Su paso por Y Combinator, el vínculo con Microsoft y el instinto para detectar oportunidades marcaron una trayectoria que aporta pistas valiosas para quienes están construyendo su propio camino.
Lo que arrancó como un hobby adolescente se transformó en una marca con identidad propia, seguidoras fieles y locales que funcionan como experiencias. Con intuición y una sensibilidad compartida, las creadoras de Stoney Clover Lane trazaron un camino singular en el universo del diseño personalizado.
Impulsados por la inteligencia artificial, los mercados de predicción y los juegos de azar en línea, hay más multimillonarios autodidactas menores de 30 años que nunca antes, 13 más que un récord anterior de 7.
Fabian Hedin cofundó Lovable, una empresa sueca que desarrolló una herramienta de programación con inteligencia artificial pensada para quienes no saben escribir código. La explosión de usuarios y una nueva ronda de inversión lo catapultaron al club de los multimillonarios antes de cumplir los 27.
La rutina del ocio lo aburrió enseguida. Hoy lidera una firma con más de mil empleados, clientes como Citi y United Airlines, y una promesa concreta: automatizar con inteligencia artificial todo lo que retrasa a los desarrolladores.
Con clientes como PG&E, Unicredit y los casinos de Las Vegas, la firma británica PolyAI multiplica ingresos con agentes virtuales que atienden miles de llamadas sin descanso. Detrás del boom está Nikola Mrksic, un ex Apple que trabajó en Siri y ahora apuesta a que la IA hable mejor que los humanos.
La rutina del ocio lo aburrió enseguida. Hoy lidera una firma con más de mil empleados, clientes como Citi y United Airlines, y una promesa concreta: automatizar con inteligencia artificial todo lo que retrasa a los desarrolladores.
Felipe Jaramillo es vicepresidente en Macquarie, uno de los administradores de activos de infraestructura más grandes del mundo. Este Under 30 negocia transacciones de miles de millones. Su historia es la de una generación decidida a abrirse camino en las empresas más exigentes del mundo.
La historia detrás de Bootup Studios muestra cómo la inteligencia artificial puede servir como aliada para lanzar proyectos sin depender de fondos millonarios ni equipos grandes. Dos fundadores apostaron a convertir desafíos tecnológicos en herramientas accesibles para quienes quieren arrancar desde cero.
Los finalistas del programa Misión Emprende 593 con Shark Tank Latam compartieron con Forbes Ecuador sus anhelos y temores. Ellos protagonizan la primera edición de este concurso que reparte US$ 100.000 en premios; además, tienen la oportunidad de llegar a Shark Tank Internacional.
Tienen menos de 30 años, fundaron su empresa hace apenas tres años y ahora figuran entre los nuevos ricos del mundo tech. La herramienta que desarrollaron es furor entre programadores y grandes compañías, y ya genera ingresos por encima de los mil millones de dólares anuales.
Un médico y una enfermera detectaron una necesidad dentro del hospital y crearon Soleya, una marca que ya logró una tasa de recompra del 40%. Fabrican con materiales usados en indumentaria deportiva y apuntan al mercado B2B.
Impulsada por una mezcla de instinto, contactos y decisión, Beth Turner armó en pocas semanas su propia firma de inversiones y ya financió una veintena de startups ligadas a inteligencia artificial, energía y robótica. Su objetivo: convertirse en la primera llamada de quienes arrancan desde cero.
Su historia parece de ficción, pero es real: durmió en estacionamientos, se duchaba donde podía y convirtió cada golpe en letra. Con un pie en el trap y otro en el pop, su voz hoy retumba en escenarios repletos y acumula cifras que rompen récords.
El zumbido en los oídos tras una noche de fiesta los empujó a diseñar un producto que nadie pedía pero que millones terminaron por comprar. De Amberes al festival Coachella, una historia de prueba, error y marketing quirúrgico.
Con una app que ya descargaron más de 100 millones de personas, Lalit Keshre convirtió a Groww en un gigante del mercado financiero indio. Su debut en la bolsa disparó el valor de la empresa y lo metió en el club de los diez dígitos.
Desde un refugio improvisado con Wi-Fi en Kiev hasta un desembarco inminente en Wall Street, la empresa de Anton Pavlovsky desafió la guerra, sedujo a inversores y transformó la rutina de millones con una biblioteca portátil que no deja de escalar.
La bióloga Jessica Vásquez llevó el poder del sacha inchi a la rutina de skincare. Hoy crea experiencias a través de 17 productos de bienestar que mezclan ciencia, calma y un cuidado.