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¿Alguien ha visto a una persona que va en bicicleta trompuda y de mal humor? Yo hasta ahora no he encontrado a nadie así, algunos van callados y concentrados, otros van mirando el paisaje, pero hasta la fecha no he visto a ningún mal genio.

16 Junio de 2023 11.46

Amo salir en la bicicleta. No importa si es a la tienda de la esquina, o en un paseo por el barrio con mis hijos o si es una 'cicleada' por el Ilaló o hasta Píntag, hacer una ruta hasta Puembo o subir al Metrosur. La bicicleta es el pretexto ideal para desconectarse, para sentirse libre y, de paso, hacer ejercicio. También ayuda a canalizar pensamientos, enfocar las ideas y sentirse productivo.

De hecho, este artículo empezó a escribirse luego de una ruta entre semana, antes de empezar la jornada periodística. Tenía una hora y esos 60 minutos fueron de disfrute total. Mientras pedaleaba pensaba en las tareas del día y en lo que había hecho el día anterior.  Fueron cerca de 15 kilómetros para aclarar la mente y ponerse activo.

Otro antecedente de este artículo fue un video que encontré en redes sociales sobre una supuesta crítica a los ciclistas y su modo de ser. En esa publicación se decía, en pocas palabras, que los que nos pasamos pedaleando por la vida somos un problema para la economía por varias razones: evitamos usar auto, no consumimos gasolina, no todos usamos seguro contra accidentes, somos -en teoría- más saludables y en consecuencia nos enfermamos menos 'impactando' los sistemas de salud.

El video jugaba con la ironía, evidentemente. Solo los que hacemos bicicleta sabemos de los beneficios de salir a las seis de la mañana de un sábado o domingo a dar 'una vuelta corta, por aquí nomás'. Solo al pedalear se siente esa libertad que da el viento o la lluvia quemando el rostro, el sol que anima o el frío que tiempla el carácter. Solo así se abraza sin lío el polvo de la montaña o el sereno de la madrugada. La adrenalina de sortear a unos perros callejeros es distinta, así como el gusto de esquivar vacas, borregos, chivos y hasta serpientes (vayan al Ilaló y verán).

También suma el saludo que anima con los demás ciclistas. Puede ser la tercera o la cuarta hora de pedaleada, todos saludan y ese simple gesto de camaradería recarga la batería y empuja hacia una nueva ruta, a avanzar un par de kilómetros más y después otros dos.

¿Alguien ha visto a una persona que va en bicicleta trompuda y de mal humor? Yo hasta ahora no he encontrado a nadie así, algunos van callados y concentrados, otros van mirando el paisaje, pero hasta la fecha no he visto a ningún mal genio y ya voy cerca de 35 años pedaleando a la universidad, al trabajo, donde los amigos, por la montaña, con los hijos…

Tanto me gusta la bicicleta que estoy buscando un socio para activar un sistema en la que los habitantes de los valles de Tumbaco y Los Chillos que trabajamos en Quito logremos subir a algún punto de la ciudad, en furgoneta o en lo que sea, para luego movilizarnos por las calles de la carita de Dios en bici. Mientras tanto me muevo en transporte público y ya soy usuario fiel de la bicicleta pública que el Municipio reactivó hace un par de semanas.

Pero no se queden solo con mi punto de vista y sepan que al ir en bici tenemos estos beneficios:

-Mejoramos el sistema inmunológico.

-Disminuimos la ansiedad y el estrés.

-Elevamos nuestro ánimo.

-Fortalecemos los músculos.

-Evitamos la congestión vehicular.

-Mejoramos nuestra concentración.

-Creamos amistades y alegramos la vida. (O)

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