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La Reina Isabel II ha sido la única “constante” positiva de las últimas décadas en la vida de los británicos. Su diplomacia difiere de aquella de presidentes y líderes políticos, sus visitas y recibimientos se caracterizaban por ser parte de una diplomacia “suave”, constante y duradera.

16 Septiembre de 2022 15.01

La Reina Isabell II fue la monarca del Reino Unido desde 1952 hasta el 8 de septiembre de 2022. Su legado se extenderá a través del mundo entero y en especial dentro de la Mancomunidad de Naciones, de la cual también fue su soberana. 

La historia cuenta que los legados de la colonización y las monarquías no siempre son positivos. En el caso de la corona británica, los 70 años del Reinado de Isabel II han ayudado a mejorar la imagen de dicha monarquía. Aun cuando la Reina ostentaba el título de jefa de estado británica, mas no del gobierno, su imagen fue siempre pública y se relacionó con la diplomacia. 

Durante su reinado, pudo presenciar el inicio y fin de Guerra Fría, la descolonización, el establecimiento de la Unión Europea, así como el Brexit, entre otros eventos que marcaron la historia del siglo XX y lo que corre del XXI. Durante las siete décadas de su reinado, pasaron 15 primeros ministros británicos, entre ellos tres mujeres, con quienes trabajó para cambiar la imagen y el rumbo de su país. El compromiso y la dedicación de la Reina a su propio trabajo, también allanó el camino para que otras mujeres se dedicaran de lleno a sus carreras políticas/profesionales. En palabras de Helen Clark, ex primera ministra neozelandesa, ella ejemplificó la dignidad en el liderazgo de una mujer.

Entre los ministros más relevantes, tenemos a Winston Churchill, quien lideró el país en la Segunda Guerra Mundial, Harold Wilson, líder del partido laboralista, y Margaret Thatcher, la primera mujer que ostentó el cargo de primera ministra y fue conocida como la “Dama de Hierro”. Días antes de su muerte recibió a Liz Truss, quien fue elegida líder del Partido Conservador tras Boris Johnson. 

Su Reinado modernizó el papel de la monarquía británica. Su imagen se volvió un icono en la vida de muchos hogares y cambió la imagen de la corona británica. La misma [monarquía] dejó de relacionarse con la extracción de la riqueza, la esclavitud y demás connotaciones negativas del imperio. Su participación en el servicio militar durante la guerra, le permitió demostrar su incondicional compromiso con el pueblo. En 1969 el documental “Royal Family”, brindó una visión intima de la vida doméstica de la familia real que nunca había sido compartido públicamente. 

Si bien los funcionarios de la política exterior británica tomaban la iniciativa en la planificación de las visitas de estado, la Reina también desempeñó un papel importante en la configuración de estas visitas. En 1994, la Reina visitó Rusia. Esta visita fue emblemática puesto que inició una relación estrecha con el líder ruso Boris Yeltsin. En cuanto a las relaciones con los presidentes americanos, la monarca conoció a todos quienes sirvieron durante su reinado, a excepción de Lyndon Johnson. Las relaciones bilaterales entre estas dos naciones contaron con el apoyo de la Reina quien aportó para el desarrollo y mejora de las mismas. 

Anécdotas como estas, brindan amplia evidencia de que el papel de la Reina como jefa de estado de Gran Bretaña no fue meramente simbólico. La historia se encargará de juzgar el papel de la Reina en los asuntos políticos, económicos y sociales; sin embargo, es evidente que los británicos han perdido a una estadista y al símbolo de la estabilidad de las últimas décadas. 

Es correcto afirmar que a diferencia de líderes que se han aferrado al poder, la Reina Isabel II ha sido la única “constante” positiva de las últimas décadas en la vida de los británicos. Su diplomacia difiere de aquella de presidentes y líderes políticos, sus visitas y recibimientos se caracterizaban por ser parte de una diplomacia “suave”, constante y duradera.  (O)

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