Ecuador prepara su hoja de ruta logística a 10 años
Julissa Villanueva Periodista
Julissa Villanueva Periodista
Actualmente, cerca del 70 % de la jornada de los camiones en Ecuador sigue siendo tiempo muerto, se va entre esperas para asignación de viajes, permisos para ingreso a plantas industriales o puertos, carga y descarga o completar la documentación requerida, según la Asociación Logística del Ecuador (Asolog). Ese amplio margen de mejora abre una oportunidad para abaratar operaciones y avanzar en la consolidación del país como hub logístico andinocon Colombia y Perú.
Forbes Ecuador conversó con Carlos Luis Burgos, presidente del directorio de Asolog, para entender cómo el país busca transformar esta realidad y reposicionarse en el mapa logístico regional. El dirigente parte de un dato clave: el país tiene un costo logístico cercano al 18 % del valor de los productos, de los cuales casi tres puntos se asocian a inseguridad.
Frente a ello, se abre la oportunidad de movilizar alrededor de US$ 2.500 millones en nueva inversión y de consolidar un marco moderno de alianzas público-privadas para la siguiente década. Ese monto equivale al déficit de inversión actual en logística, acumulado en los últimos años.
La estrategia que impulsa Asolog pasa por dos frentes. Por un lado, desarrollar infraestructura de primer nivel para operaciones logísticas más eficientes, como el cross-docking. Por otro lado, construir una visión de Ecuador como nodo regional de distribución de carga para la Comunidad Andina, conectado con las inversiones industriales que se instalen en Perú y Colombia. Es decir, aunque el país puede capturar valor al convertirse en el nexo logístico entre sus vecinos.
Burgos explica que el cross-docking es una estrategia que elimina el almacenamiento de productos al transferirlos directamente desde el transporte de recepción a un vehículo de salida en un centro de distribución. Requiere infraestructura especializada, automatización, trazabilidad y certificaciones, especialmente para productos sensibles y de cadena de frío.
De allí que el Plan Nacional Logístico (PNL) surge como la apuesta estructural para sostener este cambio. No se trata de un estudio más, sino de una hoja de ruta a 10 años organizada en siete ejes: infraestructura, tecnología, conectividad, sostenibilidad, regulación y normativa, facilitación del comercio y fortalecimiento de capacidades.
Sobre esa base se plantea la creación de un Sistema Nacional Logístico articulado por un Consejo Nacional de Logística (Conalog), para que sector público, privado, multilaterales y organismos de control se sienten a la misma mesa, prioricen proyectos, fijen indicadores y aseguren continuidad más allá de cualquier gobierno.
Si Ecuador desarrolla este tipo de plataformas, puede posicionarse como hub logístico andino entre Colombia y Perú, apalancado en un ecosistema de cerca de 3.000 profesionales capacitados y registrados en el gremio, más de 100 empresas y alrededor de 100 aliados (gremios, entidades públicas y multilaterales) que ya trabajan en la construcción de una hoja de ruta logística para el país.
Si esa combinación de infraestructura inteligente y rol regional se concreta, el 70 % de espera dejará de ser un tiempo improductivo para convertirse en una de las principales palancas de eficiencia y competitividad de la logística ecuatoriana. "Ahí es donde el PNL se vuelve atractivo para el capital, porque no promete megaproyectos imposibles, sino capturar valor donde hoy se pierde el 70 % del tiempo", indica Burgos.
US$ 200.000 para diseñar el plan
Este plan nacional logístico ya fue presentado y aprobado técnicamente por los ministerios de Producción, Transporte, Agricultura y Finanzas, y espera el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para arrancar su formulación, valorada en alrededor de US$ 200.000.
Ese financiamiento, que deberá canalizar el Gobierno Nacional, servirá para diseñar bien la estrategia que incluye contratar al equipo técnico que arme el Plan Nacional Logístico y organizar talleres y mesas de trabajo con todos los actores de la cadena, entre transportistas, exportadores, puertos, industria, gremios y sector público.
En paralelo, el sector está poniendo el reflector sobre el verdadero peso de la logística en la economía. Según las cuentas nacionales, transporte y almacenamiento representan alrededor del 6 % del PIB, pero esa foto está incompleta, advierte Burgos, porque quedan fuera o diluidos en otros rubros actores como agentes de aduana, operadores de valor agregado, maquila y la propia logística interna de las empresas, que no se "facturan" a sí mismas. Se estima que el aporte real del sector podría ser cerca del doble, "algo lógico si se considera que la logística es transversal a todas las industrias".
Por eso se están impulsando estudios junto con la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), para dimensionar mejor su impacto. El objetivo es evitar que el país siga dándose el lujo de tener proyectos y financiamiento disponible de multilaterales, como la hoja de ruta logística de CAF, de la que se ejecutó menos del 10 % en casi siete años, sin llevarlos a la práctica en un contexto global que ya cambió, sostiene.
La idea ahora es mapear a detalle las principales cadenas logísticas y de valor del país, como camarón, banano, cacao, café y otras de exportación, y al mismo tiempo escuchar a la industria que fabrica alimentos para el mercado interno, que hoy soporta altos costos logísticos.
Con esa información se buscará priorizar cuellos de botella, proponer soluciones en infraestructura, regulación, tecnología y procesos, y definir metas concretas para reducir tiempos y costos en toda la cadena, desde la planta o la finca hasta el puerto o el punto de venta. En ese tránsito, transformar el 70 % de esperas en eficiencia puede ser el punto de partida para la competitividad de Ecuador en la próxima década. Plan Nacional Logístico fue parte del debate en en el Logistic & Investment Forum 2025, en Quito. (I)
6405