Forbes Ecuador
José Ríos
Liderazgo
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José Ríos es la cabeza de Sistran, una compañía argentina de software que desarrolla soluciones tecnológicas para las industrias de seguros. Está presente en 18 países, brindando soporte a más de 100 aseguradoras. La facturación global en 2022 llegó a US$ 22 millones. En Ecuador, funciona desde 1994.

25 Julio de 2023 12.27

José Ríos, conocido por todos como "Pipo", nació en Argentina. Es ingeniero de Sistemas graduado de la Universidad de La Plata e ingresó a Sistran en 1985 como operador, pasó luego a ser programador y líder de proyectos.

En 1990, cuando se presentó la oportunidad de trabajar en Brasil, fue el primero en levantar la mano. Tenía 26 años y todas las ganas de comerse el mundo. Vivió cuatro años entre Sao Paulo y Río de Janeiro.

Regresó a Buenos Aires por vacaciones, cuando su jefe Luis Mancini le comentó que había la posibilidad de ir a Ecuador. Nuevamente no dudó en decir sí. El contrato era por un año y ya lleva 30 en el país.

Workaholic, emprendedor, con un cerebro lleno de ideas para implementar, nos recibe en su residencia, ubicada en el valle de Cumbayá, con una vista envidiable a Tumbaco, Puembo y Pifo. Con una amabilidad natural, mientras nos tomamos un café, nos relata como anécdota cuál fue su impacto cuando llegó a Ecuador hace casi 30 años. Le pareció espantoso, la persona que debía recogerlo en el antiguo aeropuerto nunca llegó, le ubicaron en un hotel desde cuya ventana solo veía un puente en construcción, era una tarde de domingo. Lo primero que hizo fue llamar a Luis Mancini, líder de la compañía en Argentina, para decirle que ni loco se quedaba, que se volvía a Brasil. La respuesta que recibió del otro lado de la línea fue que tuviera paciencia, al tiempo de pedirle un plazo para reestructurar el proyecto. Solo necesitó unos días para que su visión cambiara. Recuerda que el siguiente fin de semana le invitaron a la feria de Ambato, era la primera vez que asistía a una corrida de toros, ahí tuvo la oportunidad de ver a César Rincón indultar un toro y desde entonces se volvió un aficionado a muerte de la fiesta brava, hasta el punto de atreverse a dar muletazos a vaquillas en tientas de amigos.

Entre risas, comenta que a los 15 días se sentía un ecuatoriano más, sobre todo porque conoció a quien más tarde sería su esposa y madre de sus dos hijos. 30 años después está seguro de que morirá en este país, que le encanta la amabilidad de su gente, los paseos en moto los fines de semana, disfrutar de una buena comida y conversaciones amenas con grandes amigos, que se han convertido en su familia.

¿El proyecto en Ecuador era por un año, qué le hizo cambiar de idea? 

En ese período vi muchas oportunidades de hacer negocio. Yo venía a instalar el software para una compañía de seguros, pero recibí múltiples llamadas de empresas que querían que les hiciera presentaciones sobre el sistema. No me quedé más allá del tiempo establecido, volví a Argentina y me reasignaron a Brasil, pero en mi cabeza ya estaba dando vueltas las oportunidades que había visto en Ecuador. Eso se lo comenté a Luis Mancini, quien me propuso que le hiciera un plan de negocios que presenté al directorio.

¿Ecuador contaba con mercado para esta multinacional? 

Estábamos en Argentina y Brasil, y yo abrí la tercera sucursal en Ecuador.

¿De cuánto fue la inversión inicial? 

Hablamos de dos proyectos: uno estaba en Colombia y el otro en Ecuador. En esa época eran US$ 10.000 por mes que me asignaron de fondos.

¿Qué implicaban esos US$ 10.000? 

En Ecuador tenía que empezar desde cero: alquilar oficinas, ver muebles, contratar gente. Era el hombre orquesta, porque además tenía que trabajar en los proyectos. Había días que no dormía, porque para cobrar mi salario debía tener buenos clientes.

¿Cada cuánto viajaba a Colombia? 

Me tocaba quedarme 15 días y descuidaba Ecuador. En esa época era un relajo. Si bien traía el software listo de Argentina, todo lo demás había que hacerlo aquí, sobre todo había que formar gente para que me apoyara.

En cinco años teníamos 12 compañías de seguros, armamos una empresa de 60 empleados, todos ecuatorianos.

¿Por qué cree que creció tan vertiginosamente? 

Era el momento oportuno. Tuve la suerte de caer de pie en un paraíso donde había mucha demanda insatisfecha en software; eran compañías no tan grandes, porque las gigantes no me regresaban ni a ver.

¿No había quién le parara? 

Sistran Ecuador siguió creciendo y en Colombia logré un proyecto muy grande. Colombia fue otro boom, pero sin Ecuador no habría existido. Llegamos a procesar el 40% del mercado con 19 compañías.

¿En Argentina o Brasil no podía hacer lo mismo?

No, en Argentina en la empresa yo era uno más, mientras que acá soy el rey. Conseguí hacerme socio de la empresa en 1995, entré con un 25 %. Una parte fue dada por los socios y la otra comprada con mis utilidades.

¿Ahora?

Hace 10 años me nombraron CEO para toda la organización y me dieron participación accionaria en los otros países.

¿Cuál es el panorama actual?

Hoy tenemos más de 160 instalaciones exitosas y más de 100 clientes activos en América Latina. Estamos en Argentina, Chile, Colombia, Uruguay, Bolivia, Panamá, Guatemala, El Salvador, Honduras, México y Puerto Rico, en total 18 países.

¿En Ecuador cómo estamos?

Tenemos las compañías más grandes y también corporativas. Por muchos años desde Ecuador exporté recursos humanos a proyectos en otros países. El vicepresidente de zona norte, que incluye México, Colombia y Ecuador, es ecuatoriano.

¿Cuánto factura en Ecuador?

Anualmente estamos sobre US$ 1,5 millones; a nivel global, US$ 22 millones.

¿Cuáles son las expectativas?

Deberíamos ser una empresa en constante crecimiento, pero la devaluación de monedas en países como Argentina, Colombia y Perú nos afecta. Nosotros en total tenemos unas 600 personas trabajando en software para compañías de seguros.

¿El dólar en Ecuador les da estabilidad, al ser una moneda dura?

Totalmente, pero también nos resta un poco competitividad, porque es un recurso caro pagar en dólares; pero tiene grandes beneficios, por ejemplo, cuando haces un plan de negocios en dólares la inflación es muy baja, de un dígito, lo que lo hace muy manejable.

¿Ha pensado expandirse a EE.UU. y Europa?

A Europa sí en el corto plazo; el año pasado hicimos todo un estudio de mercadeo, de búsqueda de socio. Sería a España, pero lamentablemente por la guerra de Rusia y Ucrania el proyecto está paralizado, no creo que sea el momento por las situaciones políticas. Las inversiones están contraídas. La inversión prevista es de US$ 300.000 o US$ 400.000. La estamos extendiendo para el 2024, pero todo depende de que se tranquilice la situación y el continente resurja. La crisis es bastante grande.

En EE.UU. estamos con clientes, pero con compañías latinoamericanas, sobre todo de México, es un mercado apetecido. Tenemos siete compañías de seguros en Puerto Rico, que es un Estado asociado, pero hoy por hoy queremos seguir siendo líderes en el mercado latinoamericano.

Luego de vivir casi 30 años en Ecuador, ¿cómo ve la situación? 

Es muy importante que haya estabilidad política, porque hoy, olla que levantas y salen ratones por todos lados. Esa es la barrera más grande que tiene el país, es necesario dar un escenario de estabilidad y credibilidad que hoy no tenemos. Si el presidente no hace las cosas bien, el inversionista no se arriesga.

¿Seguridad jurídica? 

No solo en Ecuador, sino en toda Latinoamérica es un tema complicado, porque está ligado mucho al gobierno de turno, que mete mano en todos los poderes. Yo creo que la independencia de poderes es otro camino que daría cierta estabilidad para las inversiones. La incertidumbre es un obstáculo, no se sabe si habrá más revueltas, paros o huelgas, cómo se comportará la asamblea, es medio desesperanzador si no hay un liderazgo claro y pleno.

¿Con este panorama han recortado las inversiones? 

Nosotros invertimos, no solo en Ecuador, el 20 % de la facturación en nuevos productos. Creamos una empresa que se llama Sistran Digital, con otro ADN. Hay mucha demanda del profesional informático joven, que tienen otro chip.

¿De cuánto fue la inversión? 

Empezó hace tres años y ya se ha comido unos US$ 7 millones. Tenemos proyectos aprobados en algunos países como Argentina, Colombia y Ecuador. Todavía no vemos ganancia.

¿Momento de reinventarse? 

Siempre. Y el éxito de Sistran, que tiene 45 años en el mercado, es por todas las veces que nos reinventamos, como cinco veces. El mercado lo solicita. Todos los años analizamos la situación, planteamos para dónde queremos ir, cómo vamos a llegar al objetivo, nos han tocado muchas reestructuraciones. Si bien tenemos cabezas que no han rotado, también tenemos mucha gente joven que nos hacen ver las cosas con otros ojos, que yo con 60 años no tengo ni la misma visión ni la fuerza.

¿Cuáles son las tres grandes fortalezas de este país? 

Encontré un país que me abrió los brazos, me encanta su idiosincrasia, la amabilidad de su gente, me siento un ecuatoriano más. Lo conozco de punta a punta, en todos los lugares encuentro algo exótico. Es un país chico, fácil de recorrer. Mi mujer tiene una camioneta grande porque sueña con que nuestros hijos volverán pronto para recorrer nuevamente juntos el país.

¿Qué le apasiona? 

En pandemia toreé la primera vaquilla, hasta que una me revolcó y les cogí respeto.

¿La comida típica le gana a la parrillada argentina? 

La parrillada argentina es deliciosa, pero le confieso que cuando salgo de vacaciones, lo que más anhelo son las sopas y cremas preparadas en casa.

¿Volvería a vivir a Argentina? 

Voy a envejecer y morir en Ecuador. Hace tiempo decidí que a Argentina volveré de vacaciones, allá vive mi madre, tengo 30 sobrinos, un familión que nos reciben como reyes. Ecuador es mi casa, tengo hasta cédula y puedo elegir, aunque para estas elecciones me bajaron del padrón. (I)

*El artículo original fue publicado en la edición impresa No. 11 de abril-mayo de 2023. 

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