La política energética del país hace agua por todo lado. La producción petrolera está a la baja sin visos de recuperación, la minería ilegal esta imparable y los apagones llegaron a 14 horas diarias. Es hora de cambiar la perspectiva para estos sectores, que, no es casualidad, son también los sectores donde es factible atraer inversión extranjera. Si queremos tener energía barata, el único camino es crear abundancia y para esto es esencial cambiar nuestra estrategia. A continuación, un breve repaso de estos sectores.
Minería: No solo la producción minera ha venido creciendo vertiginosamente, llegando al 4to. lugar de nuestros productos de exportación con más de US$ 1600 millones exportados en el primer semestre del 2024 y más de US$ 3000 millones en el 2023, sino que existe una gran cantidad de minería ilegal, a juzgar por las repetidas noticias de hallazgos de maquinarias, que explotan la riqueza del país sin ningún tipo de permiso ni ningún cuidado ambiental. Se dice que, si llegáramos a explotar los 15 proyectos en carpeta, el Ecuador podría llegar a exportar más de US$ 10 mil millones al año. El potencial está ahí, pero mientras se ponen trabas a la otorgación de permisos legales para estos grandes proyectos, la minería ilegal sigue trabajando, la cual se estimaba en el 2021 llegaba a US$ 600 millones, con repercusiones como contaminación y lavado de activos. Esto nos lleva a pensar que la riqueza mineral del país se va a explotar de cualquier manera, por lo que debe de ser prioridad de esta controlar las actividades ilegales y avanzar rápidamente con la explotación legal, sin que se pierda tiempo en trámites absurdos. Lo que sea que se viene haciendo hasta ahora, no alcanza.
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Petróleo: En vez de llegar al millón de barriles diarios prometidos por el Presidente Guillermo Lasso, la producción petrolera del Ecuador más bien ha bajado, llegando a un poco más de 471 mil barriles diarios promedio en el 2do. Trimestre del 2024, siguiendo la tendencia a la baja de los últimos años. Esto se debe a problemas con el oleoducto, huelgas en las comunidades, apagado de pozos y falta de inversión en expansión de la producción. Petroecuador a su vez está plagada de denuncias de corrupción, inestabilidad en su cúpula directiva y ni siquiera es capaz de publicar estados financieros auditados, condicionante del FMI que nunca se ha cumplido. Y a esto hay que agregarle el cierre del bloque ITT. Mientras en otros países se exige que se produzca más petróleo para bajar los precios, en Ecuador parece que queremos que se produzca menos, para que nuestro consumo energético tenga que ser importado. Y encima queremos que nos lo subsidien.
Para empezar, reformar Petroecuador para convertirla en una empresa transparente, bien manejada y permitir la inversión en exploración y producción petrolera, tanto de actores privados como estatales. Además, dado el déficit en la producción de derivados de petróleo, no solo convendría focalizar los subsidios de los combustibles, sino que cabría estudiar la factibilidad de ampliar las capacidades de refinación, ya sea de privados o de públicos. Es mejor dar incentivos para aumentar la producción en el país, que caer en manos de los traders de combustibles, que se llevan buenos márgenes sin invertir un dólar.
Electricidad: Este sector, como el petrolero, adolece de la misma falta de inversión que caracteriza a las empresas públicas. Esto se da porque usualmente el Estado Central necesita fondos para cumplir con sus obligaciones y se le hace fácil retirar los dólares disponibles en las empresas públicas y llevárselos a su cuenta, hasta que se puedan devolver. Esta práctica limita la capacidad de operar como una empresa normal a las empresas estatales, además de que la toma de decisiones de inversión de capital con criterios políticos no ayuda para nada. Lo más rápido sería permitir la entrada de proyectos de generación privados, tanto termoeléctricos, como solares y de biomasa, para que se amplíe el mix energético y la capacidad de generación. Sería interesante analizar el modelo colombiano, donde existe un mercado que pone los precios de la energía que se compra y vende entre las empresas generadoras y comercializadoras. Entre más fuentes, formas de generación y empresas tengamos, mejor.
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El futuro es la energía, dado que la digitalización y el avance tecnológico implican mayores necesidades de consumo. Pero la idea es lograr una mayor generación eléctrica sin aumentar el impacto sobre el medio ambiente. Francia, por ejemplo, lo ha logrado a partir de un enfoque basado en la energía nuclear. Estrategia que los gigantes tecnológicos como Microsoft, Google y Amazon están buscando replicar, por las grandes cantidades que devoran sus data centers, más aún con el consumo que genera la inteligencia artificial. Esto no quiere decir que los combustibles fósiles van a ser reemplazados en un futuro cercano, de hecho, Toyota ha seguido una exitosa estrategia basada en el desarrollo de híbridos, que consumen combustibles fósiles. Además, con la dominación china del sector de producción de artículos electrónicos de consumo, los precios de los paneles solares y de las baterías han venido bajando de manera sostenida, lo que vuelve a estos productos los principales protagonistas de la generación energética sostenible en el presente. Dentro de esto, Ecuador, con su potencial minero, petrolero y eléctrico, está en una posición interesante para aumentar su producción energética en un futuro. Nos falta empezar. (O)