Como buen hacker, yo le había puesto seguimiento al correo y veíamos que se abría en India, en Seattle, en Washington. Y de pronto nos llegó una respuesta de Alex Ceballos, que entonces era uno de los ejecutivos de confianza de Jeff Bezos".

La intención de Loaiza y Torres era que Amazon invirtiera US$ 5 millones en Shippify. Tras el contacto con Ceballos, empezaron algunas conversaciones y se logró tener un primer acuerdo que, en palabras simples, estipulaba que Amazon estaba interesado, pero que no colocaría dinero aún. Ese modelo es común en Estados Unidos en empresas que cotizan en bolsa, pero los emprendedores ecuatorianos no sabían mucho al respecto. "Era un documento que no implicaba inversión, pero que le daba derecho a ser inversionista, sin especificar un monto específico. Además, permite participar en una ronda de inversión. En el camino nos asesoramos con estudios jurídicos que trabajan con unicornios". Hay otros detalles que Loaiza y Torres no pueden hacer públicos debido a un acuerdo de confidencialidad.

Pero lo que sí cuentan los fundadores de Shippify es que el correo funcionó: Bezos supo lo que hacían y estaba interesado. El tiempo pasó y en diciembre de 2018, algunos meses después del correo electrónico, se lograron acuerdos trascendentales.

¿Qué pasó? ¿Cuánto invirtió Amazon en Shippify? La respuesta es: "Amazon ha invertido con capital de trabajo para hacer sus entregas. Convencer a clientes es un trabajo que hacemos todos los días, pero convencer a Jeff Bezos de que invierta más de US$ 10 millones en una infraestructura digital montada por dos ecuatorianos en Brasil fue un desafío interesante. Jeff Bezos apostó por Shippify millones de dólares para acelerar el negocio Prime en Brasil y Latinoamérica", dice Loaiza con una mezcla de satisfacción y orgullo. Shippify también suscribió un contrato de seis cifras con Amazon para toda Latinoamérica en 2018 y, dado el buen desempeño de la plataforma, Amazon pagó por adelantado decenas de millones de transacciones para que la empresa invirtiera en el desarrollo de operaciones en nuevas ciudades en Brasil.

Con el acuerdo para ser proveedores vinieron los desafíos grandes. Amazon solicitó mover paquetes desde Sao Paulo hasta Belo Horizonte, lo que implicaba hacer lo que en el e-commerce se llama "primera milla". "Entonces uno de los inversionistas de Shippify nos dijo que no nos metiéramos en eso, que nosotros trabajamos con manzanas, no con peras, y que no iba a colocar un dólar más. Habíamos levantado un millón, pero decidimos devolver una parte y nos quedamos con 600.000. Le dijimos que había un desacuerdo y que nuestro objetivo era trabajar para Amazon".

Antes de llegar al audaz correo electrónico, los fundadores empezaron desde cero. Shippify permite hoy en día a las empresas de comercio electrónico conectar sus entregas con una comunidad verificada de entregadores a través de tecnología, todo con calidad 'prime'. "Conectamos a empresas como Falabella, De Prati, Mercado Libre y muchas más con flotas de vehículos de empresas o con personas que trabajan por su cuenta haciendo entregas. Nuestra tecnología permite incrementar sus negocios".

En principio, la idea era crear una plataforma tipo e-commerce para viajeros, que usaba inteligencia artificial. Torres y Loaiza se conocieron en 2012. El primero venía del mundo de las finanzas y el segundo era un obsesionado con la tecnología. Un mensaje por Facebook los convocó en un restaurante en Guayaquil y allí hablaron de un negocio enfocado en el mundo digital, que para ese año estaba menos que en pañales, Comparado con lo que se vive hoy, Torres cuenta que quería conocer a los mejores hackers y, tras varias referencias, dio con Loaiza. "Y así empezamos a buscar inversionistas en una época en la que nadie invertía en startups".

Entonces decidieron mudarse a Chile para ser parte de Startup Chile, donde se codearon con cientos de startups de la región. Además, con su idea fueron parte de un programa en Stanford Research Institute, en Palo Alto. "Allí nos dieron palo, aprendimos sobre VC, inversionistas y más. Nos cuestionamos muchos temas y eso nos enseñó a ser resilientes". Luego de largas noches de trabajo, mucho Red Bull y comida rápida, regresaron a Chile y vieron que la idea tenía algunas debilidades. "Y uno de los grandes problemas era la logística. Era un e-commerce que no funcionaba como debía", dicen casi en coro los dos fundadores.

Así empezaron a definir lo que hoy es Shippify. Ya era 2014 y se enfocaron en la digitalización de la logística Había cuentas que pagar y regresaron a Ecuador. Empezaron a aplicar en fondos de inversión y llegaron a uno en Brasil, específicamente en Belo Horizonte, ciudad marcada por la logística y donde estaban pasando muchas cosas. Recibieron un capital semilla de unos US$ 30.000 y empezaron a utilizar todo lo aprendido en Chile, Stanford, Ecuador y otros lugares. Sabían que estaban desarrollando un producto tecnológico que resolvería un problema del e-commerce: la logística. Validaron el producto, pagaron deudas y Shippify hizo su primera entrega: unas gafas de sol. "Fue una logística totalmente manual, pero fue así a propósito para entender el proceso y luego crear el sistema". Junto a Loaiza y Torres estaban ya los que fueron los primeros empleados: dos programadores, un diseñador y una persona en el área comercial. Shippify había nacido, pero el servicio postal brasileño lo supo y trató de bloquear su idea. "Nos asesoramos con abogados y alegamos que era imposible intentar bloquear al e-commerce. Así supimos que teníamos algo bueno en las manos y que había miles de personas que nos apoyaban".

El equipo empezó a crecer, así como los clientes y los desafíos. Entonces Torres supo de Fadi Ghandour, un emprendedor e inversionista jordano-libanés, fundador de Aramex, a quien empezó a seguir en Twitter y de quien recibió una pregunta: "¿En qué parte del mundo estás?" "Le respondimos que en Belo Horizonte. Ghandour nos citó a una reunión virtual y nos preguntó cuántas entregas hacíamos al mes". Torres le dijo que eran cerca de 1.000, pero la meta era 100.000. Tras esa reunión vino una etapa de cruzar información y la intención de invertir. Pero todo eran palabras y la sorpresa llegó cuando Loaiza miró en YouTube el anuncio del CEO de Aramex: "Estamos invirtiendo en Shippify, en Brasil, una empresa con una fantástica tecnología". Eso calmó la ansiedad que tenían Loaiza, Torres y su equipo en Belo Horizonte, Santiago y Guayaquil.

La tecnología mejoró, se multiplicaron las transacciones y la compañía despegó. Abrió operaciones en México y eso ayudó a corregir errores. Y así llegó el correo dirigido a Jeff Bezos.

En octubre de 2022 Shippify tenía un equipo de cerca de 230 personas repartidas en 12 países, con un esquema muy flexible como parte de la cultura laboral. "Hemos hecho muchos experimentos, como gente en Argentina operando la logística de Chile. Eso nos dejó claro que tenemos un sistema operativo que permite ese trabajo remoto, sin ningún problema".

Desde 2016 hasta octubre del año pasado, la empresa de estos dos ecuatorianos ha realizado más de 20 millones de transacciones o entregas y trabajaba hoy con más de 4.500 entregadores, en más de 200 ciudades. De un grupo de WhatsApp, en 2016, pasaron a formar una app en la que se puede alquilar un auto para hacer las entregas. Además, Shippify hasta el 2022 había levantado US$ 1,6 millones en venture capital: Aramex, Buen Trip Ventures y Builders and Backers son algunos de los inversionistas que han confiado en la idea. Los ingresos desde 2016 hasta el año pasado superaban los US$ 50 millones.

Para el futuro, Loaiza y Torres saben que es difícil hacer una predicción, pero quieren que la empresa escale más allá de los fundadores, con el talento del equipo y la misión es que la flota (hoy en día cerca de 4.000) cubra toda la región. "Queremos un futuro totalmente orquestado a partir de la tecnología". (I)

*El artículo original se publicó en la edición impresa de Forbes Ecuador, de octubre de 2022.

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