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En la crisis energética, "pasamos por un proceso de luto, desde la sorpresa... ahora estamos en una etapa de adaptación, pero con los ánimos bajos". IPSOS

27 Noviembre de 2024 15.06

Casi siempre los estudios sobre temas álgidos -corrupción, narco, seguridad, crisis energética- son abordados por la prensa desde una perspectiva macro. Una visión estructural, una mirada de sistema. Sus grandes contradicciones, causas, efectos y propuestas. Rara vez los temas son tratados desde la gente, desde el cotidiano, desde las vivencias y estado de ánimo de los ciudadanos. Esta última óptica nos trae la empresa de investigación IPSOS. Alrededor de sus hallazgos reflexionamos en este artículo. 

El estado de ánimo de la gente no es constante ni inmutable. IPSOS califica las reacciones a los apagones como un proceso de luto. Se inició con la sorpresa, derivó en mucho enojo y evolucionó hacia una postura de tristeza. En este momento, vivimos una fase de adaptación, pero con los ánimos por los suelos. 

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La evolución de los impactos en la gente, puede acelerarse o desviarse hacia otros comportamientos (como la resistencia activa, por ejemplo) también por los cambios externos. Aquí señalamos el peligro de las promesas incumplidas, las modificaciones en los horarios de corte cada 3-4 días y el irrespeto sistemático de las autoridades a sus propias decisiones. 

Los cambios en las rutinas cotidianas son numerosos e involucran varios campos. El estudio mencionado observa conflictos por la modificación de las costumbres básicas, reducción de las reuniones, preferencia por los encuentros en lugares con luz. En la alimentación se destaca la modificación de horarios, la baja en las compras, el aumento de comida chatarra. En el tema del sueño se detecta reducción de tiempos y disminución de su calidad. En el ocio, menos consumo de TV, más tiempo en centros comerciales.

La salud es uno de los campos más sensibles. Se aprecia cortes en la cadena de frío de alimentos y medicamentos, cambios en hábitos de higiene, falta de aire acondicionado. Lo más agudo se presenta en la salud mental: sensación de impotencia y frustración, incremento del estrés y la ansiedad, angustia por la inseguridad ascendente.  

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La esfera del trabajo es la que mayor impacto tiene a nivel económico y social. IPSOS detecta una baja en la productividad: jornadas incompletas, interrupciones y pérdida de tiempo, incumplimiento de plazos, problemas de comunicación. El correlato en la economía familiar está ocasionando: costos adicionales, daño en productos, cambios de patrones de consumo, impacto en los negocios, especialmente microempresas.

A los daños objetivos hay que sumar las percepciones de los sujetos: abandono, políticos sin respuesta, incompetencia y falta de preparación,  falta de soluciones a corto plazo. Dos percepciones se imponen: "estamos fregados" y "la situación solo empeorará"... Optimismo y expectativas por los suelos.

CULPAS Y ESPERANZAS

Las responsabilidades varían de acuerdo a las generaciones. Los Baby Boomers (nacidos entre los años 45 y 64) culpan a Correa y su gobierno corrupto. Los de la generación X (entre el 65 y 81) destacan la sequía y la irresponsabilidad. Los Millenials (entre el 81 y 96) acentúan el cambio climático, el consumo desmedido, la falta de planificación. Los de la generación Z (entre el 97 y 2.010) subrayan el factor climático, la falta de previsión, la no diversificación de fuentes... Sobresale como respuesta transversal a las generaciones, la falta de planificación del gobierno. 

De todas maneras, la gente no se ha paralizado. Adelanta algunas ideas e iniciativas que la encuesta IPSOS recoge. Sobresalen entre las aspiraciones: el retorno de las lluvias y una transformación a fuentes alternativas. Entre las iniciativas: ahorro de luz y de agua, siembra de árboles, reciclaje, uso de productos más eficientes y sostenibles, instalación de generadores y paneles, participación en campañas comunitarias. De todas maneras, las soluciones, sin miradas ingenuas, pasan por aspectos macro: cambio de la matriz energética, medidas urgentes (barcazas, compra de luz, plantas térmicas) y medidas a mediano plazo (paneles solares, energía eólica, etc.)

A manera de conclusión afirmamos que los ciudadanos han optado por una adaptación dolorosa y perciben una disminución en la calidad de vida. Aunque se han puesto en marcha algunas iniciativas, el pesimismo se riega. Vale advertir que tendencialmente los reclamos tienden a aumentar y hacerse más virulentos, considerando además que hay otros problemas que se juntan. La campaña electoral complejiza esta crisis combinándola con intereses de otro carácter. 

Nos vemos en la próxima oscuridad. 

Si no te veo, al menos te imagino 

y te presiento.  (O)

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