Estados Unidos ejecutó un ataque aéreo coordinado contra tres de las principales instalaciones nucleares de Irán —Fordow, Natanz e Isfahan— en lo que el presidente Donald Trump calificó como un "momento histórico" para Estados Unidos, Israel y el mundo. La ofensiva, realizada con aviones B-2 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos, marca el ingreso oficial de EE.UU. al creciente conflicto entre Israel e Irán.
En una publicación en Truth Social, Trump aseguró que todos los aviones involucrados "están en camino a casa" y declaró que "ahora es el momento de la paz", pese a que la operación marca una escalada en el tablero geopolítico del Medio Oriente.
El ataque se produce horas después de que el ministro de Asuntos Exteriores de Irán dijera que la participación de Estados Unidos sería "muy peligrosa para todos" y aproximadamente un día después de que las negociaciones entre Irán y los líderes europeos fracasaran.
Irán denuncia violación del derecho internacional
La reacción de Teherán fue inmediata. En un comunicado en X, el ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, acusó a Washington de cometer una "grave violación del derecho internacional, la Carta de la ONU y el Tratado de No Proliferación Nuclear". El régimen iraní advirtió que se reserva el derecho de responder "en defensa propia", según los principios del derecho internacional.
El gobierno iraní también culpó a EE.UU. de sabotear la diplomacia, luego del reciente fracaso de las negociaciones con líderes europeos. "Estados Unidos ha lanzado una guerra peligrosa contra la República Islámica de Irán", afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un segundo comunicado.
Netanyahu respalda a Trump; líderes globales piden moderación
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, respaldó la acción con entusiasmo. "Su valiente decisión cambiará la historia", afirmó en un mensaje en video dirigido al presidente Trump.
En contraste, la comunidad internacional expresó su preocupación. António Guterres, secretario general de la ONU, calificó el ataque como "una escalada peligrosa en una región ya al borde del conflicto" e instó a los Estados miembros a evitar una mayor confrontación. Australia, Arabia Saudita y Catar también emitieron comunicados en donde pidieron contención y regreso al diálogo. (I)
