Los viajes experienciales ganan terreno. Cada vez más personas eligen evitar los destinos turísticos más populares y se inclinan por lugares menos conocidos y poco visitados. Según la encuesta Unpack '25 de Expedia, el 63 % de los viajeros planea elegir un destino alternativo para su próximo viaje.
La idea de tirarse en la playa o recorrer los lugares más típicos ya no entusiasma tanto. El turismo masivo y los precios altos influyen, pero también pesa esa sensación de desconexión que muchas veces dejan las vacaciones tradicionales. En cambio, hay una búsqueda clara por experiencias únicas, que conecten de verdad con la gente, la cultura local y el entorno.
Para quienes cuentan con un presupuesto generoso y expectativas altas, empezó a aparecer un nuevo nicho que promete experiencias irrepetibles. Se trata de viajes a lugares extraordinarios, con acceso exclusivo a datos y actividades que solo se consiguen pagando mucho dinero. De a poco, este tipo de propuestas empieza a cambiar la forma de entender el turismo de lujo.

"Cada vez más, nuestros miembros nos dicen que simplemente no harán cola durante horas solo para ver un sitio famoso, codo con codo con miles de personas más", explicó James Turner, fundador de 360 Private Travel y elegido como Profesional de Viajes del Año 2025 por Forbes. En su lugar, las experiencias ultraexclusivas, solo para entendidos, se volvieron la nueva moneda de cambio en el mundo del turismo.
La demanda por este tipo de propuestas se multiplicó por cuatro en los últimos tres años. Lo que antes parecía excepcional ahora está más cerca de lo que esperan los viajeros de alto nivel. La idea clásica de lujo —como volar en primera clase o alojarse en un hotel cinco estrellas— ya no alcanza. Hoy, el deseo pasa por acceder a lugares y momentos que se sienten íntimos y, sobre todo, únicos.
Este tipo de viajes marca un cambio fuerte en la forma de pensar el lujo: ya no se trata de pagar por comodidad, sino por lo imposible. Para quienes pueden ir adonde quieran, el nuevo lujo es vivir algo que el resto simplemente no puede.
Cinco experiencias de viaje exclusivas que podés darte si tenés la plata y la imaginación
Los vuelos privados, los traslados en helicóptero y las islas privadas están muy bien, pero el verdadero lujo en los viajes va mucho más allá. Se trata de acceder a lugares que casi nadie pisa, vivir momentos únicos y sentir que sos parte de algo irrepetible.
Subir por dentro del Cristo Redentor: un privilegio para unos pocos
El Cristo Redentor es, sin dudas, uno de los íconos más reconocibles del mundo. Desde lo alto, domina el caos de Río de Janeiro mientras más de dos millones de personas al año se acercan hasta su base para sacar una foto del paisaje que corta el aliento.
Ahora bien, lo que casi nadie sabe es que el ingreso al interior de la estatua está prohibido. Mejor dicho, reservado para muy pocos: apenas 50 personas al año tienen ese privilegio. Y, claro, no es algo que se consiga con una entrada común.
Todo arranca con un vuelo privado en helicóptero hasta la cima, lo que evita el viaje a pie, en tren o por carretera que hace la mayoría. Al llegar, te llevan al interior del monumento para recorrerlo desde adentro y, lo más impactante, subir a miradores secretos. Desde ahí se ve Río como casi nadie lo ve: las favelas, las playas interminables y las sierras que rodean la ciudad. Sí, llevá batería y memoria, porque vas a querer sacar fotos todo el tiempo.
Una cena secreta en lo alto de Oporto
Oporto es la segunda ciudad de Portugal, pero para muchos es la más linda. Se extiende sobre las laderas que acompañan el río Duero y mezcla callecitas melancólicas, iglesias cubiertas de azulejos azules y la obsesión local por el vino que lleva su nombre.
Ahora, si querés ver todo eso desde un lugar único, hay una mesa esperando por vos en un rincón escondido del Puente Dom Luís I. Por ahí pasan 30.000 personas por día y casi nadie nota ese pequeño restaurante secreto, escondido en uno de sus arcos.
Te van a llevar justo antes del atardecer, cuando la luz cae sobre los techos de tejas rojas y empieza a encenderse la ciudad. Desde ahí, el Duero parece un espejo. La cena incluye una francesinha, el clásico local, y un buen par de copas de Oporto añejo. Una experiencia que no figura en ninguna guía turística.
Noche de ópera privada en el Palacio del Gran Canal de Venecia
Venecia no necesita presentación. Es un imán para ricos, famosos y curiosos. Si hacía falta una prueba, bastaba con ver las fastuosas celebraciones de boda de Jeff Bezos, que durante días coparon buena parte de la ciudad. Pero esto no tiene nada que ver con ese ruido. Es todo lo contrario.
Acá se trata de alejarse del gentío y vivir una noche única: una función privada de ópera en uno de los palacios más icónicos de Venecia, con vista al Gran Canal. El edificio, una joya del siglo XV, abre sus puertas solo para vos. Y adentro, cantantes de ópera reconocidos en todo el mundo interpretan arias clásicas exclusivamente para tu grupo —o solo para vos, si así lo querés—.
El marco es imposible de igualar. Frescos originales, candelabros que parecen salidos de un cuento, salas históricas pensadas para la intimidad. Una experiencia que ninguna sala moderna puede ofrecer. Es la historia viva de una de las ciudades más importantes de la cultura europea, desplegada para que la disfrutes como si fuera solo tuya.
El Taj Mahal solo para vos, al amanecer
Tan icónico como el Cristo Redentor en Río, el Taj Mahal es uno de los edificios más famosos del planeta. Este mausoleo de mármol blanco no solo deslumbra por su arquitectura, sino que encierra una historia de amor, poder y legado. En sus 17 hectáreas descansan los restos del emperador mogol Shah Jahan y su esposa Mumtaz Mahal.
Pero claro, su fama también tiene un costo: millones de personas lo visitan cada año. Y eso significa ruido, multitudes y muy poco espacio para la contemplación. A menos que consigas algo que muy pocos logran: un recorrido privado al amanecer, en silencio y sin gente alrededor.
La experiencia se vuelve aún más especial porque quien te guía es Amita Baig, una reconocida historiadora y conservacionista. Con ella no solo vas a caminar por el mármol frío del palacio, sino que vas a escuchar los secretos arquitectónicos que esconde y las historias que revelan la mirada de Shah Jahan. Una forma distinta de ver uno de los íconos más visitados del mundo, como si fuera solo tuyo.
Una noche privada en la Casa Azul de Frida Kahlo
Ciudad de México, la más poblada del continente, tiene propuestas para todos los gustos. Pero hay una que destaca por encima del resto: un recorrido nocturno privado por la Casa Azul, el hogar de Frida Kahlo, cuando el bullicio se apaga y sus más de 500.000 visitantes al año ya se perdieron entre bares, restaurantes y hoteles.
Con la casa vacía, podés caminar por su dormitorio, los espacios donde vivía y —lo más impactante— el estudio donde Frida creó algunas de sus obras más conocidas. No es un museo cualquiera: es entrar en la intimidad de una de las artistas más influyentes del siglo XX.
Después del recorrido, te espera una cena de tres pasos en el jardín, justo en el patio donde Frida y Diego Rivera recibían a sus invitados entre discusiones sobre arte, política y género. Una noche surrealista y profundamente íntima con su legado. Un viaje en el tiempo que no se compra en cualquier lado.
Nota publicada en Forbes US.