María Verónica Navas Flores nos recibió en su nuevo emprendimiento. Un espacio minimalista, construido desde cero, que se ubica en una plaza de Tumbaco, uno de los valles de Quito. Nació en la Capital y cursó sus estudios superiores en la Universidad San Francisco de Quito.
Al inicio, mostró una inclinación por los números y estudió finanzas por cuatro años, pero al final de la carrera, buscó un lado creativo. Fusionó el marketing, la comunicación, las relaciones públicas y los negocios. Realizó una maestría en España y esto le dio una pauta para emprender. Navas afirma que buscó entre muchas ideas, hasta encontrar la ideal. Su padre era quien las calificaba y, de vez en cuando, la desalentaba cuando alguna no "pintaba bien".
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Mientras estudiaba la universidad trabajó en empresas como: General Motors y Quifatex. También, pasó por una aseguradora hasta que en 2022 se mudó a Barcelona, España, por unos meses. Vivió un momento personal complejo y un estudio de indoor cycling fue su respaldo y su mejor compañero. Descubrió que la actividad, usando luces y música, ofrecía un beneficio físico y mental. Vio en esa experiencia algo distinto y sabía que había encontrado lo que tanto buscaba.
Volvió a Ecuador y se dedicó a trabajar, volcando su energía completamente en las finanzas y el marketing. Un año más tarde, en 2023, comenzó una búsqueda para reencontrar a su viejo compañero y notó que en Quito y en el país no existía lo que había experimentado en Barcelona. Viajó, estuvo en México y, de nuevo, en España. Observó conceptos en Estados Unidos y así la idea de Amina tomó forma. La creó desde cero, pensando en fusionar fiesta y ejercicio. Buscó un impacto integral, poniendo el foco en el beneficio emocional.
Desde niña disfrutaba hacer cosas para su familia. Navas pensó en un restaurante, en una fábrica de donas... pero siempre buscaba impactar de una manera correcta, sana, saludable y divertida. Con Amina, todo fue diferente, se preparó y le presentó el proyecto final a su padre, quien le dio el capital inicial de US$ 120.000. El dinero se destinó en varias etapas: creación de marca, compra de bicicletas y adecuación del espacio.
El tamaño del mercado global de esta actividad estuvo en US$ 1.500 millones en 2021 y se espera que alcance alrededor de los US$ 2.800 millones hasta 2030, según Custom Market Insights. Mientras que, el mercado mundial de las bicicletas de ejercicio de interior se valoró en aproximadamente US$ 2.100 millones en 2023 y se espera que alcance los US$ 3.500 millones para 2032, de acuerdo con Business Research Insights.
El lugar donde opera este negocio se construyó desde los cimentos. Esta quiteña, de 25 años, diseñó el espacio con un arquitecto y un diseñador de interiores. Las bicicletas las importó de Estados Unidos. En la actualidad, recibe a 17 personas por clase y ofrece seis horarios de lunes a viernes: 7:00, 8:00, 9:00, 10:00, 18:00 y 19:00. Los sábados también imparte tres clases: 8:00, 9:00 y 10:00.
Oficialmente, abrieron sus puertas en marzo de 2024, un año donde facturaron cerca de US$ 90.000. El costo de una clase para alguien que prueba por primera vez cuesta US$ 13. Sin embargo, esta emprendedora asegura que cuentan con planes mensuales, trimestrales y anuales para que sea accesible para quienes buscan mantener su estado de salud en buenas condiciones. El plan Élite, el más completo, está en US$ 520 y ofrece 100 clases por un año.
Uno de los retos de esta idea estuvo en encontrar a los instructores, explica Navas. Como la actividad no existía en el país, la búsqueda fue particular. "Pablo, un amigo de la universidad me dijo que estaba interesado y se certificó en Estados Unidos. Otro amigo también tuvo la certificación en línea y otros han llegado por curiosidad". El equipo cuenta con cuatro instructores y Navas se sumó hace poco, ya que no solo quiere dirigir su empresa, sino que busca compartir su pasión por esta actividad.
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Esta promotora de bienestar dedica el 100 % de su jornada a Amina y su familia es una parte fundamental. Cada uno aporta desde su área de conocimiento y esperan incrementar su facturación. Este 2025, ya superan los US$ 10.000 mensuales y están buscando el espacio para abrir su segundo local en Quito. Es una actividad nueva, que se está abriendo espacio en una generación que cada vez busca más alternativas de ejercicio que son tendencia en el extranjero.
Para ir a una clase, se aconseja llegar con tiempo para ajustar la bicicleta y colocarse los zapatos específicos (Amina los presta o los vende). Se deben tomar instrumentos como pesas, antes de sentarse, y comienza la fiesta. Con un ambiente oscuro, sin ventanas o luz natural, este lugar se transforma en una discoteca. La música a todo volumen se fusiona con el movimiento de brazos y piernas, que siguen el ritmo de las notas musicales.
El nombre Amina proviene de dopamina, que es la hormona de la felicidad que produce el cuerpo con el ejercicio. Sin duda, la luz, la música y la motivación durante la clase contribuyen a generarla. Un momento clave es el 'insight', donde el instructor conecta con el participante. Navas invita a probar esta experiencia, que la describe como algo único. Recibe a todos, desde principiantes hasta avanzados. Cada uno va a su ritmo, la meta es no dejar de pedalear. (I)