Veinte años después
Veinte años después, Nelson Serrano ha perdido su vida entera. Ha perdido a su esposa María del Carmen, ha perdido amigos, hermanos y parientes, no conoce a sus nietos más pequeños, ha perdido la audición y la vista casi por completo, de modo que la lectura, su acompañante en todo este tiempo, también lo ha abandonado por la fuerza de las circunstancias.