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Liderazgo

De un barrio marcado por la violencia a mover millones por la inclusión financiera: la inspiradora historia de John Hope Bryant

Elizabeth MacBride

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Con una mirada aguda sobre el impacto de la desigualdad, Bryant defiende la educación sobre el manejo del dinero como herramienta para transformar vidas. Su recorrido personal, desde una infancia atravesada por la falta hasta codearse con líderes políticos y empresarios, revela que el conocimiento puede ser más poderoso que el capital.

19 Octubre de 2025 07.00

Muchas personas que entendieron el poder del conocimiento financiero, de saber cómo se mueve la plata, son aquellas que alguna vez pasaron por la pobreza y, probablemente gracias a una mano amiga, lograron salir de ese lugar.

Saben que la diferencia entre vivir con miedo todo el tiempo y sentirse al mando de su propia vida es solo —y esa palabra puede ser enorme o diminuta, según cómo se la mire— cuestión de conocimiento.

Sin embargo, en Estados Unidos, aprender sobre plata sigue siendo un tema limitado, casi tabú, como señala John Hope Bryant en su libro "Educación financiera para todos". La mayoría de los chicos, salvo que nazcan en una familia con guita, no recibe ninguna educación financiera sobre cómo manejar bien la plata. En cambio, lo que ven seguido son ejemplos de cómo hacer todo mal.

Lo que vi con mis propios ojos, saliendo desde cero en Compton, California, no fue falta de ganas ni de ambición. Lo que de verdad frena a muchos para alcanzar la libertad financiera a largo plazo son los malos ejemplos y la ausencia total de bases reales para tener éxito con la plata. Eso incluye saber cómo funciona y perderle el miedo a hablar de dinero.

"Donde crecí, había una casa de cambio de cheques pegada a un prestamista, una tienda de alquiler con opción a compra, un prestamista de títulos y una casa de empeños", escribe.

Primera lección de sabiduría financiera

"Acá va un pequeño secreto que nadie con éxito te cuenta", me dijo Bryant. "Ganás plata durante el día, pero construís riqueza mientras dormís".

Justo así se llamaba uno de mis libros. Entrevisté a Bryant hace un tiempo por su publicación y su trabajo para ampliar la educación financiera en lo que él llama un plan de negocios para Estados Unidos. Sostiene que saber manejar la plata a nivel personal puede ser una herramienta clave para el desarrollo de las comunidades. Tanto que logró el respaldo de empresarios y políticos antes del gobierno de Trump.

Su organización sin fines de lucro, enfocada en educación financiera y empoderamiento económico, dice haber canalizado más de US$ 4.500 millones a comunidades postergadas. Operation HOPE, con sede en Atlanta, ofrece programas de formación sobre finanzas personales, asesoramiento individual, mejora de historial crediticio y apoyo al desarrollo de pequeñas empresas.

Los conceptos básicos de la educación financiera no son complejos: son cuentas simples, del secundario. El poder de la capitalización, el valor del tiempo y la importancia de tener un presupuesto. Y, quizás aún más importante, entender tu propia carga emocional con la plata, que muchas veces termina siendo el mayor obstáculo.

Bryant cuenta en su libro la historia de OC, la pareja de su hermana. Era demasiado orgulloso como para admitir que no ganaba lo suficiente para mantener a su familia. En vez de sentarse con los otros adultos y los adolescentes de la casa a hacer números, eligió vender marihuana. Terminó muerto en una pelea callejera.

Ese fue un momento bisagra. "Siempre quise tener una mente peligrosa y superinteligente. Aspiro a ser peligroso de cuello para arriba, no de hombros para abajo", escribe.

Operation HOPE Founder, Chairman & CEO John Hope Bryant Receives 2023  "Outstanding Voice" Award

Las barreras para la educación financiera

Bryant explica con claridad la primera gran traba para acceder a la educación financiera, aunque —para mí— deja de lado la segunda. La primera es el acceso. De chico, tuvo la suerte de cruzarse con un banquero del Bank of America que fue a su escuela. Le enseñó lo básico, sí, pero también algo mucho más valioso: le mostró otro modelo a seguir. Ese banquero le habló del emprendimiento y le explicó que existían bancos e inversores dispuestos a apostar por una idea a cambio de capital.

Ese fue un momento clave. Y fue el camino que eligió Bryant. Hoy, esa experiencia es una base importante de su militancia por la inclusión financiera. A diferencia de otros que se enfocan en cuentas universitarias o planes de jubilación, él pone el acento en el emprendimiento.

Para quienes vienen, no de la clase media, sino de la clase media baja o directamente de la pobreza, emprender es, muchas veces, la única salida real en Estados Unidos. Y para eso hace falta otro tipo de conocimiento financiero: saber cómo funciona el capital privado, el capital relacional y la deuda.

Las empresas financieras muchas veces no están de tu lado

Hay otra barrera, todavía más grande, que complica el acceso real a la educación financiera. Incluso si alguien tiene conocimientos básicos, el problema es que hay un montón de empresas financieras que viven de sacar tajada del flujo de plata en Estados Unidos. Y su publicidad está diseñada para esconder esa verdad. Ofrecen inversiones para "hacerse rico rápido" o servicios "gratuitos", lo cual, en realidad, es una señal de que estás llenándole los bolsillos a otro, no a vos.

Bryant creció rodeado de casas de empeño y locales de alquiler con opción a compra. Hoy, los pibes se cruzan con esquemas de criptomonedas online y plataformas que venden acciones como si fueran una apuesta. Todo eso refuerza la idea de que invertir es lo mismo que jugar a la ruleta.

En la entrevista que tuvimos, hablamos sobre su visión positiva del crédito. También me contó una historia que aparece en su libro, sobre una línea de crédito de US$ 1 millón que usó para reemplazar un préstamo con garantía hipotecaria de US$ 100.000.

Segunda lección de sabiduría financiera

Otro consejo: nunca preguntes solo cuánto hay que pagar. Si hay intereses de por medio, averiguá bien las condiciones del préstamo.

Las estadísticas muestran que este tipo de herramientas se usan mal con demasiada frecuencia. Muchos emprendedores terminan desbordados por el crédito.

"Estas (herramientas) funcionaron para mí y para la gente que viene del barrio donde yo vivo, son la única opción", dijo.

Entiendo lo que plantea, pero no estoy del todo de acuerdo.

Si buscás a John Hope Bryant en Google, vas a encontrar fotos suyas en eventos en la Casa Blanca durante la presidencia anterior. Su trabajo en temas como diversidad, desigualdad económica y el impacto histórico de la esclavitud perdió respaldo político en los últimos años.

Curiosamente, una de las ideas que propone en su libro fue parte del Proyecto de Ley Big Beautiful: cuentas de ahorro para niños. Su organización trabajó con las Escuelas Públicas de Atlantic para abrir cuentas de US$ 50 a nombre de cada chico que cumpliera con los requisitos.

El Programa de Cuentas de Ahorro para Niños HOPE tiene una lógica parecida a las cuentas Trump: los hijos de ciudadanos estadounidenses nacidos entre el 1° de enero de 2025 y el 31 de diciembre de 2028 van a recibir un depósito inicial de US$ 1.000 del gobierno federal en una cuenta de inversión, para que puedan operar en la bolsa de acciones.

Algunos estados, como Pensilvania, tienen programas similares hace años. Muchas personas, entre ellas Seth Levine y yo, los impulsamos desde hace tiempo.

John Hope Bryant - Wikipedia

Tercer consejo de educación financiera

La última parte del libro gira en torno al emprendimiento y trae el tercer consejo: aprender a usar el capital relacional. A diferencia del crédito, esta es la mejor forma de financiamiento para quienes inician un proyecto. En especial para quienes apuestan por negocios vinculados a la inteligencia artificial, donde muchas veces alcanza con muy poco capital. En ese sentido, conviene tener cuidado con quienes presionan para conseguir financiación antes de haber desarrollado y probado bien la idea. Lo ideal es hacerlo acompañado de mentores y amigos.

El capital relacional está al alcance de todos y no implica pagar intereses.

Decidí hablar con Bryant por mi propia experiencia con la pobreza. No nací en Compton como él, y por suerte nunca presencié la violencia callejera que él vivió. Pero vi lo que pasa con las mujeres que no cuentan con herramientas financieras para dejar una relación abusiva. También sé lo que significa ser madre soltera, sin trabajo, y con una hipoteca que pagar, justo después de un divorcio. Por eso escribo sobre estos temas. Creo que tienen la capacidad de traspasar cualquier diferencia política.

"Este libro no es solo una exploración de simples números, cuentas y jerga, es un viaje al corazón de una nación, su gente y los sueños que los unen —que nos unen—... (Es) una hoja de ruta para nuevas y mejores opciones para un futuro económicamente inclusivo y sostenible", escribe Bryant. Y coincido.

 

Nota publicada en Forbes US.

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