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iva al alza
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Cuando alguien quiere invertir, hace un presupuesto, un plan de negocio con ingresos, costos, ventajas y desventajas, pero resulta que además hay que incluir el imprevisto de que cuando el país esté en crisis, se tome en cuenta un impuesto adicional a utilidades que ya fueron pagadas, repartidas y reinvertidas.

14 Febrero de 2024 12.59

Nadie puede dudar la telenovela protagonizada por el Ejecutivo y Legislativo, en torno al incremento del IVA, el desenlace es que el presidente Daniel Noboa fue por lana y de ninguna manera salió trasquilado, sino que volvió muy bien arropado tras obtener lo que pretendía y lograr que la Asamblea Nacional, además, le premiase con una buena 'yapa'.

El incremento del IVA es un hecho y entrará en aplicación desde marzo, tras el allanamiento tácito de la Asamblea Nacional al veto del presidente de la República, este viernes 9 de febrero. El IVA se ubicará inicialmente en el 13% y si el ministerio de Finanzas emite un informe que sustente la necesidad de un incremento mayor, este impuesto subirá hasta un 15%. Todo indica entonces que a partir de abril se incrementará aún más el impuesto, pues razones que justifiquen esa medida existen, y de sobra. 

Pero eso no es todo. El Ejecutivo fue a la Asamblea para gestionar ese incremento y regresó además con contribuciones a la banca, impuestos a las utilidades extraordinarias y un aumento del ISD al 5% que fueron alternativas planteadas por la Asamblea. En resumen: fue por 1.306 millones y regresó con 714 millones de dólares adicionales.

De todas formas, el monto es insuficiente para cubrir un déficit fiscal de 5.000 millones, sin tomar en cuenta el desmonte y falta de ingresos del ITT que lo inflaría a 6.500 millones. La gravedad de la situación justifica la ejecución de las medidas propuestas, pero no podemos perder de vista el hecho de que se trata simplemente de un alivio temporal.

En adelante el problema serán los efectos de las medidas, en especial de la relacionada con la contribución exigida a la banca, que va entre el 5% y el 25% de sus utilidades y que generará 146 millones de dólares a la caja fiscal. Objetivamente, se trata de una decisión carente de sustento técnico, inequitativa desde el punto de vista constitucional y, lo más grave, es retroactiva. 

Los bancos reinvierten sus utilidades hasta en un 80%, por exigencia de la Superintendencia de Bancos. Esas utilidades a gravar ya están reinvertidas y la contribución sobre ellas es extemporánea, además de que castigará la colocación del crédito en el sector productivo. 

Esta decisión es la respuesta a la pregunta de ¿por qué no viene la inversión extranjera al Ecuador? Cuando alguien quiere invertir, hace un presupuesto, un plan de negocio con ingresos, costos, ventajas y desventajas, pero resulta que además hay que incluir el imprevisto de que cuando el país esté en crisis, se tome en cuenta un impuesto adicional a utilidades que ya fueron pagadas, repartidas y reinvertidas.

Esto solo genera inestabilidad política y financiera, y ratifica que no existe un ambiente atractivo para traer capitales al Ecuador. (O)

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