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Mabel Orbe y su mascota Quito - Ecuador
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Dos gatos son el abrazo que nunca falta en casa de la coordinadora General de Lumina Ecuador, Mabel Orbea. La ejecutiva, que trabaja nueve años en la minera, vive con Pollo y Kiwi, ambos rescatados. El primero accedió a las fotos, el segundo se esfumó.

17 Febrero de 2023 13.16

Desde 2014, Mabel Orbea es la coordinadora General para el grupo canadiense Lumina en Ecuador. A su cargo está el sostenimiento y good standing de un portafolio de más de 40 títulos mineros en el país y la operación de dos proyectos. La inversión de los últimos cinco años ha sido de US$ 95 millones, principalmente en actividades de exploración geológica, monitoreo ambiental e inversión social. 

Lumina llegó al Ecuador hace nueve años. Con oficinas en Vancouver, Canadá, sus principales actividades están en Cangrejos, el depósito de oro primario más grande del país, donde cuenta con cinco concesiones mineras de oro y cobre, en 5.594 hectáreas en El Oro; y, Cóndor, con tres concesiones de oro-plata-cobre en 5.871 hectáreas en Zamora-Chinchipe. En el primero, la empresa tiene comprometido hasta el momento una inversión superior a los US$ 9,3 millones y está a punto de concluir los estudios de prefactibilidad en 25 pozos. Mientras que la perforación en Cóndor empezó en 2021.

Cuando esta ejecutiva llega a casa en las noches, dos gatos le esperan para cenar. “Mis bichos me alegran la vida y me esperan al final del día. Son muy cariñosos y melosos, les encanta que les cargue, son mi compañía, ya que mis dos hijos estudian en el exterior”.

Pollo, llegó hace 10 años. Junto a sus hijos, Orbea caminaba por la playa en Casa Blanca, Esmeraldas. Vieron una gata con varios cachorritos. “Preguntamos si tenían dueños y nos dijeron que no, que muchos mueren porque nadie les da de comer. Entonces, decidimos darle una oportunidad al más pequeñito. Le nombramos así porque es amarillo y casi no se le escuchaba cuando maullaba”. 

Mabel Orbe y su mascota Quito - Ecuador
Foto: Pavel Calahorrano

Apenas llegaron a Quito, le llevaron al veterinario. Estaba lleno de pulgas, flaco, desnutrido y delicado de salud. Un mes después, corría por toda la casa, rascando los muebles que encontraba en su camino.

En 2017. adoptaron a Kiwi. El minino estaba en un terreno cerca de la casa e hicieron contacto. El pequeño la vio, se acercó. ¡Así que se lo llevó a casa! Pocas semanas después, Orbe sufrió un quebranto fuerte de salud, con dolores insoportables en el vientre. Finalmente le sacaron el útero. “En el post operatorio, Kiwi estuvo pegado como chicle, su apoyo emocional fue indescriptible, mis hijos eran adolescentes y andaban en lo suyo”. Pollo era más indiferente. 

En casa, todo gira alrededor de los dos gatos, juguetes por todas partes, camas tanto en el dormitorio como en el área social. Cuando llegamos, Kiwi simplemente desapareció, le buscamos por todos los rincones, entre los muebles y hasta detrás de la refrigeradora, pero nada, simplemente no quería que le fotografiáramos. Apenas nos fuimos, apareció de la nada, así nos lo contó Orbea a través de una llamada. Pollo, aunque un poco receloso con la cámara, colaboró en los diferentes escenarios sin mayor problema.

Los dos duermen con ella en su cama, hay veces que se acuestan sobre la almohada. En la mañana desayunan juntos y también practican yoga, cada uno a su manera. Esta ejecutiva no tiene horario de trabajo, cuando tiene que ir a los proyectos sale a las 05:30 y en la tarde puede llegar en cualquier momento, puede ser a las 15:00 o a las 22:00. “Hay veces que cuando me voy en la mañana se ponen a llorar como niños chiquitos, al punto que mis vecinos tienen que llamarme. Con paciencia, debo regresar a tranquilizarlos y volver a salir”. (I)

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