Parece una ciudad abandonada, pero no lo está. Quito luce desolada y eso, tal como se dijo hoy en una radio, es un síntoma de una ciudad derrotada. Pero no estamos derrotados, estamos vivos, estamos trabajando.
El país no puede paralizarse tras los acontecimientos registrados la tarde del martes 9 de enero. La toma de TC Televisión por un grupo de delincuentes, en lugar de amedrentarnos, debe darnos fuerzas para continuar adelante. La ola de violencia nos afecta a todos, pero no nos puede frenar más.
En medio de muchas incertidumbres la única certeza es la necesidad de la unidad. Más allá de las discrepancias políticas, culturales y económicas no podemos desaprovechar esta oportunidad de actuar como un solo país, con un solo objetivo.
Es cierto que el miedo ronda el país, sí, pero también rondan las ganas de salir adelante, de salir de uno de los momentos más complicados que nos ha tocado vivir, rondan las ganas de avanzar contra todo y pese a todo. El Ecuador sigue, los países no cierran, las personas avanzamos. Porque si no lo hacemos ahora, si no lo hacemos hoy, mañana será más difícil.
Si las empresas y los emprendedores paran sus actividades el país queda en desventaja. Si ustedes tienen negocios, si están desarrollando nuevos servicios y nuevos productos, continúen, no se detengan. Si tienen en mente invertir o si están pensando contratar una o dos personas más háganlo.
Si son empelados -privados o públicos- avancen con sus tareas. Aceleren, propongan ideas y den más de lo que se les pide. ¿Por qué van a parar? ¿Qué ganamos si nos detenemos? Hay que seguir, no tenemos otra opción.
Si son madres, si son padres, si son hijas o hijos, hablen con sus hijos y con sus padres. Abrácenlos y díganles que van a seguir trabajando porque eso es lo que corresponde en estos momentos. Si son estudiantes no desmayen y mantengan el espíritu que solo lo tiene esa persona que desea aprender y crecer.
Si son jóvenes también tienen un rol: ser los primeros en promulgar el trabajo y la continuidad de las actividades habituales. Los jóvenes son el presente y el futuro; están obligados a proyectarse y proyectar al país como un lugar seguro, nuestro hogar.
Si participamos en redes sociales la tarea es ser precavido. Antes de reenviar algo, publicar un dato, o comentarlo, es necesario contrastarlo. Las mentiras se propagan tan rápido que algo siempre quedará como verdadero, cuando nunca lo fue. El día de ayer en Ecuador hubo mucha desinformación y es nuestra obligación, antes de compartir algo, preguntarse si es nuestra emoción la que nos está ganando para publicarlo.
En Forbes Ecuador seguimos avanzando y creemos en el Ecuador. Por eso seguimos contando historias de gente espectacular que cree en el país, seguimos mostrando que los buenos somos mayoría. Este puede ser el gran momento de cambiar la historia de Ecuador y no dejar que el miedo se instale en nuestros hogares. Las organizaciones criminales, ahora declaradas como grupos terroristas, no pueden imponerse.
¡Que nadie nos gane la moral, sigamos trabajando, sigamos produciendo, sigamos haciendo país!
