Todo empezó con un arete o mejor dicho, con varios. Katherine Ramírez estudiaba diseño de joyas. En uno de los talleres le pidieron una colección completa y decidió inspirarse en los huesos del cuerpo humano. No tenía experiencia previa, pero se arriesgó: usó lo que tenía a la mano, mezcló materiales, texturas y colores. Terminó con una serie de diseños que fueron "la sensación". Sin saberlo, había sembrado la semilla de su negocio.
Tenía 20 años y su capital inicial fue de US$ 500, explica Ramírez en una entrevista con Forbes Ecuador. Se puso una joyería en el Centro Comercial El Bosque que aún sigue activa, pero con un enfoque de lujo. Su historia no se quedó en Quito, su ciudad natal. Esta ecuatoriana de 36 años, a finales de 2018, decidió mudarse a España, buscando nuevos horizontes para su profesión. Una experiencia que le abrió los ojos a otra escala de lo que podía hacer.
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Creció entre metales preciosos y bocetos. Su padre también es joyero y desde los cuatro años ya dibujaba sus primeros diseños. Ramírez empezó como maestra orfebre en la Junta Nacional de Defensa del Artesano y luego se convirtió en diseñadora. Sus piezas se vendían entre amistades y, con el tiempo, llegaron a clientes de Suiza, Francia y Estados Unidos, gracias al boca a boca (un método de marketing que aún lo utiliza).
A los 30 años decidió especializarse en España. Estudió Gemología en Madrid y luego se graduó como experta en diamantes. Desde entonces, sus creaciones se han presentado en MoMad, el evento de moda más importante del sur de Europa, y han desfilado en Alicante, Valencia, Asturias, Tenerife y Madrid. Por ejemplo, su anillo "Charli Rose", hecho en oro con una piedra llamada "rosa de Francia", compitió internacionalmente en el concurso "Arte y Joya" junto a piezas de Japón, China y Bélgica; lo que la colocó en el centro de los reflectores.
Ramírez ha sido entrevistada en medios de más de ocho países y sus colecciones aparecieron en revistas como: Hollywood Magazine (EE.UU.), Spazio Demo Magazine (Italia) y Mundo Warmi (Argentina). Entre sus joyas más destacadas está "Sofía", un colgante victoriano creado en honor a la Reina Sofía de España, subastado y vendido por cuatro veces su valor. Por ello, recibió la "Carta de Oro" del exembajador de Ecuador Andrés Vallejo.
Otra pieza icónica es "Sorrisa Flebile", un colgante de plata valorado en US$ 1.000, expuesto en el Museo de La Orotava en Tenerife y en IFEMA Madrid, como parte de un concurso benéfico. Este tipo de iniciativas la llevaron a recibir un doctorado Honoris Causa por la World Humanity University de Miami, por su labor social durante 15 años. Inició con cautela, trabajando en plata, y ahora sus seguidoras solicitan piezas preciosas como: diamantes, zafiros azules, rubíes, topacios y más. Ella diseña a la medida y al mes elabora unas 20 joyas, sin tomar en cuenta sus dos colecciones anuales (con 25 juegos cada una, valorados en unos US$ 94.000).
Hoy, Ramírez, es joyera personal del conde español Sánchez Ocaña. Diseña, repara y analiza sus piezas de alta gama. Poco a poco se abre camino en Europa y fue nombrada perito judicial ante el Reino de España, inscrita en todos los tribunales de aquel país para emitir informes técnicos en casos legales de joyería. Ramírez explica que es miembro de la Hermandad Nacional Monárquica de España. Ha dado conferencias como la de Corpojova en Colombia y se prepara para convertirse en tasadora internacional en la escuela de Jesús Yanes, uno de los nombres más prestigiosos de la alta joyería española. Sabe siete idiomas, suma 25 diplomas y colecciona dos premios internacionales por "su excelencia profesional".
En pasarelas de lujo como las del Hotel Meliá o Las Arenas de Valencia presentó colecciones en colaboración con diseñadores como: María Antonietta Couture, Anahí Denavi y Mia Martti. Asimismo, ha compartido espacios con celebridades como: Raquel Bollo, Yola Berrocal, Luis Figo, Toño Cuéllar y, en actos oficiales, con la infanta Leonor y la Reina Sofía. Hace unos meses, fue recibida por el presidente Daniel Noboa en Madrid, quien reconoció su trabajo como representante del talento ecuatoriano en Europa.
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En la actualidad, Katherine sigue llevando su marca a pasarelas internacionales, escribe como columnista de lujo en EnGlobe Luxury y Spazio Demo. Espera traer una escuela para joyeros al país y envía sus diseños para que sean replicados en su tienda, que factura cerca de US$ 80.000 anuales. Una de sus joyas puede valer US$ 6.500.
En septiembre estará en el Milan Fashion Week y nunca cambiará el fútbol, la música y las joyas, sus grandes pasiones. "Ha sido un camino de sacrificio y compromiso, pero aquí estoy, representando a Ecuador con orgullo. Y voy por más". (I)