Forbes Ecuador
La ATP decidió dividir el calendario en bloques y usar la misma marca de pelotas
Negocios

La presión de los jugadores y la caída de un negocio millonario llevaron a la ATP a cambiar las reglas sobre las pelotas de tenis

Matt Craig

Share

Durante años, fueron el blanco fácil del deporte: las culparon por malos rendimientos, molestias físicas e incluso lesiones. Ahora, el circuito masculino tiene listo un plan para garantizar más consistencia en el juego.

22 Agosto de 2025 11.52

Hay mucho para mirar durante un show de tenis como el Abierto de Estados Unidos. Un partido nocturno en el Estadio Arthur Ashe puede reunir a 23.000 personas, con cientos de activaciones de marcas, decenas de celebridades y vaya uno a saber cuántos Honey Deuces circulando por ahí. Pero, más allá del show, hay algo en lo que todos se enfocan —ya sea en la cancha o frente al televisor—: la pelota de tenis.

Con semejante exposición, y teniendo en cuenta el perfil del público en un torneo típico del ATP Tour —donde entre el 60 % y el 75 % de los espectadores se identifican como tenistas, según datos del circuito—, las marcas vienen invirtiendo fuerte para quedarse con el título de proveedor oficial. La idea es clara: ganar terreno en un negocio que mueve US$ 1.500 millones al año en ventas de pelotas. Como cada torneo negocia por su cuenta, Forbes estima que los eventos más importantes del calendario pueden recibir entre US$ 200.000 y US$ 500.000 anuales, además del suministro de las cerca de 70.000 pelotas que se usan durante el torneo.

Este esquema de patrocinios se volvió un dolor de cabeza para muchos jugadores. Cada marca fabrica pelotas con diferencias mínimas en peso, densidad y fieltro, pero eso alcanza para alterar las sensaciones de quienes entrenan y compiten durante horas todos los días. Por eso, las pelotas de tenis se transformaron en el chivo expiatorio del rendimiento irregular y, con más frecuencia, de lesiones en hombros, codos y muñecas.

"Muchos jugadores insisten en los efectos que el cambio de pelotas semana tras semana tuvo en su cuerpo", dice Chris Eubanks, exsemifinalista de Wimbledon y actual número 160 del ranking ATP, que la semana que viene será analista de ESPN en el US Open. "Al menos, dennos tiempo para adaptarnos a las diferentes pelotas y poder hacer las modificaciones necesarias. Así, nuestros cuerpos se adaptarán de forma natural", agrega.

Andy Roddick, una leyenda del tenis estadounidense y campeón del US Open 2003, lo planteó de otro modo en su podcast Served a comienzos de este año: "Imaginen qué les pasaría a los lanzadores si las pelotas de béisbol tuvieran pesos diferentes", dijo. "Si tuvieran que hacerlo profesionalmente, una y otra vez, de forma extrema, no afectarían su cuerpo de forma diferente", continuó.

La ATP, que organiza el circuito masculino, venía escuchando estas quejas desde hace tiempo. Sin embargo, no pudo hacer demasiado hasta 2023, cuando aplicó una moratoria que bloqueó la firma de nuevos contratos con fabricantes de pelotas. A partir de ahí, se reservó el derecho de negociar acuerdos unificados para todo el circuito. Después de dos años sin mayores cambios, en junio presentaron un plan para ordenar el panorama y buscar más consistencia. El motor, como suele pasar, fue el dinero. O, en este caso, la falta de dinero.

Tennis, Deportistas, Grand Slam
En 2023, la ATP aplicó una moratoria que bloqueó la firma de nuevos contratos con fabricantes de pelotas.

 

Aunque la ATP regula buena parte de los torneos del circuito, cada evento tiene un dueño distinto, que lógicamente apunta a maximizar sus ingresos. Y hasta hace poco, el patrocinio de pelotas era un negocio intocable. En los años 90, incluso, hubo marcas que llegaron a ser el sponsor principal de algunas etapas del ATP Tour.

Pero todo cambió con la pandemia. Las diferencias entre las pelotas quedaron más expuestas, sobre todo por la falta de personal en las fábricas de caucho y fieltro, y por el colapso en las cadenas de distribución. Eso provocó que bajara la calidad del producto. En algunos torneos, los jugadores se quejaron de pelotas con poca presión o demasiado blandas, que aumentaban el desgaste físico y la tensión en el brazo.

"Cuatro semanas, cuatro pelotas diferentes. ¿Cuándo van a escuchar los torneos a los jugadores?", escribió Stan Wawrinka, tres veces campeón de Grand Slam, en redes sociales en 2023. Más tarde, Nick Kyrgios —un jugador que nunca esquiva la polémica— también apuntó contra el tema: "Quienes piensan que las pelotas no son un factor lo suficientemente importante como para lesionar a un atleta son unos inútiles".

Para ese momento, el peso del patrocinio de pelotas dentro del negocio general del tenis había caído en picada. En los torneos más importantes —como los Masters 1000 o los Grand Slams—, aerolíneas, bancos y marcas de autos pueden pagar hasta diez veces más que los fabricantes de pelotas. Además, el circuito reparte cada vez más ingresos provenientes de los derechos de TV y los acuerdos de datos, lo que hizo que el dinero de las pelotas ya no fuera tan determinante.

Ese nuevo escenario económico le abrió la puerta a la ATP para meterse de lleno. "Claramente, esto no habría sucedido hace ni siquiera 10 años", dice Geoffroy Bourbon, vicepresidente ejecutivo de la ATP en Europa. "Ahora es mucho más fácil acudir a los directores de torneos y decirles: 'Renuncien a la categoría y hagamos lo correcto desde el punto de vista deportivo'", comenta.

La ATP tiene un nuevo plan: dividir el calendario en bloques —como la gira australiana de cemento en enero o los torneos europeos sobre polvo de ladrillo en mayo— y usar la misma marca de pelotas en cada etapa. Los contratos actuales seguirán vigentes hasta que se terminen, y el más largo vence en 2028. Mientras tanto, el circuito avanza en acuerdos provisorios que también caducan ese año. A los torneos les prometieron que cualquier nuevo contrato va a igualar o superar los ingresos que reciben hoy.

Tennis, Deportistas, Grand Slam
La ATP decidió dividir el calendario en bloques y usar la misma marca de pelotas en cada etapa.

 

"Al generar fluctuaciones, generamos escasez de oportunidades para estar presentes en la gira, y esa es la ventaja comercial que tenemos sobre los fabricantes", explicó Geoffroy Bourbon, vicepresidente ejecutivo de la ATP en Europa. "Y ellos estaban bajo la amenaza de lo que sucedería en 2029 si no seguían el juego", expresó.

Aproximadamente el 25 % de los torneos tuvo que cambiar de patrocinador. "Mientras el dinero se mantuviera igual, estábamos contentos", le dijo un organizador a Forbes US. "Además, ahora los jugadores ya no pueden quejarse con nosotros; tienen que quejarse con el tour", añadió.

Los fabricantes, en cambio, no tomaron tan bien el cambio. Ya no pueden elegir con qué torneo asociarse. Antes, una marca podía apuntar a un evento estelar o a uno estratégico en el calendario —por ejemplo, un Masters 1000 en primavera y otro en otoño, por una suma total de seis cifras—. Ahora, si quieren quedarse con un bloque completo, van a tener que poner arriba de la mesa una oferta de siete cifras para patrocinar torneos de los niveles Masters 1000, 500 y 250.

"No fue lo ideal para ellos desde el punto de vista de marketing, sin duda, pero al mismo tiempo reconocen lo que estamos tratando de hacer", dice Bourbon. Según él, el objetivo es claro: darles a los fabricantes datos concretos sobre el uso de las pelotas, para que puedan mejorar la calidad del producto. Eso, en teoría, elevaría el nivel de juego y reduciría las lesiones.

De todas formas, Bourbon no vende humo. "Es claramente una decisión de negocios", admitió. "Cuando tus mejores talentos no se presentan a tus torneos más importantes porque cambiaron de pelota tres veces en tres semanas y tienen dolor de muñeca, eso es más importante para nosotros que US$ 5.000 más acá o allá", declaró.

En el corto plazo, el sistema está lejos de ser perfecto. Los cuatro Grand Slams, por ejemplo, no están bajo control de la ATP, así que siguen negociando sus contratos por su cuenta. Eso puede llevar a situaciones absurdas, como que los jugadores usen una pelota Dunlop durante la gira de polvo de ladrillo y después una Wilson en Roland Garros. Además, los torneos que todavía tienen patrocinios vigentes seguirán funcionando con pelotas diferentes por varios años más. Y aunque la ATP trabajó junto a la WTA para conseguir acuerdos comunes en los torneos mixtos, el circuito femenino todavía opera de manera independiente y negocia cada torneo por separado.

Para jugadores como Chris Eubanks, la estabilidad no puede llegar lo suficientemente rápido. "Cuando tenemos dos semanas de trabajo, tres de descanso, volvemos a la Bola A una semana más y después usamos la Bola C esta semana, nos volvemos locos", dice. "Y ya estamos bastante locos", sentencia.

Con información de Forbes US.

10