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Cómo mantener la concentración en el trabajo en épocas de incertidumbre

Caroline Castrillon

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Entre el cansancio, los objetivos pocos claros y el sobre uso de pantallas, se forma una mezcla explosiva para la cabeza. Qué hacer para volver a concentrarse aunque todo alrededor parece difuso.

25 Julio de 2025 07.29

Entre las interrupciones constantes, los cambios de prioridades y la incertidumbre global, concentrarse en el trabajo se vuelve cada vez más difícil. Un estudio de la Universidad de California, Irvine, mostró que el tiempo promedio de atención frente a las pantallas pasó de 2,5 minutos en 2004 a apenas 47 segundos hoy. Al mismo tiempo, un nuevo informe de Insightful indica que el 92 % de los empleadores considera que la falta de concentración es un problema serio en el trabajo.

Cuando no logramos concentrarnos, aumentan los niveles de estrés, baja la satisfacción en el trabajo y se instala la sensación constante de estar atrasados. Lo irónico es que, en momentos de incertidumbre, cuando más necesitamos pensar con claridad y mantener el foco, el cerebro se encuentra menos preparado para hacerlo. Estas son cinco razones por las que te cuesta concentrarte en el trabajo, junto con técnicas que podés empezar a usar hoy para recuperar el foco y convertir jornadas dispersas en horas de productividad real.

1. El agotamiento te deja sin energía

Un estudio de Boston Consulting Group reveló que la mitad de los trabajadores en todo el mundo sufre agotamiento. Esta condición altera de forma drástica cómo el cerebro procesa la información y reduce su capacidad para concentrarse. En el trabajo, se nota como una dificultad para enfocarse en tareas que antes resultaban simples. La mente se dispersa en reuniones importantes o te encontrás leyendo el mismo párrafo una y otra vez sin entenderlo. No se trata de un problema de carácter ni de falta de voluntad. Es una reacción del cerebro ante el estrés crónico.

Soluciones que sirven:

  • Tomate descansos regulares a lo largo del día. Alejate de la pantalla durante cinco minutos cada hora.
  • Hacé caminatas breves al aire libre o respirá profundo unos minutos para calmar el sistema nervioso.
  • Reservá las tareas que más esfuerzo mental requieren para los momentos de mayor energía, que suelen darse entre dos y cuatro horas después de despertarte, hacia el final de la mañana.
  • Cuidá tu salud física. El ejercicio, dormir bien y comer de forma adecuada tienen un impacto directo en la concentración. Incluso una caminata de diez minutos puede mejorar el foco durante un par de horas.
  • Entendé que la recuperación no es opcional. El cerebro necesita pausas para consolidar lo aprendido y volver a enfocarse.

2. La falta de propósito arruina el foco

Cuando el trabajo no tiene vínculo con tus valores o metas más importantes, concentrarse se vuelve una lucha constante. El aburrimiento lo hace todavía más difícil. Si las tareas se repiten o están por debajo de tu capacidad, el cerebro entra en modo ahorro de energía. Así, mantener la atención se vuelve casi imposible.

Soluciones que sirven:

  • Identificá aspectos de tu rol actual que se alineen con tus valores personales o tus objetivos a largo plazo.
  • Mantené un "diario con sentido" donde registres cómo tus tareas diarias se conectan con resultados más amplios.
  • Buscá formas de desarrollar habilidades o construir relaciones que te acerquen a tus metas profesionales.
  • Reconectá con tu "por qué" preguntándote: ¿Cómo impactó mi trabajo en alguien hoy?
  • Encontrá oportunidades para acompañar o enseñar dentro de tu función, para sumar propósito y satisfacción.
  • 3. Las distracciones digitales secuestran tu atención
Falta de atención y distracciones en la oficina
Alejá el celular: ponelo en otra habitación o guardalo en un cajón para que acceder a él implique un esfuerzo consciente.

 

Cada notificación, alerta o ping genera lo que los investigadores llaman "residuo de atención". Una parte de la mente sigue enganchada a esa interrupción, incluso después de volver a la tarea principal. Las redes sociales, los sitios de noticias y los servicios de mensajería están diseñados para captar y fragmentar tu atención. Usan sistemas de recompensa intermitente que activan las mismas zonas del cerebro vinculadas con la adicción al juego, por eso son tan difíciles de ignorar cuando cuesta concentrarse.

Soluciones que sirven:

  • Creá bloques de trabajo sin interrupciones, silenciando todas las notificaciones que no sean esenciales durante los momentos de concentración.
  • Alejá el celular: ponelo en otra habitación o guardalo en un cajón para que acceder a él implique un esfuerzo consciente.
  • Establecé horarios fijos para revisar el correo, Slack o las noticias. Muchos especialistas recomiendan hacerlo solo tres veces al día: a la mañana, al mediodía y al final de la jornada.
  • Usá bloqueadores de sitios web durante sesiones de trabajo intensas, para evitar entrar a páginas sin darte cuenta.
  • Organizá la pantalla principal del celular solo con lo esencial. Pasá las redes sociales y el entretenimiento a otras pantallas.

4. Las interrupciones constantes te parten la cabeza

Los compañeros bienintencionados pueden ser uno de los mayores obstáculos para concentrarse. Incluso las charlas breves y aparentemente inofensivas pueden desviar el foco durante un buen rato. Las oficinas abiertas, pensadas para favorecer el trabajo en equipo, suelen generar un ruido constante de distracciones visuales y sonoras. Solo con saber que alguien podría interrumpirte, el rendimiento baja, porque una parte de tu atención queda en estado de alerta, vigilando el entorno en lugar de enfocarse en la tarea.

Soluciones que sirven:

  • Usá señales visibles para marcar que necesitás trabajar sin interrupciones: auriculares con cancelación de ruido, un cartel en el escritorio o lenguaje corporal que lo deje claro.
  • Ubicá tu lugar de trabajo de manera que reduzca las distracciones visuales, lejos de zonas con mucho movimiento.
  • Hablá con tus compañeros y avisales en qué momentos vas a estar disponible para responder preguntas.
  • Generá espacios organizados para interactuar, así evitás que otros sientan que los estás dejando de lado.
  • Agendá pausas cortas para el café o caminatas breves con colegas. Eso mantiene los vínculos sin afectar el tiempo de trabajo profundo.

5. Las prioridades confusas te frenan

Nada arruina más la concentración que no tener claro qué es lo importante. Cuando las prioridades no están bien definidas o cambian todo el tiempo, todo parece urgente. Eso agota, dispersa el esfuerzo y deja la sensación de no avanzar. Muchos jefes, desbordados por sus propias urgencias, suman confusión sin querer: no explican bien qué esperan o tratan cada pedido como si fuera prioridad uno. Así, el trabajo se llena de interrupciones y cambios de tarea que hacen imposible sostener la atención y lograr un buen resultado.

Soluciones que sirven:

  • Agendá reuniones regulares con tu jefe para revisar qué proyectos necesitan tu atención principal.
  • Hacé preguntas concretas: "Si solo puedo hacer tres cosas esta semana, ¿cuáles tendrían más impacto?"
  • Empezá el día anotando las tres tareas más importantes antes de abrir el correo o entrar a reuniones.
  • Si cambian las prioridades, pedí que te aclaren qué cosas hay que dejar de lado en lugar de seguir sumando tareas.
  • Anotá lo que hablen sobre prioridades, así podés volver a esa información si después aparecen nuevos pedidos.

Cómo mantener el foco en el trabajo en medio de la incertidumbre

Concentrarse en el trabajo es cada vez más difícil, pero no es imposible. Si cuidás tu entorno, aclarás qué es lo importante y atendés tu bienestar, podés enfrentar las distracciones y rendir mejor. Cuando apuntás a las causas reales de la falta de atención y aplicás soluciones concretas, el desorden deja de ser un obstáculo. Cada vez que lográs enfocarte, ganás en impacto, sentido y satisfacción, incluso cuando todo alrededor parece inestable.

 

*Con información de Forbes US.

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