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Diego cabezas
Liderazgo
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La historia de Diego Cabezas Palacios es uno de los muchos casos de éxito de migrantes ecuatorianos en Estados Unidos. Trabaja como Senior Account Specialist III en JP Morgan Chase y es un entusiasta de la inteligencia artificial. Administrador de empresas, soñador y amante de los animales. Aquí su historia.

26 Octubre de 2023 15.53

Sus planes a futuro son ambiciosos. No solo busca llegar a la vicepresidencia del departamento de Consumer Banking en JP Morgan Chase, sino que quiere revolucionar esta institución con inteligencia artificial. Diego Alejandro Cabezas Palacios es un ecuatoriano, quiteño y emprendedor que a sus 29 años se desempeña como Senior Account Specialist III en esta institución, donde gestiona y administra las cuentas y los activos de clientes fallecidos. Es responsable de establecer relaciones con beneficiarios, albaceas y representantes legales para asegurar un proceso fluido y compasivo, cumpliendo con las leyes y las regulaciones de EE.UU. 

Tiene un amplio conocimiento en servicios financieros, leyes de sucesión y administración de patrimonios. Es uno de los tantos compatriotas que -en medio de la pandemia- decidieron salir del país, preocupados por las deudas y la inestabilidad económica. 

En 2020, Cabezas compró con su tarjeta de crédito (no tenía dinero en efectivo) un ticket de avión con destino a Los Ángeles, California, un lugar donde ya había estado en múltiples ocasiones. Llegó para trabajar como cajero en un restaurante de hamburguesas. Ingresó de manera legal, pero decidió quedarse, perdiendo todos los derechos de su visa turística. Nos comenta -en la entrevista- que después de un corto tiempo pudo salir de la casa de su tío y rentar un cuarto propio. A pesar de que la primera noche durmió en el suelo, no cambiaría por nada la satisfacción que sintió en aquel momento.

Esta y otras experiencias hacen que esta historia sea un ejemplo para muchos ecuatorianos que buscan un futuro mejor fuera de nuestras fronteras. Cabezas estudió Administración de Empresas en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y tiene una maestría en Marketing Digital y Comercio Electrónico. Desde pequeño demostró una gran habilidad para los números y se saltó un año en la escuela. Se graduó del colegio Isaac Newton a los 16 años y dejó atrás su deseo de estudiar matemática pura para buscar una carrera con un espectro más grande. 

Vender bicicletas en el norte de Quito fue su primer trabajo y le ayudó a cubrir la colegiatura de la universidad y pagar sus vacaciones en EE.UU. Después se cambió a una empresa de programación neurolingüística y coaching, donde aprendió mucho sobre el relacionamiento humano y las ventas. Sin embargo, su trayectoria profesional comienza en el Consejo de la Judicatura. Lideró a más de 100 personas en el archivo nacional, que recopila todas las causas y los juicios del país.

“Trabajé a tiempo completo. Iba de clases de 7:00 am hasta las 9:00 am y después desde las 18:00 pm hasta las 22:00 pm. Por cuatro años tuve ese ritmo, cuando culminé la carrera ya tenía una posición más importante y entrenaba a las personas de todas las provincias para que aprendan a guardar las causas judiciales. Luego me ofrecieron un puesto similar en el Consejo Nacional Electoral para manejar el archivo y hacer presentaciones para el presidente del Consejo, en ese entonces Juan Pablo Pozo”.

Cansado del sector público y con la convicción de alcanzar nuevas metas decidió probar -por primera vez- suerte en EE.UU. Renunció en 2018 y se fue por tres meses. “Mi objetivo era ver qué onda, cómo se trabajaba, ver cómo es la vida… mi plan nunca fue quedarme a vivir, yo quería salir del sector público y llegué a trabajar en una heladería. Algunas veces pensaba que en Ecuador tenía todo y que había estudiado para no lavar platos, lo que estaba haciendo en esa época”. Cabezas comentó que el idioma también representó un reto, todas las noches repasaba su pronunciación en Duolingo.

Con sus ganancias intentó crear dos empresas que no tuvieron éxito y -sin tiempo ni dinero- regresó a Ecuador. Sus contactos del sector público no contestaban sus llamadas y encontrar un espacio en la empresa privada no fue tan fácil como esperaba. Lo intentó por un tiempo, sin frutos ni esperanzas regresó –definitivamente- a EE.UU. hace tres años, con la consigna de hacer algo grande con su vida. Ahora, está casado, tiene dos perros, Mika y Dakota, tres gatos y 25 peces. Ya tiene la residencia americana y vive en Sanford, Florida.

Llegó a JP Morgan en 2022, el banco más grande de Estados Unidos, después de vender seguros por un tiempo, y desde que inició ha tenido varios ascensos y reconocimientos. “Ingresé como Account Specialist I para tarjetas premium (chase sapphire) en Orlando, Florida. En este departamento descubrí que no había consistencia en la información de los especialistas porque las políticas cambian con frecuencia y desarrollé un sistema que ponía de manera gráfica y sencilla todos los cambios de la semana. Este proyecto incrementó los niveles de servicio en mi equipo en un 30 %”. Debido a esto sus iniciativas se requieren en otros departamentos y así se ha abierto camino en este gigante financiero. “En abril de 2023 comencé un proyecto para el departamento de Estado y desarrollé otro software para disminuir errores legales y aumentar la eficiencia y los niveles de servicio. Esto tuvo un éxito rotundo, mejorando los niveles en un 40 %. Ahora se lo usa a nivel mundial”.

Asimismo, este jugador de tenis y amante del aire libre busca potenciar su empresa de inteligencia artificial, AI Revolution Consulting, que programa chatbots y automatiza procesos para compañías. Sin duda la tecnología está en su futuro. (I)

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