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Liderazgo
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Alejandro Duque encontró en la ingeniería ambiental un propósito de vida. Su trayectoria profesional ha desafiado las fronteras y es un testimonio de constancia y lucha. Hoy brilla en Dubái, Emiratos Árabes.

27 Diciembre de 2023 06.04

Perder el año fue el remezón que Alejandro Duque necesitaba en su vida. Reconoce que en esa época colegial se rodeó de gente que influyó de manera negativa en su comportamiento, hasta volverse casi un forajido. Este resbalón le sirvió para darse cuenta de que debía dar un giro de 180 grados y empezar desde cero. 

“Cuando terminé el colegio no sabía que quería. En un momento me dije voy a ser camaronero, pensaba en algo relacionado con el ambiente, pero también creía que debía seguir el legado familiar y estudiar ingeniería civil igual que mi papá. Fui a dar el examen en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sin prepararme y no pasé, me dieron la opción de ser primero en la lista de espera”.

En este punto de una conversación por Zoom Duque pensó que por algo pasan las cosas. Mientras esperaba una respuesta, una prima le comentó que en la Universidad de las Américas (UDLA) había la carrera de ingeniería ambiental. Decidió tomar esa opción y viendo hacia atrás está seguro de que tomó la mejor decisión. “Durante mis pasantías, pasé un mes en Puerto López, Manabí trabajando en el avistamiento de tortugas carey. Era la primera vez que me alejaba de mi círculo familiar. Soy quisquilloso con la comida, no me gusta mucho el pescado y los mariscos, pero calladito aprendí que tenía que valorar lo que recibía”.

Una vez graduado, con una tesis centrada en el tratamiento de aguas residuales, inició su vida profesional en el estudio jurídico Ruilova y Asociados. “Durante tres meses viajé por el Ecuador recabando información sobre temas relacionados con rellenos sanitarios y tratamiento de aguas residuales. Conocí el Ecuador profundo, llegué a Limones en la frontera norte, una isla en medio de la nada. Pese a las limitaciones con la que vivían me impresionó su amabilidad”. 

Duque, a sus 23 años, sentía que el mundo se le abría y que debía aprovecharlo. Aplicó a Ensingeco, una consultora ambiental. Recuerda que no sabía ni cómo manejar un GPS, pero su  interés por crecer era tan fuerte que no le importaba si no dormía por aprender.

En 2011, Cardno, una multinacional que provee servicios ambientales y de ingeniería para proyectos mineros, petroleros y de gasificación le abrió las puertas como Health & Safety Responsible / Project Coordinator. En esa época realizó más de 100 estudios ambientales en sectores estratégicos de Ecuador y República Dominicana. Años después, en 2017, un acuerdo entre Cardno y DP World, fue el pretexto para que Duque colabore en los estudios ambientales y de seguridad industrial en la construcción del Puerto de aguas profundas de Posorja, Guayas. Ese fue el escalón para llegar a donde hoy está. “Con dos maletas me mudé a vivir en Guayaquil. Me costó adaptarme al clima, no soportaba la humedad y peor los insectos. En lo profesional me sentía como un pez en el agua”. 

Al poco tiempo, DP World Ecuador lo enroló en sus filas como Enviroment Chief.  “Entre las buenas prácticas creamos una hacienda de manglares y monitoreamos a los cangrejos y moluscos en la zona cercana al puerto. Del presupuesto de US$ 500 millones, destinamos más de US$ 500.000 para el área ambiental”. 

Su liderazgo no pasó desapercibido y en 2021 fue reclutado para las oficinas centrales en Dubái, Emiratos Árabes como Manager, Enviroment Program. Y este año fue ascendido a Senior Manager.

En 2022 DP World facturó más de US$ 17 billones a escala global. La firma tiene presencia en 73 países y 106.500 empleados. “Manejamos más de 15 proyectos a escala mundial, en los que mi responsabilidad es buscar la menor afectación en la fase de construcción y operación. Para cada uno de estos programas, el presupuesto asignado supera US$ 1 millón. Es prioritario un buen estudio ambiental para aplicar las correcciones enseguida”.

Lejos de sus raíces, a sus 37 años su esposa y su hijo de dos años son su soporte  en Dubái, una de las ciudades más vibrantes y cosmopolitas del mundo. Aunque el costo de vida es elevado, ha encontrado equilibrio entre su carrera y su vida familiar. “En Quito, si pagas US$ 1.000 por el arriendo de un departamento, acá vale más de US$ 2.500 las frutas y verduras son caras. Un aguacate cuesta sobre los US$ 3 y una sandía más de US$ 10. Cenar en un restaurante lujoso puede sobrepasar los US$ 200 por persona”.

Hace seis meses fue ascendido a Senior Management. Cuando en Dubái son las 21:30, en Quito el reloj marca las 12:30 y este ejecutivo todavía debe revisar algunos correos y conectarse con su equipo de otras regiones por la diferencia horaria. No duda en señalar que seguirá desafiando los límites para dejar una huella duradera en el mundo de la sostenibilidad. (I)

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