Julio Espinosa había estudiado Relaciones Internacionales en Quito. En 2011, mientras trabajaba en una consultora política, un amigo que regresaba de Estados Unidos le propuso elaborar cerveza artesanal casera y la idea de abrir una cervecería los cautivó de inmediato.

Realizar el primer lote de cerveza no fue tan grato para Espinosa. Estaba acostumbrado a trabajos intelectuales, dedicaba sus días a leer y escribir artículos. En ese momento, ensuciarse las manos no era algo que estaba en sus planes. Sin embargo, al destapar la primera cerveza, en la casa de su amigo, experimentó algo diferente. Aunque no está seguro de qué fue, sintió una especie de epifanía, como si hubiera descubierto algo extraordinario.

Espinosa decidió dejar atrás su carrera y su empleo para perseguir lo que hacía latir su corazón. Fascinado por el mundo de la cerveza y su diversidad de sabores, este emprendedor tomó la valiente decisión de viajar a Inglaterra para sumergirse en su cultura y aprender de los maestros cerveceros. "Estudié en una escuela llamada Blue Lab, en Sunderland. Tuve mucho miedo de renunciar a mi trabajo, pero algo internamente me llamaba, aunque no tenía la menor idea de nada".

Sin saber si el camino que estaba escogiendo sería el correcto, decidió arriesgarse y permaneció en Inglaterra durante seis meses. Al volver a Ecuador, instaló su propia planta cervecera con una inversión de US$ 30.000. "De repente me vi con una empresa y comencé a invitar a mis amigos a la planta a tomar cerveza". En octubre de 2012, Espinosa lanzó la marca por primera vez al público durante un festival gastronómico. Este fue su punto de despegue para distribuir su producto, sin un punto físico. 

El logo de la marca es un cerdo con alas y tiene una simbología especial. "Siempre nos ha gustado la idea de utilizar símbolos que representan la libertad y el espíritu emprendedor. Creo que encarna perfectamente estos valores, desafía las expectativas y rompe con las convenciones establecidas. 'Andes' hace referencia a nuestra identidad".

"Luego de saltar y volar, me estrellé contra el suelo muchas veces", recalca este soñador. Uno de los momentos más difíciles y transformadores llegó en 2018, cuando sufrió una quiebra, como empresario y como persona. Su vida se convirtió en un caos por múltiples razones y cerró su empresa. Para solventar la situación, se vio en la necesidad de solicitar un crédito bancario y utilizarlo para liquidar a sus empleados y pagar deudas acumuladas. 

Pero, siempre hay una luz al final del túnel. Para Espinosa lo más importante, luego de estar en un abismo, es identificar hacia dónde quieres ir. En ese momento, este quiteño tenía una banda con cuatro amigos, que hoy toca casualmente. Fue entonces cuando Carlos Hervas, uno de sus compañeros de banda y actual socio, le ofreció una oportunidad única: convertirse en su inversionista para la apertura de un pub. Con el deseo de darle un giro a su vida, aceptó la propuesta sin titubear. Vendió su automóvil, resolvió diferencias con su familia y, con el apoyo financiero de su socio, logró dar vida a su sueño con la inauguración del primer bar en Cumbayá, con una inversión de US$ 80.000. 

Con el bolsillo ajustado, Espinosa se aventuró para conseguir una certificación en Alemania en el Instituto de Investigación y Enseñanza Cervecera de Berlín (VLB). "Este instituto es financiado por grandes cervecerías de todo el mundo y brinda apoyo en el desarrollo de productos y resolución de problemas de calidad". Después de seis intensos meses, logró obtener la certificación como maestro cervecero, cumpliendo así uno de sus mayores anhelos. 

La planta de Andes Brewing produce 6.500 litros de cerveza artesanal, mensualmente. Espinosa empezó con cuatro variedades, de las cuales aún mantiene tres. Al momento, esta cervecería posee de 10 a 12 sabores, dependiendo de la temporada. Hace dos años, la empresa abrió el segundo pub, que se encuentra en la Pradera. 

En diciembre de 2023, con mucho esfuerzo y la responsabilidad de ser parte de la magia del Centro Histórico de Quito, Andes Brewing encontró el espacio ideal para la apertura del tercer pub, en la Plaza del Teatro. El sitio tuvo una inversión de US$ 170.000. Para Espinosa, este sector es un tesoro invaluable para los quiteños. "Siempre estamos aspirando a más y nos olvidamos de las cosas increíbles que tenemos a la mano y esto es el Centro Histórico".

Andes Brewing tiene un estilo distinto. El lugar se combina con la camaradería y es un refugio acogedor. Hay color por todos lados y el rock and roll de fondo contagia las ganas de tomarse una cerveza. "El 90 % de las piezas decorativas de este local son ecuatorianas. Por ejemplo, las etiquetas de marcas que están pegadas en nuestras mesas datan de hace aproximadamente 100 años. Vas a encontrar muchas obras y eso es parte de nuestro secreto". 

La empresa facturó en 2023 cerca de US$ 600.000 y genera empleo para 35 personas, entre la planta de producción y los tres bares. Para este 2024, Espinosa analiza la apertura de un cuarto local en Quito o en otras ciudades del país. 

Sin duda, el Julio Espinosa de 38 años no es el mismo de 25. Ha aprendido mucho y tiene un mensaje claro: "A veces hay que arriesgarse, a veces hay que ser prudentes, pero en definitiva lo que debes aprender a hacer es liderar". (I)