Desde Francia hasta la industria láctea ecuatoriana, el camino de Loïc Alsfasser está marcado por la precisión suiza, la rigurosidad francesa y una apertura cultural que lo llevó a cruzar continentes. Es de Los Alpes, de Thonon-les-Bains, una pequeña ciudad a orillas del lago Lemán, muy cerca de Ginebra. Es ingeniero por partida doble, con títulos de la École Centrale Paris y de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza. Con 45 años, ya acumula más de dos décadas en cargos dentro de la cadena de suministro de multinacionales de consumo.
Su carrera comenzó en 2004 en Nestlé, en el mundo de los yogures y los productos lácteos, donde tuvo responsabilidades como planificación, logística, compras, coordinación entre fábricas y plataformas. En 2006, fue pieza de una alianza entre Nestlé y Lactalis en el sector lácteo; él estuvo al frente de la planificación y el servicio al cliente que conectaba a ambas gigantes. Pero su ruta no se detuvo ahí. En 2008, cambió de industria y aterrizó en Nivea, donde también lideró áreas de supply chain y customer service, primero en Francia, luego en Alemania y más tarde en Brasil, su primera experiencia en Latinoamérica.
"Fue un cambio bastante fuerte. Obviamente, después de Alemania, pasar a Brasil fue impactante; yo diría que son casi opuestos en cuanto a cultura. Al final, la integración fue fácil, al igual que los ecuatorianos, los brasileños tienen un carácter muy cálido y acogedor", dice Alsfasser. El idioma fue algo que se dio con naturalidad. "Aprender portugués fue bastante rápido. Mucho más fácil que el alemán". Brasil lo recibió con los brazos abiertos y se convirtió en el escenario de crecimiento profesional para este francés.
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En 2015, Lactalis comenzó su incursión en el mercado brasileño a través de adquisiciones. Fue en una cena informal con amigos franceses donde Loïc se cruzó con quien entonces fue nombrado director general de Lactalis Brasil. El encuentro fue para cambiar de rumbo y poco después, dejó Nivea y se unió al proyecto de la multinacional en el país. Estaba a cargo de la cadena de suministro y, cuenta, que cada año se sumaba una nueva empresa al portafolio. Lo que comenzó como una operación de 50 millones de euros, en apenas cinco años se transformó en un negocio de más de 2.000 millones.
La estrategia era apalancarse en el conocimiento del queso —el alma de esta firma— y aplicar modelos logísticos escalables. "Compramos seis empresas en Brasil porque era la manera de entrar y siempre con el queso como punta de lanza", explica Alsfasser. En 2018, asumió también la responsabilidad de supply chain de toda la región. La última adquisición fue DPA, una joven empresa fruto de una alianza entre Fonterra y Nestlé. Así, hoy en día, todos los yogures de Nestlé en Brasil son gestionados por Lactalis, como ya ocurre también en Europa.
Pero, esta no era la primera vez que la corporación pisaba este continente. La verdadera puerta de entrada se abrió en 2011, cuando el grupo francés adquirió la marca Parmalat. La empresa italiana, que quebró a comienzos del 2000, fue rescatada, reestructurada y finalmente absorbida por Lactalis. A través de esa adquisición, la empresa tuvo presencia directa en varios países como Venezuela, Colombia, Ecuador y otras naciones.
Luego de su experiencia en Brasil, este experto asumió un nuevo reto y lideró Lactalis en Chile como director general, cargo que ocupó durante cuatro años, entre julio de 2020 y febrero de 2024. En marzo de ese mismo año fue nombrado gerente general de Lactalis para Ecuador y Perú. Aunque Ecuador representa un mercado más pequeño, el desafío no es menor. "El mayor reto aquí es el alto nivel de informalidad en el sector lácteo. Más del 50% de la leche producida en el país no pasa por la industria formal", explica Alsfasser.
"Era nuevo porque al final nuestro mayor competidor en este país no son nuestros competidores clásicos. Más de la mitad o la mitad del negocio está dominado por informales que no respetan las leyes, que no compiten, que no respetan los precios a los ganaderos y que es una con una competencia muy desleal", opina este ejecutivo.
En Ecuador, Lactalis trabaja con alrededor de 300 ganaderos en varias provincias de la sierra. Recolectan cerca de 100.000 litros de leche al día, lo que representa una producción mensual cercana a los tres millones de litros. De esa materia prima nacen aproximadamente 3.000 toneladas de productos. "La leche es local, se produce localmente, se transforma en plantas ecuatorianas y se vende a consumidores ecuatorianos. Eso es parte de nuestra visión multilocal". Aunque Lactalis es una multinacional con directrices globales que son de Francia, su filosofía empresarial exige una ejecución enraizada en lo local.
Loïc Alsfasser aprendió que el éxito de una operación en el país está en las personas. "Lo que motiva a un chileno no es lo mismo que motiva a un ecuatoriano o a un brasileño", afirma. El primer reto para él es lograr una conexión con los equipos de trabajo. Una vez establecida esa relación de confianza y propósito compartido, los procesos fluyen con mayor facilidad, asegura.
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En 2024, la compañía facturó US$ 33 millones, una cifra que, en sus palabras, resultó "un poco decepcionante" debido a los apagones y la sequía. Sin embargo, el panorama cambió en 2025. "Estamos casi 20 % arriba respecto al año pasado, batiendo récords mes a mes en ventas, colecta y producción", afirma. Lactalis cuenta con 180 colaboradores distribuidos entre planta, oficina y fuerza comercial. De ellos, 110 están dedicados a operaciones industriales y logísticas, 25 en funciones administrativas y 35 recorren las provincias como parte del equipo comercial.
Para este extranjero, Ecuador es una tierra de oportunidades. "Es un gran país lechero, con un potencial de crecimiento enorme", afirma. Las cifras lo respaldan: el consumo de productos lácteos por habitante en Ecuador es de apenas 110 litros al año —la mitad de lo que se consume en Argentina— y en el caso del queso, apenas un kilo por persona al año. Esa brecha, para este CEO, revela un mercado con espacio para desarrollarse. Pero más allá de los indicadores, hay algo que motiva especialmente al ejecutivo y es el talento humano local. "Me gusta mucho trabajar con ecuatorianos. La gente está muy motivada, con muchas ganas de crear algo diferente", dice. Desde su visión, el sector lácteo tiene un papel importante en la sociedad ecuatoriana e impulsa la seguridad alimentaria, combate la desnutrición infantil y fortalece las economías rurales. "Tenemos un rol noble y es producir alimentos esenciales y conectar nuestra empresa con los territorios".
A Loïc Alsfasser, Ecuador lo cautivó por completo. "Me volví fanático de todo lo que se hace con verde: el bolón, la empanada, el tigrillo... Es un descubrimiento total para mí", dice. Apasionado del buceo y el andinismo, ya fue a Galápagos tres veces, visitó la Amazonía y tiene como meta escalar el Cotopaxi en septiembre. "Lo que me sorprende es la variedad tan impresionante de paisajes en un territorio tan pequeño. En dos horas puedes estar en la playa o en la selva. Es perfecto". Todos los países de América Latina tienen algo especial, pero lo que hace único a Ecuador es su accesibilidad. Me sorprende que no esté más desarrollado en ese sentido. Es un país que merece ser más conocido". (I)