Forbes Ecuador
Lourdes Delgado
Liderazgo
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Lourdes Delgado creó su marca Chchukululu, en 2002, con enfoque social.  La materia prima se produce en haciendas centenarias. Su historia está ligada al impulso del sector y ha sido reconocida por su aporte. Ella es una autoridad en la materia.

24 Abril de 2024 12.30

A punto de cerrar la nota, Lourdes Delgado de Pandzic me escribió un mensaje: “El precio del cacao se cotizó a más de 11.000 la tonelada, ¡histórico! El cacao en Ecuador, está al arranchón, dicen los agricultores, y es verdad”. 

Habíamos hablado unos días antes, y la cotización del cacao en grano en los mercados internacionales se ubicaba, entonces, sobre los US$ 10.000 la tonelada, y en el mercado interno se estaba pagando alrededor de US$ 480 el quintal (saca de 100 libras) al productor.

Las proyecciones de esta empresaria son que la cotización seguirá al alza, con variaciones constantes, lo que implicaba que el precio interno también subiera por la libre oferta y demanda. “Pasar de US$ 180 por quintal, entre finales y comienzo de año, a más de US$ 500, esta semana, es una oportunidad y una bendición para los cacaocultores del país”, dice.

El pasado miércoles 24 de abril de 2024, la cotización en la Bolsa de Nueva York era de US$ 11.671 la tonelada, lo que aumentó el precio del quintal en el país hasta US$ 529/530. 

La cotización de la 'pepa de oro' se ha triplicado desde inicios de 2024 y ha disparado las exportaciones ecuatorianas de cacao y elaborados. En el primer bimestre del año, el incremento en las ventas es del 100 % en valor, convirtiéndose en el producto de mayor crecimiento, según los datos de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor). Eso significó ventas por US$ 325 millones entre enero y febrero. En 2023, las exportaciones cerraron con US$ 1.320 millones.

'Lulú', como más se la conoce, había comenzado muy joven, con su padre, vinculado al negocio del café, quien decidió diversificar e invertir en la exportación de cacao. Su aroma la conquistó para siempre hasta creó su propia marca de chocolates Chchukululu, en 2002, después de participar en una reunión de la Organización Mundial del Cacao (ICCO, por sus siglas en inglés). Esa cita, en Londres, fue el punto de inflexión en su vida, que cambió su visión sobre el negocio. Conoció barras de grandes fabricantes, elaborados con cacao ecuatoriano, y regresó convencida de que el país debía mostrarle al mundo que Ecuador también podía fabricar un chocolate fino, gourmet, premium, como se llamara, pero un producto de origen. 

Había estudiado Literatura Inglesa, en Londres, y Administración de Empresas, en Boston. Se casó con un ecuatoriano de ascendencia croata a quien conoció en Manta, donde ella nació. Y venía de una herencia de tradición caficultora, de la época cuando Manabí era la cuna del café. “Represento la cuarta generación de comerciantes de café o exportadores de café, desde mi bisabuelo Ruperto, mi abuelo Ildefonso, mi papi Askley, y yo, todos Delgado, de Manabí. En Manta se fundó Anecafe, la Asociación Nacional de Exportadores de Café, y mi familia fue parte de eso, y todavía seguimos en el negocio del café, no tanto como antes”. 

Conoce cada detalle de la historia del café, cuyas primeras cepas llegaron del África, se sembraron en la hacienda Las Maravillas, en Jipijapa, y el cultivo se expandió en Ecuador. Después comenzó a investigar todo sobre el cacao, a conocer desde su olor, cómo pesarlo, a recorrer las haciendas, a acompañar a los agricultores en las fincas, a buscar la forma de solucionar problemas de conexiones y transporte para sacar el producto. “Era ganar, ganar, ellos vendían y nosotros teníamos un producto de calidad”. 

Chchukululu tiene 65 % de cacao negro, que proviene de haciendas con platas productoras con más de 100 y 200 años de antiguedad, ubicadas en Manabí y en Los Ríos. Exporta 50.000 barras de chocolate premium al año. Llegan a mercados europeos, a través de un distribuidor que tiene en Países Bajos, desde donde se vende para diferentes países. Además, está en perchas de Canadá, Estados Unidos. También se distribuye en hoteles y cruceros, está en eventos exclusivos, como “un ícono de turismo y cultura”. 

Las ventas alcanzan los US$ 500.000 anuales, incluidas las exportaciones y el mercado interno. Decidió ponerle un nombre en quichua a su producto, que significa pájaro que canta. Chchukululu es una marca con enfoque social, gran parte de los ingresos se reinvierten en los campos, en capacitación, ayudando a los agricultores a mantener y mostrar las fincas y su tradición centenaria. Una de ellas es la hacienda de Irina Bravo Aveiga, en Chone, que tiene 200 años produciendo cacao.

“Este momento es la oportunidad para Ecuador para seguir cuidando los suelos y cuidar la producción de cacao nacional o fino de aroma que se cultiva en ámbitos biodiversos, tenemos que apuntalar lo que somos como país, Ecuador es el mayor productor de cacao fino del mundo hasta ahora. Tenemos una genética antigua para seguir produciendo este cacao, que ya se declaró como patrimonio del país, porque hay toda una historia cultural detrás”. Mercados como los europeos están demandando productos con origen de zonas no deforestadas. 

'Lulú' Delgado (54 años) lideró la propuesta para la creación del Museo Nacional del Cacao, en Guayaquil. Fue inaugurado en julio de 2021, en una casona restaurada de inicios del siglo 20, en la calle Panamá. Y en marzo de 2024, la Alcaldía local develó una placa en el sitio con su nombre por su trabajo de investigación histórica en la “compilación y la conceptualización” del Museo. Ella también colaboró con la obra Origen y Aroma del Cacao Ecuatoriano.

En 2015 recibió un certificado de reconocimiento de la Casa de Representantes del Congreso de los Estados Unidos y el nombramiento de Mujer Del Año de la Ciudad de Los Ángeles, por promover la cultura, la heredad o patrimonio y las tradiciones a través del chocolate Chchukululu y diseños de collares en tagua. 

“Siempre fui apasionada por la literatura desde niña. Mi padre quiso que aprendiera inglés a la perfección para que entrara a la universidad, en Boston. La literatura es como un hobby, el dinero se hace en los negocios me dijo, y radicalmente me hizo cambiar de país y de carrera”. 

En 1993, el papá decidió diversificar su negocio de la exportación de café al cacao en grano porque era una época en que el café estaba perdiendo valor en el mercado internacional. Él había visto la oportunidad en Guayaquil para invertir dinero fresco, en un sector donde muchos exportadores estaban quebrando, y trasladaron las oficinas. La inversión fue de 3.000 millones de sucres. 

Para entonces, ella ya había regresado de estudiar, estaba casada y vivía en Manta, pero su padre la quería parte del negocio. “Tenía menos de 30 años y mi papá me decía 'mira el negocio está creciendo', las cosas están yendo muy bien, tienes que venir al mundo del cacao y ayudarme en esto, ¿para qué estudiaste tanto al final del día? Pero a mí siempre me gustó la historia, en los negocios más veía un enfoque social, hasta que me convenció de sumarme”.

En 1995, Askley Delgado llegó a ser el primer exportador de cacao de Ecuador. Luego se hizo socio de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao) y el negocio fue creciendo. “Empecé a conocer su historia y me fui apasionando, me di cuenta que era un negocio de generaciones, un patrimonio que se pasaba de padres a hijos y que había que preservarlo, ayudar a estas personas para mejorar de alguna manera la cadena de distribución y muchas veces adelantar dinero a ese agricultor para mejorar la productividad y que tuvieran liquidez”.

En 1998, ella se hizo socia de Anecacao, y con su padre a la cabeza, dice, que trabajaron en consolidar el gremio, en asesorías técnicas para agricultores, en impulsar las investigaciones para el mejoramiento genético. En 2002, 'Lulú' Delgado se convirtió en la primera mujer en asistir representando al Ecuador a una reunión de la Organización Mundial del Cacao (ICCO), ahí consiguió entre otros temas, que el país fuera sede de una reunión del organismo que impulsó su posición en el mapa. 

“Hay decisiones en la vida que te cambian. Una vez que me hice socia, éramos 27 miembros y una mujer, yo. Nos dividíamos en comisiones de campo y diferentes áreas. Y teníamos que asistir a la ICCO a representar a Ecuador y ser escuchados porque habíamos perdido el 25 % de la exportación de cacao fino, y hubo quienes no querían ir a la cita, habían justificaciones hasta porque no sabían inglés. Así que dije yo voy, y si tengo que defender a Ecuador, tengo los argumentos para hacerlo, hay que conocer otras fronteras, hay que ver qué piensa el mundo”. 

Recuerda que el presidente del Consejo del organismo, el dominicano José Antonio Martínez Rojas, le dijo “qué bien que Ecuador ha decidió mandar una mujer de representante”. Ecuador era el principal exportador de cacao fino o de aroma del mundo, pero ¿qué estaba haciendo? no se conocía y en esa cita logré el apoyo para traer la reunión de la ICCO a Ecuador, y el país comenzó a brillar”. (I)

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